27. VESTIGIOS DEL PASADO

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Marinette estaba en shock, observando a ambos varones con la perplejidad reflejándose en su rostro mientras que el rubio se zafaba del agarre del músico y daba un paso hacia la menor.

- Marinette...

- Estáis viviendo juntos...- murmuró con escepticismo y una mirada ida.

- Solo es provisional; hasta que encuentre un trabajo y pueda pagarme el alquiler de un apartamento.- indicó el de gemas verduzcas en un tono conciliador.

- De mientras, yo le dejo la habitación de invitados a cambio de una mamada diaria.- comentó el joven Couffaine con bribonería, haciendo que los ojos de la pareja se posaran sobre él de forma iracunda-. ¿Qué?¿Es que uno ya no puede hacer bromas?

- Esas bromas no tienen gracia.- rebatió con desdén el de hebras doradas.

- Para mí sí que la tienen.- admitió su contrario, encogiéndose de hombros con pasotismo.

« Hubiera sido mejor instalarme bajo un puente. »

- Va-vale, me tiene sin cuidado.- espetó la azabache, frotándose la frente antes de encarar a su chico-. ¡Solo quiero que alguien me explique porqué mi novio está viviendo con mi amigo gay!

- Para jugar al teto.- canturreó el guitarrista con una sonrisa divertida.

- ¿Enserio, pitufo?¿No puedes dejar de joder ni siquiera un puñetero segundo?

El aludido revoleó los ojos, soltando una bocanada de aire y cruzando las manos tras la nuca. Adrien negó con pesadumbre, tomando de los hombros a su compañera para mirarla directamente a los ojos.

- ¿Vas a decirme ya qué es lo que ocurre?- exigió ella con intransigencia.

- Sí, pero no aquí.- excusó con voz recatada, aproximándola a su cuerpo para acariciar su melena con delicadeza-. Vayamos al apartamento y lo hablamos.- ella frunció los labios en una fina línea, no muy convencida.

- ¿Me lo contarás todo?- él asintió en silencio, haciendo que ella se relajara un ápice-. Está bien.

No volvieron a cruzar palabra, recogiéndose los tres para comenzar a caminar por las calles de la capital en dirección al hogar de Luka, el cual se mostraba relajado ante la tensión que se respiraba entre la pareja novicia.

Ninguno osaba romper ese silencio que se había instalado entre ellos, marchando a un ritmo pausado mientras sus miradas se cruzaban en algún momento de necesidad.

Después de unos minutos, llegaron al bloque donde vivía el músico, irrumpiendo en la recepción para luego subir a la planta correspondiente y dirigirse a su respectiva puerta. Los tres entraron en el apartamento, yendo a la sala de estar con parsimonia.

- Iré a preparar la cena.- enunció el ojizarco, alejándose rumbo a la cocina-. ¿Queréis tomar algo?

- No, gracias.- intervino la fémina en un tono monocorde.

El varón de mechas azuladas salió de la estancia, dejando a solas a sus compañeros, quienes se acomodaron en el sofá situado en medio del ordenado espacio. El zagal Agreste sostuvo las manos de la muchacha, acariciando sus nudillos y contemplándola con seriedad.

- No sé por donde empezar.- admitió con una débil sonrisa.

- ¿Por el principio?- animó tratando camuflar su aflicción-. ¿Por qué estás viviendo con Luka?

« Eso mismo me pregunto yo. »

- En principio, iba a ir a casa de Nino... Pero claro... Él vive con sus padres y me dijo que no podía ayudarme.- explicó frotándose el cogote de forma ansiosa-. Luego pensé en ir a tu casa, pero resultaba obvio que con tu padre acabaría antes en la morgue que no hospedándome bajo tu mismo techo.

||+18|| ▪TURN ME ON ▪                  ➤ ADRINETTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora