• XXI •

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Con confusión miraba la pared, mi mente estaba completamente en blanco, me veía incapaz de pensar sobre la situación de hace unos instantes, las preguntas de Yeri cuando vino a revisar mis heridas por cuarta vez me tenían con la cabeza a punto de reventar, tomé uno de los dulces que le había pedido a escondidas a una se las chicas a cargo de cuidarme, miré mis manos con el entrecejo fruncido y después al espejo frente a mí, miré mi cabello despeinado, los moretones y rasguños en mi rostro junto a esa notoria cortada.

Suspire con fastidio, estaba enfadado, más porque JungKook no había aparecido desde que me dejaron en aquella habitación. Mordí el dulce, masticándolo. Después de pesarlo por unos instantes, lo decidí, me levante de la cama con dificultad, una vez de pie me estiré y a pesar de que me recorrió un fuerte dolor junto aquel mareo, comencé a caminar hacía la puerta la cual abrí con lentitud, encontrando a la chica de antes con una bandeja en manos y el rostro sudado con una mueca, me miró sorprendida y enseguida la charola fue hacía el piso, miré su rostro rojo y como se agachaba a recoger los restos de la tetera, taza y plato. Con una mueca me agache y comencé a ayudarla, aunque con la mirada me rogaba que me detuviera.

  —No debes de avergonzarte.—dije, ella me miró aun más roja y asintió.—¿Eres nueva?.

  —Oh... Si, soy nueva aquí...—respondió con tono bajo.—Pero creo que esto no es para mí, soy torpe y tengo dos pies izquierdos, o eso dicen mis demás compañeras, parece que ya no me soportan. Aun así, la jovencita Yerim dice que no me preocupe, que aprenderé con el tiempo. Quiero impresionarla, por eso sigo aquí a pesar de todo.

    —Ya veo, tengo a un chico que empezó igual a ti.—dije con una sonrisa, escuche una exclamación de sorpresa de su parte.—Su nombre es JiMin, antes era realmente torpe, no sabía ni siquiera como preparar té, varias veces se llegó a caer con la charola, rompió varios platos, quemó varios pasteles, perdió varias de mis camisas y zapatos.—ella rió, terminando de echar limpiar el suelo con su trapo.—Pero, a pesar de todo, notaba su esfuerzo, tuve muchas charlas con él, a día de hoy sigue teniendo miedo de mí, aunque trate de esconderlo, me ha dicho que su cambio a sido gracias a mí, porque siempre creí en él y lo apoyaba.

  —¡Oh!, entonces me esforzare, no dejaré de la Jovencita Yerim se decepcione de mí, muchas gracias por contarme, Príncipe SeokJin. En estos momentos la Princesa y el Joven JungKook están en la biblioteca, vaya si gusta, pero hágalo ya, mis compañeras están siendo muy estrictas respecto a usted y cuidarlo, no les gustara nada verlo caminar por ahí.—dijo, antes de hacer una reverencia y salir corriendo, sonreí antes de verla desaparecer por los pasillos, me giré e hice mi propio camino hacía la biblioteca, hablar con ella me había tranquilizado.

En el camino a la biblioteca comencé a pensar, sobre lo que me había contado Sehun en nuestro encuentro y como cambiaban las cosas sobre mis padres, sobre mi vida. Apreté los puños, exhale tranquilizandome, ya tendría tiempo de pensar mejor las cosas, ahora lo que me importaba era encontrar a esos dos y pedirles una explicación de su actitud extraña.

Antes de entrar a la biblioteca después de estar caminando por un buen rato, los vi salir a ambos, parecían discutir algo, con curiosidad me quedé escondido detrás de uno de los muebles.

  —¡Viste como esta!.—gritó JungKook, enfadado.—Quiero verlo, necesito hablar con el.

  —No, no es por desconfiar de ti, pero se que posiblemente le dirás.—dijo Yeri, mirándolo fijamente.—Eso podría afectarlo mucho, JungKook. Ni una sola vez he hablado sobre sus padres con él, tú tampoco, es muy cerrado con ese tema.—dijo suspirando después.

Pasaron unos minutos en silencio, deseaba que siguieran hablando, la expresión de JungKook era realmente aterradora, solo lograba verla cuando se hallaba realmente enfadado, y eso no era muy seguido. De vez en cuando ambos se dirigían miradas llenas de ''No lo harás'' o ''No me puedes obligar'', realmente como niños pequeños.

Servidor. / KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora