Parte 2

6.5K 571 129
                                    

—Tony...— llamó la mujer mientras buscaba a su hijo en las habitaciones de la segunda planta. —Cariño... no te daré tu sorpresa si no sales— advirtió juguetonamente.

Adoraba estos momentos en donde solo eran ella y su pequeño niño.

Tony ya tenía 12 años, era todo un pequeño chico valiente que no era consciente todavía de lo que significaba ser un omega. Su madre no lo iba a atormentar con tan corta edad respecto a todo lo que implicaba y el peso que tenía un omega en la sociedad, o la falta de... dependiendo de quien lo mire.

—Si salgo entonces no podrás ver mi sorpresa— se escuchó la voz del pequeño, al parecer se encontraba detrás de los sillones del fondo. —Y tu quieres ver mi sorpresa— dijo de forma arrogante. Había cosas que no le agradaban del todo, pero así su pequeño era... en un futuro debería lidiar con su forma de ser y esperar a que todo le resulte bien.

—Vamos, si sabes que quiero ver tu sorpresa... pero según me enteré por un amigo— alargó la última sílaba mientras caminaba en círculos por donde se encontraba la puerta, no necesitaba ver a su hijo para saber que este se estaba asomando por uno de los costados buscando aquello que siempre lo alegraba cuando mencionaba a su "amigo". —... a tu sorpresa le falta algo para que termine de funcionar.

—¿Traes la pinza para dum-e?— el pequeño salió corriendo mientras se acercaba donde su madre. Una vez con ella empezó a saltar emocionado mientras intentaba tomar aquella bolsa que sostenía entre manos.

—Quieto pequeño... sin calma no hay tranquilidad... y sin tranquilidad tus ideas no pueden fluir...

—¿Por qué siempre hablas tan raro?— se quejó.

—¿Consigue eso que te calme o no?— Tony no se había dado cuenta, pero estaba quieto y expectante a que su madre le entregará aquel regalo.

¿Quién sería ese amigo especial?, pensando en eso no se dio cuenta de lo que dijo su madre, y esto bien funcionaba para calmar esos brotes de hiperactividad.

—¿Quién es tu amigo?— le preguntó. Si bien antes pensaba en ello y cuando su padre traía visitas a casa buscaba a alguno que pudiera estar interesado en la tecnología como el, ninguno se ajustaba a la imagen que creó en su mente de niño.

—Es alguien importante y sumamente extraño, pero esta muy interesando en que tú desarrolles tus pasiones.

—¿Lo conozco?

—No mi niño— le regaló una sutil caricia en la mejilla. —No se conocerán hasta que sean grandes, pero te aseguro que no habrá ningún problema.

—Si no lo conozco ¿cómo puede saber que me apasiona?

—Digamos que le hago un favor, él hace unos años me pidió que te hiciera alguien grande e importante, con aspiraciones y en busca de un futuro prometedor... yo le ayudo a que eso ocurra.

—¿Por eso me compras piezas para mis robots?

—¿Cómo que robots, si dum-e es el primero que haces?— Tony bajó la vista mientras se sonrojaba, no le gustaba mentirle a su madre, pero ya había intentado hacer otros hace algunos meses, pero lamentablemente con las cosas que tenía en su hogar no era posible. Por eso esperaba con tantas ansias los regalos de aquel "amigo". —¿Me escondes algo, Anthony?

—No... es que... es como la tercera idea, los primeros dos no funcionaron— le confesó mientras se cruzaba de brazos molesto. Cuando Tony se frustraba todos en la casa debían esperar a que se le pasase porque se encerraba en sí mismo y no había quien pudiera aguantarlo cuando luego le venía el mal genio.

La mujer se arrodillo en el suelo y dejó la bolsa a un lado para así poner ambas manos en los hombros de su hijo y que se pudieran mirar fijamente.

Eres mi omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora