Capítulo 14
—Es un perro Alex.
—¿Que va a ser un perro? Es un delfín.
—No tía, es un perro.
—Y dale, que no, que es un delfín. ¿A que tengo yo razón, Lucrezia? —dije mirando a la hermana de Elettra a mi derecha.
—Anche io vedo un cane —dijo Lucrezia y yo suspiré.
—¿Flami? —dije buscando en la otra gemela un poco de apoyo.
—Lo sento Alex, neanche io vedo un delfino. Io vedo un cavallo —contestó Flaminia.
—Vaffanculo! —dije llevándome las manos a la cara y Lucrezia, Flaminia, Elettra y Aitana, rieron ante mi desesperación.
—Lo siento amore, tienes que ponerte gafas —me dijo Elettra dejándome un beso en la mejilla.
—Ya veo ya... —dije riendo.
—Te queremos igual aunque veas cosas raras tía —dijo Aitana levantándose de su asiento en aquella toalla que habíamos extendido sobre la hierba de aquel paraje. —Possiamo giocare a calcio? —les dijo Aitana a Flaminia y Lucrezia, mientras se acercaba a mi mochila y sacaba el balón que habíamos cogido.
—Sì! Ma dobbiamo fare attenzione con Oliver ed il resto di cagnolini. Sicuro che ci tolgono la palla! —dijo Flaminia y, efectivamente, los perritos de la familia Lamborghini no tardaron en ir detrás de Aitana al ver la pelota.
Ver a Aitana feliz jugando con las hermanas de Elettra, rodeada de los perritos adorables de aquella familia que ya consideraba como parte de la mía, era una sensación fascinante.
—Me quedaría toda la vida así —dije después de estar varios minutos en silencio acurrucada sobre Elettra.
—Y yo. Ahora mismo tengo todo lo que amo en este mundo y encima, estoy en casa —dijo Elettra y yo le dejé un suave beso en su barbilla.
Aquel fin de semana, Elettra y yo, junto a mi abuela y Aitana, habíamos puesto rumbo a Bolonia después de que la chef decidiera que tanto ella como yo, librábamos en el restaurante hasta el lunes. Al principio me había negado; no me gustaba la idea de que la gente empezara a pensar que, por ser la novia de la dueña, tenía ciertas ventajas en el trabajo. Sin embargo, tras una serie de argumentos irrefutables que mi chica puso sobre la mesa -como que apenas libraba, que era la que más y mejor trabajaba, la que siempre ayudaba a los demás y la que más tarde se iba a casa-, no me quedó otra opción que aceptar aquel descanso. Siendo sincera, me venía de perlas.
—¿Sabes que es lo único que me fastidia de estar con tanta gente aquí? —dijo Elettra en mi oído.
—¿El qué?
—Que no puedo hacerte el amor como a mi me gusta —dijo seductoramente en un susurro. Mi cuerpo tembló, mi pulsó se aceleró y mi parte íntima se aguó.
La madre que la parió. Cómo sabía lo que me ponía y cómo le gustaba jugar conmigo en aquel aspecto. Y joder, cómo me gustaba que lo hiciera.
—Te libras porque hay gente a nuestro alrededor —dije mordiéndole el mentón aguantando el deseo de subirme a horcajadas sobre ella.
—Uy qué miedo... —dijo desafiándome con la mirada y aquello me derritió aún más.
—Dios...no me mires así cariño —me quejé, escondiéndome en su cuello mientras reprimía las ganas de hacerle el amor. Ely rió y me acarició la espalda.
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A fuego lento - Blumettra (AU)
Fiksi PenggemarDaniela Blume entra a trabajar como ayudante de cocina en "Casa di Mamma Luisa", un pequeño y acogedor restaurante del centro de Milán, cuya dueña y chef principal no es otra que Elettra Lamborghini. Conforme ambas mujeres pasan tiempo en la cocina...