"Reconocimiento"

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Se había animado a hablarle.

Ahora estaba él, esperando impaciente a que dijera algo. Ella podía notar como a cada segundo él se irritaba más, pero esperaba que comprendiera que no era fácil para ella estar ahí.

¡Cómo si lo comprendiera! Él solo quería ir a su clase de una maldita vez. Para empezar, ¿Quien era ésta chica? ¿Ya le había dicho no? ¿Estaba en una de las aulas inferiores? Bueno, no es como si realmente le hubiera prestado atención.

-¿Qué quieres? Ya sólo dilo de una vez - gruñó ya con la paciencia agotada.

¡Rayos! ¡Debía darse prisa! Bakugo no estaba para juegos. En realidad, nunca lo estaba.

Se había animado a hablarle por la admiración que tenía por él y sus amigos. La perseverancia y la fuerza de voluntad que tenía.

La había dejado sin palabras que había prometido ser el primero en el Festival Deportivo y lo fue, era increíble como lograba lo que se proponía. Si tan sólo no tuviera una actitud tan altanera, sería un héroe mucho más admirable de lo que ya era.

-¿Sabes yo...?

-¡Ah!

Voltearon a ver a un chico que había echado sus libros debido a tanto peso en sus manos.

¡Ya se le había agotado la paciencia y ese inútil venía a irritarlo más! ¡Mierda! ¡Tal como Midoriya en sus tiempos de niños!

-¡Oye! ¡Si no puedes hacerlo solo, pídele algunos de esos idiotas que te ayuden! ¿Qué demonios haces en esta academia?

-V-Vengo a despertar mi singularidad.

-¿Cómo hiciste para entrar? ¿Además que con la edad que tienes no posees tu singularidad? ¡Patético! - la imagen de Midoriya cruzó por su mente- ¡Son ustedes la clase de personas que más detesto! - gritó convertido en un demonio.

Se quedó sin palabras. Él siempre menospreciando a los demás, y la verdad la ponía molesta. No sabía porqué había desarrollado estos sentimientos hacia él.

No valía la pena.

Y era así porque, si sólo era capaz de pensar en si mismo y en lo que a él le favorecía jamás podría haber una oportunidad para alguien más. No tiene empatía hacia los demás... es de lo peor.

Pero no sólo eso. Estaba despreciando lo que más anhelaba. A ella le hubiera gustado ser igual que ese chico descuidado... a ella le hubiera gustado nacer sin...

-¿Ya me vas a decir qué demonios quieres? ¡Eh! - le gritó molesto a ella.

No valía la pena. No hacía falta decírselo.

-No es nada - dijo luego de ofrecerle una sonrisa falsa-. Perdona por hacerte perder el tiempo.

Le sorprendió su respuesta unos segundos, había notado que ella le estaba mintiendo. ¿Pero qué más da? Se repuso en seguida y la movió a un costado bruscamente para hacerse paso.

-Mierda, me haces perder el tiempo.

Lo vió alejarse despacio, dándose su tiempo al caminar lo cuál solo lograba ponerla más nerviosa.

Vio que el chico seguía recogiendo sus papeles y libros y decidió ayudarlo.

-Gracias... Katrina.

Ella negó con la cabeza - No, gracias a ti.

-¿Yo?

Asintió de vuelta.

Gracias a él no había cometido el peor error de su vida.

"Alas de la Calamidad" - Bakugo Katsuki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora