"Débil libertad".

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—Lo estás haciendo muy bien —escuchó al señor Hawks decir mientras ella volaba por los cielos disfrutando la brisa—. Recuerda, no hagas nada brusco o rápido si no quieres causar un viento cortante adrede.

Ella planeó y asintió.

—Ahora probaremos tu velocidad, de aquí a la punta de esa montaña. Cuando llegues me envías un mensaje telepáticamente¿de acuerdo?

—Sí señor Hawks.

—No hace falta que me digas señor —rió él —. Soy muy joven aún.

Igual ella le tenía mucho respeto como para llamarlo así, pero lo intentaría.

—¿Lista?

—Sí.

—¡Ahora!

Salió disparada a su meta. A unos cuantos kilómetros el barco se tambaleó por las ondas creadas por ella en la superficie del agua.

—¿Están entrenando otra vez? —dijo Midoriya con unas cuantas cajas en sus manos observando las figuras a lo lejos.

—Han estado así desde hace dos días —Yaoyorozu recogió algunas de las cajas para ayudar a Midoriya—. Creo que Katrina se siente mucho mejor ahora que puede compartir con alguien su situación.

—Bah —dijo Bakugo ordenando una caja de utensilios frente a él. Él había sido el primero en notar la situación de Katrina.

—Probablemente practiquen el vuelo y telepatía a distancia antes de llegar, ya que luego sería muy difícil hacerlo —acertó Midoriya —. ¿Volverá a quedarse en la academia no?

—Es lo más seguro —respondió Yaoyorozu.

—Y nosotros si es que no somos expulsados —añadió Todoroki y todos se pusieron nerviosos.

—¡Chicos! ¡Hey!

—Uraraka ¿Que sucede?

—Al parecer llegamos mañana por la mañana. Iremos directo a la academia.

Uraraka no comprendió al instante por qué todos se desanimaron al escucharla.
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Había caído la noche cuando ambos alados bajaron suavemente en la popa del navío. Hawks le había enseñado de cuáles plumas deshacerse por el momento para poder disminuir el tamaño de sus alas. Seguían siendo gigantes, pero eran de un tamaño manejable. Ella se encontraba alegre al poder movilizarse más libremente que giró sobre sus pies.

—Me alegra que lo estés disfrutando pero cuando no sea necesario mantén tus alas completas sin ninguna falta ¿entendiste?

—¡Claro! Cuidar mis plumas primarias para poder volar y secundarias para planear lo voy entendiendo.

Hawks estaba un poco preocupado de si entendía los límites que le supondría el desbaratar o el acortar sus alas. Podía ver su húmero hasta el metacarpo lo cual lo puso inquieto. Por su experiencia él sabia que ahora mismo ella se encontraba indefensa.

[Nota de autor: recuerden cómo queda Hawks cuando utiliza la mayoría de sus plumas. De la misma manera queda Katrina. Sólo que al ser sus alas enormes sus restos también quedan así].

—Bueno, damos por terminada la clase de hoy. Nos veremos pasado mañana ya que me gustaría que descanses en cuanto lleguemos. Además —señaló la silueta dentro de las sombras — hay alguien impaciente queriendo hablar contigo.

Bakugo emergió de la oscuridad y se cruzó de brazos —Me esforcé en no hacer ruido.

—Ah muchacho, tienes que hacer mucho más para sorprenderme —dijo cruzándose con él palmándole el hombro —. ¡Suerte!

Katrina admiró lo bien que se veía con su sudadera sin mangas negra y su pantalón deportivo. Los ojos de Bakugo que siguieron al héroe regresaron a quién se encontraba en frente suyo.

—¿Sucede algo Bakugo?

Se llevó una mano a la nuca incómodo —¿Cómo están tus alas?

—Pues ahora que he disminuido la cantidad de plumas ha reducido su tamaño —le mostró su espalda con indiferencia. Bakugo admiró que las plumas eran las que imponían su mostruosidad. Aún así, se la veía muy delicada y los huesos de su espalda resaltaban en sobremanera. 

—No se ve muy bien.

—Mientras pueda caminar y hacer cosas como una persona normal no me molesta para nada —dijo encogiéndose de hombros caminando hacia la baranda— Puede ser una débil libertad pero ¿no todos los humanos son débiles?

Bakugo no respondió mientras la observaba apoyarse. Dios, no podía creer lo extraordinariamente preciosa que se veía bajo el cielo estrellado. A sus ojos ella brillaba tanto como la luna.

—Estoy muy cansada de que me digan que hacer, de cómo debería ser. Sólo quiero ser yo misma y, hasta ahora, las lecciones de Hawks me han ayudado a acercarme más a mi misma. —volteó hacia él abatida— Nunca me sentí tan bien como estos días Bakugo, nunca pensé en que podría vivir con lo que tengo.

Recordó las veces que le había dicho por telepatía que quería morirse y asintió. Caminó hasta ponerse a su lado —Al menos ése tipo sirve de algo.

Katrina se rió de él —Gracias por no rendirte conmigo.

Bakugo no sabía dónde ocultar su rostro. La forma en que expresó su agradecimiento era muy extraña. Carraspeó —Bueno, no podía dejarte ir sin cobrarte el haberme estampado contra la pared.

Katrina lo miró atónita —¿Aún sigues pensando en eso? Ya dije que lo sentía.

—Si me prometes un combate luego.

Puso los ojos en blanco en respuesta y le codeó el brazo —Eres un terco.

Le sonrió de lado y ella no pudo evitar hacer lo mismo. Se miraron un rato y luego observaron el cielo nocturno.

—¿Estarás bien mañana?

No lo sabía. Capaz y lo suspendían. Expulsarlo...

—No creo que sea muy grave. Si no hubieramos estado ahí quizás te hubieran secuestrado. Así que apelaremos a eso.

Asintió. ¿Es así? Bueno, él conocía más al director que ella. Una ráfaga de viento los sacudió haciéndola temblar.

—¿Quieres entrar?

—No, me siento muy bien aquí —dijo y, armándose de valor, apoyó la cabeza en su hombro.

Bakugo contuvo su respiración pero no se apartó. No era la primera vez que se acercaba mucho a él y siendo honesto no le disgustaba. Se quedó quieto mirando las manos de ella bailando por la baranda. ¿Por qué causaba este interés en su pecho? No sabía decir si le gustaba o no, pero sí que no la podía dejar pasar. Se sorprendió a sí mismo queriendo tomar su mano.

Luego de un rato de tener el corazón palpitando con locura y de pensamientos ilógicos, pudieron disfrutar la compañía del otro.

—Bakugo.

—¿Qué? —dijo y se arrepintió ya que su voz salió muy profunda.

—¿Crees que volvería a ser compañera suya?

Suspiró. Era muy díficil suponer algo ahora pero si había una mínima posibilidad, a él le gustaría que sí.

—No lo sé. No estoy seguro.

—¡Oigan!

Los dos se apartaron de inmediato al oír la voz de Yaoyorozu detrás de ellos. Ella, que había gritado antes de verlos, le pareció extraño la reacción de ambos.

—¿Qué les pasa?

—Nada que te importe. ¿Qué quieres?

—Estamos reuniéndonos para cenar y vine a llamarlos.

—Gracias Yaoyorozu, vamos enseguida.

Prestó atención a ambos. Antes de girar lanzó una larga mirada a Bakugo a quien no le pasó  desapercibido y regresó sin esperarlos.

Katrina sonrió a Bakugo y se dirigió al comedor. Ella se abrazó mientras él la seguía por detrás llevándose una mano a su rostro avergonzado.

"Alas de la Calamidad" - Bakugo Katsuki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora