37. TENER FE

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Adrien atrapó las manos de la joven, aferrándose a ellas mientras le sostenía la mirada con la incertidumbre y el pesar reflejándose en sus rasgos. No tenía ni idea de por qué se atormentaba por algo que ni le iba ni le venía, aún y así, no se veía incapaz de obviar la petición de su padre.

Con una sensación de desasosiego unió su frente a la de su pareja, respirando profundamente a la vez que se forzaba en esbozar una tenue sonrisa.

- Enserio, no es nada...- alentó con voz susurrante.

- Adrien.- nombró con un ligero retintín, enarcando una ceja de forma inquisitiva-. Venga, suéltalo ya.

La expresión cabezota de la muchacha advertía al rubio de que ésta no iba dar el brazo a torcer, separándose con las dudas reflejándose en sus rasgos.

- No es algo que deba preocuparte...- ella frunció los labios, sin relajar la postura al estudiarlo con detenimiento-. ... Es solo que... Bueno... Hablé con mi padre.- hizo una pausa, frotándose la nuca en un gesto ansioso-. Él quiere volver a intentarlo con mi madre.

- Oh...- musitó la menor un deje alicaída, mirándolo por el rabillo del ojo-. ... Vaya, yo... Lo siento.

Hubo unos segundos de solemne silencio, otorgando un prudente lapso de tiempo al zagal para continuar con su incompleta explicación.

- Aún hay algo más.- añadió con voz apagada, captando la atención de la adolescente-. Él... Me ha pedido que le ayude a tomar la decisión correcta; sobre si debe o no casarse.

- Pero... Eso es bueno, ¿no?- animó ella con una sonrisa sincera-. Es decir, te tiene en cuenta a la hora de escoger qué camino tomar.

Él la observó con recelo, atisbando como sus facciones se alteraban por la falta de argumentos.

- El caso es que...- apretó los puños en sus costados, tratando canalizar su inquietud-. ... Me ha pedido que vaya a Londres con ellos.

- A... Londres...

El rostro de la menor se desencajó completamente, reflejando el terror que entonces la abrumaba y por el cual el pubescente se apresuró en rectificar su estado severo y reflexivo para acercarse a ella y sostenerla de las manos.

- ¡Pero no iré!- confirmó con determinación, haciendo que lo mirara-. Él sabe que no quiero ir y, además...- deslizó una caricia por una de sus mejillas-. ... Mi lugar está aquí... Contigo...

Ella cayó cautiva del efecto hechizante de sus esmeraldas, poniéndose de puntillas para besarlo con anhelo; rodeando su cuello para apegarlo a su cuerpo e impedir su distanciamiento.

Cuando interrumpieron momentáneamente la cadena de besos, se contemplaron con embeleso, estudiándose con devoción ante la escasa distancia que los espaciaba.

- Adrien...- seseó en un tono susurrante, dirigiendo los dedos a su barbilla-. ... Te amo...

Una sonrisa fugaz se formó en los labios del Agreste, tomando la perilla de su chica para besarla castamente después.

- Y yo te amo a ti, mi Princesa.

Sin más preámbulos, ella se arrojó a sus brazos, besándolo con descontrolado frenesí, notando como el joven tanteaba la piel de sus muslos en ascenso hasta sus glúteos por debajo la falda.

La euroasiática permitió que él continuara con sus osadas atenciones, guiando los dedos al borde de su camisa para comenzar a desabotonarla mientras los besos se convertían en algo más necesitado.

Ambos se encaminaron a trompicones hasta la habitación del anfitrión, sin romper el contacto en ningún momento. Ella acabó despojándolo de su camisa al llegar al umbral de su cuarto, dejando que la prenda cayera al suelo, al mismo tiempo que él aseguraba la puerta cuando los dos se hallaron en el interior de la estancia.

||+18|| ▪TURN ME ON ▪                  ➤ ADRINETTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora