Cuando Strange terminó con las personas que tenían al castaño ingresó a la habitación donde supuestamente debería estar, el resto de la casa estaba vacía a excepción de los cuerpos de aquellos tipos.
Una vez que entro se dio cuenta del extraño aroma que presentaba el menor. Fortuna era que lo que estaba haciendo la pandilla de Yondu sirviera para que la parte racional de Stephen esté por sobre la sentimental o animal en este caso.
—¿Tony?— llamó antes de poner un pie dentro de la habitación. Está completamente oscura, ya sea por cortinas como por tablones en las ventanas.
Un quejido de dolor y miedo se dejó escuchar.
—Tranquilo soy yo— dijo para buscar un interruptor. Hubiese deseado jamás tener que ver tan dantesca imagen.
Tony se encontraba sobre una mesa que tenía unas sábanas dobladas, sus piernas y brazos estaban atados por cables de teléfono y todo su rostro estaba cubierto por una especie de funda de almohada que presentaba dos agujeros, uno en la boca y el otro en la nariz; la tela se mantenía en su lugar por un poco de masking que daba vueltas alrededor de la cabeza del castaño.
El castaño estaba sobre la mesa arrodillado, con los brazos tras la espalda y una soga que le obligaba a mantener esa posición, sus tobillos se encontraban en el borde la mesa amarrados entre sí y a las patas de la mesa.
Era clara la razón de aquella posición, por si cabían dudas solo se tenía que observar el semen escurriendo de la entrada del castaño. Tony algo se encontraba murmurando, pero no se entendía ya que sonaba como que tenía algo en la boca.
—Vamos a salir de acá— hablo Stephen haciéndose tripas el corazón e intentando tener la cabeza lo más fría posible.
Su semblante se mantuvo lo más sereno posible mientras se acercaba hasta donde el omega y mientras le soltaba, pero su careta se cayó al momento que observó el cuello de Tony. Estaba completamente desgarrado, se notaba que se debió a mordidas y uñas.
Tony no deseaba ser marcado por alguno de ellos y haría lo que sea para impedirlo, incluyendo que nadie más a futuro logre marcarlo.
El alfa de Strange se volvió a descontrolar al darse cuenta de la gravedad de eso, ya su omega no sería suyo... ya no... nunca más...
Las feromonas que soltó en su rabia, asustaron a Tony quien empezó a chillar, por lo que se tuvo que calmar. No se dio cuenta del momento en que estaba llorando, solo reacciono a esto cuando estaba recorriendo con la punta de sus dedos el cuello de Tony y se encontró con este mojado, se llevó las manos a los ojos para caerse de rodillas mientras se disculpaba con el castaño.
—Lo siento... lo siento, no debí dejarte solo... me confié y paso... ya nunca más podrás querer estar... no podrás estar en ese sentido con nadie más... lo siento... Tony, lo lamento.
Afuera de la casa se encontraban todos pendiente de algún sonido, fue notorio para los alfas el cambio abrupto en Strange por lo que Yondu, pese a las quejas de todos sus compañeros, se adentro a la casa.
Al resto de los presentes solo les quedaba esperar, ingresar más podrían alterar a Strange y causar que ataque a Yondu, y nadie de los "Devastadores" deseaba la ira de Kraglin por no cuidar bien de su líder.
Una vez dentro no fue necesario buscar, los aromas le guiaban en la dirección correcta. No se dio el tiempo de observar cómo quedaron los restos mutilados de aquellas basuras. Sabía que un alfa en tal estado ocuparía sus manos o cualquier cosa que estuviera cerca como arma para impartir daño.
Cuando llegó a la entrada de la habitación pudo escuchar los murmullos del omega.
—El quiere un alfa... un alfa... quiere un alfa... alfa... alfa... debo darle un alfa.
ESTÁS LEYENDO
Eres mi omega
FanfictionStephen nunca espero que María Stark le pidiera aquello. Tenía 25 y el cachorro solo 10 años, era ilógico, pero firmo por la seguridad de aquel omega. Nadie imaginaria que algo hizo María Stark aquella vez en la cafetería y cuando su hijo tuvo su p...