Parte 8

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Durante el último mes, febrero, se acercó nuevamente a Christine e intento cambiar un poco su actitud. Dejó de ser este arrogante y egocéntrico Stephen Strange. Quienes lo conocían se dieron cuenta del cambio, estaban extrañados y un poco asustados, pero lo dejaban ser.

Lo único que no pudo dejar atrás era a ese precioso omega rubio con el cual mantenía contacto, pero ya no solo para algo sexual, sino como una especie de amistad a larga distancia. Al cual, como parte de su autoterapia, le comentó que esperaba estabilizarse con una beta, el omega entendió y le aconsejaba algunas cosas para que, lo que Strange deseaba fuese un poco más fácil.

En lo que llevaban hablando se hacía una idea de cómo era el alfa, pero no lo conocía completamente por lo que la mujer debía ser una santa para aguantarlo algunas veces. Constantemente molestaba al otro respecto de aquello.

Las cosas con la beta iban mejorando, se podría decir que eran tan amigos como antes.

Pero si debía reconocer que durante la primera semana, Christine se mostró desconfiada, ya para la segunda semana el trato era más cordial, la tercera volvieron hacer casi como antes y para la última la mujer estaba claudicando respecto de las indirectas directas de Stephen.

El único inconveniente que se presentó entre los planes que tenía Strange con Palmer, fue la llegada de un paciente.

Uno muy especial.

[...]

Stephen había terminado su turno, por lo que procedió a cambiarse de ropa e ir a urgencias y esperar a Christine, ya que planeaba invitarla a cenar.

—Es increíble en las condiciones que esta— dijo una de las tres enfermeras que se encontraban en la sala de descanso, específicamente la castaña.

—¿Qué no era el heredero de la familia y de la compañía?— la pelirroja preguntó en un tono bajo.

—Yo escuche que estaba comprometido... ¿creen que fue su alfa?— preguntó la más joven de las tres, se notaba nerviosa e incómoda por su propia pregunta.

—¿Es un omega? ¿Me estas jodiendo? Pero si siempre se habló de él como si fuese un beta— la pelirroja no lo podía creer.

—Así es con esas clases de familia. Son la peor mierda de la sociedad, pero los políticos y empresarios necesitan gente así para que todo avance o ese es el discurso que dan si lees entre líneas.

—Si... según los exámenes del doctor Smith, está en pleno celo— al parecer la menor era la que había atendido a dicho paciente.

—Entonces cuando llegó significa... ¿abusaron del hijo de Stark o no? ¿estará esperando?— preguntaron aquello las otras dos.

Al mencionar el apellido captaron el interés de Strange... ¿Stark?, sería mucha coincidencia.

—Disculpen...— diciendo aquello se acercó al trío de enfermeras.

—Doctor Strange, ¿necesita algo?— preguntó la menor. Al parecer era la que tomaba más en serio su trabajo.

—¿De qué paciente están hablando?

—Pues Amelia atendió al joven Anthony Stark, quien diría que sería un omega...— dijo entre broma y soberbia la castaña.

Como si aquel golpe a una de las familias importantes le fuera beneficioso o la hiciera sentir mejor, era un simple jovencito el que estaba postrado en una camilla de ese mismo hospital.

—¡¿Stark?!— alzó la voz Stephen, no lo podía creer, pero un momento... mencionaron el celo del omega. —Amelia— se giró a la más joven y la tomó de los hombros, de esa forma solo le pondría atención a su persona. La muchachita se mostró un poco asustada. —Necesito que me digas a grandes rasgos la situación de ese omega.

Eres mi omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora