"Un segundo puede cambiarlo todo"

415 13 13
                                    



Capítulo 19


Un hecho irrefutable es que no tenemos las riendas de nuestra vida por más que nos empeñemos en lo contrario y finjamos que todo está bajo nuestro control.

Soy de las que piensa que ahí fuera hay algo. Llamadlo como queráis pero sé que una fuerza superior es la que maneja nuestros hilos como un titiritero hace con sus marionetas. Esa energía poderosa es la que controla nuestro rumbo, nuestro destino y es inevitable. Podemos hacer cuanto queramos pero al final, lo que tiene que pasar pasará sea bueno o malo. Otra cosa es si eso es justo o no, pero se escapa de nuestras competencias; está escrito.

Siempre había pensado de mi misma que era una buena persona que había tomado más malas decisiones que buenas debido a sus circunstancias. Sin embargo, estaba segura de que eso el karma no lo tenía en cuenta. Tarde o temprano te devolvía la hostia y cuando lo hacía, arrasaba con todo. Un solo segundo bastaba para cambiarlo todo.


Y así fue.


Dos horas antes



Lo mejor que pude haber hecho aquella tarde fue abrirles la puerta a Aly y Aless. No había nada mejor que sentir el apoyo y el calor de tus amigos cuando las cosas iban mal y aunque al principio era reacia a hablar de lo que había pasado con Elettra, me vino de lujo aquel rato de charla. Así que, después de desahogarme, regresamos al salón.

—Abuela, ¿y Aitana? —pregunté al no verla allí.

—Pues la chiquilla está en casa de Fede. Como no estabais para enseñaros sus dibujos, ha empezado los deberes y le ha surgido una duda —dijo dejando su revista a un lado—. Y como no quería molestarte y ha ido a que se lo explique.

—Vale pues...¿la esperáis? Le hacía mucha ilusión que vierais sus dibujos —contesté mirando a mis amigos.

—Yeaaah —dijo Aly sentándose al lado de mi abuela.

—Claro baby, quiero verme lleno de SÚPER purpurina —dijo retirándose la melena para atrás.

Me senté en una de las sillas con una sensación rara en el estómago. Estaba inquieta. Pero ignoré aquel desasosiego cuando la conversación derivó a una llena de nostalgia. Aly vio una foto de Estados Unidos en la revista de mi abuela y aquello se convirtió en un todo un remember de nuestros países de origen. Los echábamos de menos. La añoranza en los ojos de mi abuela me entristeció aún más de lo que ya lo estaba. Me sabía muy mal que estuviera lejos de su querida Barcelona y de sus amigas. Y a pesar de estar muy bien en Milán, yo también echaba de menos las calles de Barna.

Pero a quien estaba echado ya demasiado de menos era a mi sobrina. Hacía ya más de media hora que mi abuela nos había dicho que estaba en casa de Fede, y aquella sensación de inquietud volvió a instalarse en mi estómago. Algo no iba bien.

—Vamos a tener que irnos SÚPER Alex...empezamos el turno en menos de una hora —dijo Aless.

—Ya, lo sé —dije mirando el reloj—. Es raro que Aitana no esté aquí ya. Dadme un segundo, al menos os despedís de ella —dije levantándome.

Caminé hacia el pasillo y cogí las llaves del recibidor dispuesta a salir. Sin embargo, justo cuando abrí la puerta, me encontré con Fede en el umbral del descansillo.

A fuego lento - Blumettra (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora