Parte 6

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Stephen se encontraba agotado después de una operación que le llevó cerca de nueve horas, lo único que deseaba era llegar a su departamento y dormir en su cama. Por suerte esta vez la operación si era de las de su tipo, ya que al ser tan reconocido a veces algunos pacientes le pedían operaciones simples, al juicio de Strange, que no tenían que ver con neurocirugía.

Se dirigió al baño para cambiarse de ropa y asearse un poco, ya una vez en su departamento se ducharía y dormiría hasta que tuviera que asistir a la siguiente operación, una semana sumamente agotadora.

Ya estando en su departamento, se extraño de encontrar la puerta abierta. ¿Le habían entrado a robar?

—Stephen... llegaste— apareció una rubia desde la cocina, la cual se acercó y recibió al mencionado con un beso en los labios, el cual iba subiendo de temperatura a medida que los segundos pasaban.

—Jessica... ¿qué haces aquí?— preguntó el doctor mientras dejaba su maletín y abrigo en el sillón. —Pensé que te habías marchado luego de que me fuera al hospital— sin darse cuenta olfateo el aire, el aroma era exquisito, por lo que sus pies lo dirigieron a la cocina donde se estaba cocinando una lasaña, según veía a través de la puerta del horno.

—Le quedan unos minutos— le informo la mujer. —Vamos... en verdad querías que me fuera luego de que lo pasamos increíble en la noche.

—Y ahora estoy sumamente cansado.

—Huy, doctor— ella le golpeó el hombro. —¿Tan viejo esta?

—Sabes a qué me refiero— se acercó a la mujer y con su diestra le rodeo la cintura para acercarla a su cuerpo y besarla. Una vez que se separaron el horno había terminado por lo que ella sacó la lasaña y Stephen acomodó los platos en la barra de desayuno. —Agradezco esto, pero en verdad necesito que mañana regreses a tu casa.

—Tan poco romántico, como siempre— se quejo ella. —¿Que...? ¿No me digas que traerás a alguien más?

—No empieces con las escenas de celos... sabes muy bien que yo en ningún momento te prometí fidelidad, al contrario te explique como es mi vida.

—Eres un idiota Strange— respondió ella. Le miró fijamente y suspiro para luego sentarse y empezar a comer. —No te daré el gusto de que me marche hasta luego de comer lo que cocine.

—Esta delicioso, como siempre— se acercó y le beso en la mejilla. —Agradezco sinceramente esto, porque sabes que no tengo tiempo ni ánimos para comer algo saludable.

—Y así te haces llamar médico...— bromeó ella.

—Pero dime...— habló después de comer una porción. —¿Cómo cocinaste esto? No tenía ingredientes en la despensa.

—Duh, como se hace siempre que necesitas algo... sales a comprarlo.

—¿Dejaste mi casa sola? ¿Sabes lo peligroso que es eso?

—Cálmate Strange— se quejo y cruzó de brazos mientras le dirigía una mirada enojada. —Tengo muy en claro que hay un tipo que te acosa... simplemente hable con tu vecino, le explique la situación y se ofreció a cuidar la casa mientras iba a comprar.

—¿Se ofreció?— Stephen no estaba seguro si hablaban del mismo vecino.

—En realidad su pareja me acompañó al supermercado y luego regresamos, muy simpáticos.

Ahora Stephen entendía que Berwald se quedó cuidando su departamento mientras Jessica salía con la pareja de este, nuevamente le debía un favor a ese hombre. Stephen hace mucho tiempo atrás no se relacionaba con sus vecinos, pero en el momento que aquel acosador logró llegar a la puerta de su casa, agradeció la intervención de Berwald.

Eres mi omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora