Había preparado el desayuno para dos esperando que su "invitado" se despertara. »fue una mala idea dormir en el sillón Keila, mala idea« Se decía a sí misma una y otra vez mientras se paseaba por la cocina.
— ¿Como llegue a tu habitación? —pregunta con duda desde el marco del arco de la cocina.
— Fue complicado subirte por las escaleras. —expresó bebiendo un poco de su café. — Pero llegaste a salvó.
— Kei. —levanto su vista del otro lado de la mesa y se posiciono en el. — Con respecto de anoche, no me acuerdo de nada. —suspiro antes la petrificada mirada de Keila.
»dormiste en el sillón por alguien que no se acuerda de porque durmió en tu cama. Excelente Kei, no te cansas de triunfar« Despejó sus pensamientos intentando concentrarse solo en el.
— Lo único que me acuerdo. —comenzó nuevamente a remarla. — Te servi un vaso de vodka con sprite, recuerdo haber dicho que me comporte como un idiota y te pedí disculpas, no de la manera que me hubiese gustado hacerlo.
— Dicen que los borrachos y los bebés siempre dicen la verdad, Gonza. —Gonzalo sonrió. — Sea la forma que sea, te disculpaste por ser un idiota, es pasado. —le sonrió y le devolvió el gesto sonriendo con una especie de ternura. »esa sonrisa no puede ser legal en este mundo, por dios«
— Ahora que estoy consiente quiero volver a disculparme. —la mano de Gonzalo se expandió por la mesa como intentando acercarse a Keila. — Ni siquiera se porque me comporte como un simio, no suelo comportarme de tal manera Kei. —sus ojos se conectaron con los de ella transmitiendo las miles de sensaciones que tenía.
— En cierto modo sabía que no sos de comportarte así. —le contesto Keila con diversión. — Los chicos me pasaron el dato. —hizo un ademán con sus manos y se dedicó a mirarlo. — Ya es pasado Gonza, de enserio. —un silencio invadió el momento pero no era incómodo. — ¿Te puedo hacer una pregunta? —asintió con suavidad. — ¿Porque? Y no me digas que no sabes el porque, hasta tus amigos me dijeron que no sos de comportarte así, me lo acabas de confirmar vos, tiene que haber un porque de que te comportaras de esta manera.
»¿No era que no te importaba el porqué Keilita. O eso le dijiste a Camille para que no se diera cuenta que te gusta un jugador de fútbol? — ¡Estúpido cerebro! —exclamo para ella perdiéndose un momento en sus pensamientos.
— Que sos hermosa. —tomo por sorpresa a Keila quien se atragantó con el café. — Esa es la razón. —la confusión en el rostro de la morocha se hacía presente y el se dió cuenta de eso. — Y para mí no sos hermosa desde ayer que estaba ebrio y vos fuiste buena conmigo, cuando no debiste hacerlo, sos hermosa desde el primer día que llegaste a River, desde el primer día que te conocí. —suspiro mientras veía como realizaba ademanes para poder decir algo pero las palabras no salían de su boca. — ¿Sabes que es lo peor de todo? —nego con intriga. — Que yo ese día te había visto unas horas antes y lo único que quería era volver a verte. —exclamo mirándola con tristeza. — Y cuando logré volver a verte estabas rodeada de los buitres de mis compañeros que te acechaban de una manera increíble.
»el del estacionamiento« llegó a su mente como un recuerdo vago y sonrió. — Vos fuiste quién casi me choca en el estacionamiento, el de los anteojos. —Gonzalo asintió con felicidad al notar que ella lo recordaba.
— Lo recordas. —emitio con un hilo de voz.
— Era mi primer día de trabajo, yo pensaba que estaba llegando tarde y vos casi me chocas en el estacionamiento cuando estaba estacionando mi auto. ¿Como me voy a olvidar? —pregunto con una sonrisa. — Fue el inicio de un día de mierda que culminó con nosotros discutiendo y vos yendote de la sesión indignado por un pensamiento en voz alta mío. —le recriminó con una sonrisa. — De todos modos eso no explica el motivo de porque me trataste tan mal.
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| 29 | Gonzalo Montiel.
FanfictionParece inexplicable como el destino pone en tu camino personas, que estuviste esquivando toda tu vida, pero que se vuelven indispensables en un abrir y cerrar de ojos.