¿Bailamos?

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Amaris entró rápido a su casa para guardar los libros en un lugar seguro, estaba agitada y apenada por lo sucedido hace un momento con Dennis, también sentía tristeza por el chico; ocultarle cosas a su mejor amigo, desobedecer y poner en jaque toda su carrera al igual que Lexie por hacer lo que consideraban correcto y encima tratar de entrenarla... se iba a esforzar, el sacrificio que ambos hacían no sería en vano. Con todo eso en mente entró a su habitación para buscar el rincón ideal dónde ocultar esos preciosos volúmenes.

-(¿Dónde podría ponerlos? Mmmh, debe ser en dónde nadie se atrevería a buscar...un punto que no levante sospechas...)- Recorrió todo su cuarto de arriba hacia abajo con sumo cuidado, analizando los pros y contras de cada posible escondite. Finalmente optó por ocultar los libros en el cajón de su ropero dónde colocaba su ropa interior. Sus padres nunca entraban a su habitación, el único que podría ponerse a esculcar sería Evan y como era tan "caballero" al menos ver la ropa íntima podría detenerlo... eso esperaba.

Empezó por sacar todo y colocar los textos de forma que no hicieran un bulto sospechoso, solo dejó afuera un libro que comenzó a leer, quería aprovechar el tiempo que tenía disponible para ponerse a estudiar cuanto antes. "Bestiario: compendio completo de criaturas" la introducción hablaba de sus hábitos, fortalezas y debilidades, territorios preferidos y otras curiosidades a tomar en cuenta. El tomo explicaba a detalle todo lo que un cazador debe saber sobre sus presas, un apartado en el índice le provocó escalofríos. -(¡Licántropos!)- Extendió la yema de sus dedos y apartó varias páginas del libro hasta dar con ese capítulo.

"Introducción: Los licántropos conocidos también como hombres lobo, son criaturas capaces de confundirse con los humanos al adoptar la apariencia de éstos, aunque en la mayoría de los casos ésto no ocurre ya que prefieren andar en modo bestia corriendo por los bosques en manada o pareja.

Son criaturas peligrosas, salvajes y con la fuerza suficiente para devastar pueblos enteros, los primeros ataques fueron tan brutales que solo quedó la sangre pintando la tierra de todas las víctimas."

-(Qué escabroso)- Pensó la chica mientras una de sus manos se posaba en su boca y se le dibujaba un gesto de miedo, pero continuó leyendo:

"En extremo territoriales, cualquier ser o criatura que se acerque demasiado será exterminada sin piedad por la manada entera, cada cierto tiempo acuden a poblados pequeños dónde terminan arrasando todo, se desconoce el motivo principal por el que desatan su ira, atacan principalmente por la espalda y siempre muerden el cuello hasta romperlo, cuando no matan, violan a sus víctimas las cuales tiempo después desaparecen sin dejar rastro, tanto varones como mujeres. Dotados de una fuerza muy superior a la de un humano o un lobo común, violentos, sanguinarios y peligrosos." 

-(Pero... Karan me dijo cosas muy diferentes a las que se describen en éste libro, aunque ahora que lo recuerdo, cuando salió de entre los arbustos como lobo justamente le mordió el cuello a aquel horrendo sujeto...)- Se le hizo un nudo en la garganta y otro en el estómago, -(¡NO!)- Se recriminó agitando su cabeza rápidamente como tratando se sacar volando esos pensamientos. -(¡Karan lo hizo para protegerme! Lexie también comentó que de haber querido nos habría librado solo a mi abuelita y a mí del peligro, pero se quedó peleando salvaguardando a sus enemigos incluso sabiendo que no le tendrían piedad.)- Con todo eso dándole vueltas en la cabeza continuó leyendo, había fechas de registro de los ataques, seguidos de descripciones muy gráficas, aunque como no estaba del todo convencida, analizó con cuidado cada una de ellas. En efecto los patrones de ataque en un principio fueron muy frecuentes, luego empezaron a ser más espaciadas y finalmente casi inexistentes, los últimos datos eran de lobos que convivieron con humanos y como humanos, al parecer tenían familia pero fueron descubiertos y tal como alguna vez lo habló con Karan, acabaron cazados o linchados al igual que sus familiares. Ella reflexionaba, por un lado en el texto se les daba todo el crédito a los cazadores por la disminución de avistamientos, gracias a sus esfuerzos por proteger a los ciudadanos repeliendo a los agresores, pero por el otro derivado de lo que había conversado con su amigo, seguramente empezó algún cambio en los lobos y por eso en lugar de seguir regando sangre simplemente se alejaron y adoptaron otro comportamiento. Algo si debía ser cierto, ninguno de los dos lados podía tener toda la razón.

Una Historia De Caperucita, El Lobo Y El CazadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora