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Gonzalo fulminó a su hermana ante lo que acababa de decir, todavía creía que era mala idea el que ella también asista al almuerzo.

— ¿No me la vas a presentar? —le pregunto a su hermano. Gonzalo pestañeo un segundo y suspiró.

— Kei, ella es mi hermana, Jacqueline. —presento a la rubia con algo de inseguridad en su vos. — Jacqui ella, es Keila, mi novia.

Keila podía notar que la hermana del defensor no estaba muy contenta con ella, pero hacia lo mejor por llevar la situación.

»¿Porque tiene que ser todo tan incómodo?«

— ¡Gonza! —llamo su padre desde el jardín. — ¿Me ayudas? —el jugador estaba por negarse, pero su novia le transmitió una cálida sonrisa y decidió cambiar su decisión.

— Contame, ¿Trabajas o estudias? —pregunto yendo al grano. Keila sentía un nudo en su estómago.

— Soy licenciada en diseño audiovisual e imagen visual. —respondió con honestidad. — Actualmente trabajo en el departamento de de comunicación medios y gráfica de River.

Jacqueline se quedó completamente sorprendida ante la respuesta, de quién era su cuñada, no porque no le creyera si no porque creía que estaba con su hermano solamente por ser un jugador de fútbol de primera.

— ¿Hace mucho trabajas en River? —pregunto esta vez no con tanta ironía, si no con más intriga.

— Dos meses, un poco menos. —emitió con una mueca en su rostro. — Me llamaron justo en el receso del mundial. —Jacqueline asentía con la cabeza, todavía impresionada.

— ¿Y hace cuánto que salís con mi hermano? —esa era la pregunta que Keila espera que hiciera.

— El ocho de septiembre. —trago saliva. — Va a ser un mes. —respondió mirando a Gonzalo que jugaba con Jeremías y Gabriel, mientras Juan cortaba la carne y la ponía en la fuente. — Como verás, no empecé a salir a con tu hermano por qué era jugador de River y yo quería trabajar en el club, las cosas en nuestra relación no fueron todo color de rosas, yo no soy ninguna interesada y el la tuvo difícil. —parecía estar leyendo los pensamientos de su cuñada, pero no es que lo decía con enojo, lo decía con seguridad. — A Gonza, lo quiero y mucho, no soy de las personas que están por interés con otra.

— ¡Kei! —llamo el sobrino más grande de Montiel. — ¡Te llama mi abuela! —le aviso y se fue a jugar con su hermanito. Keila le sonrió a Jacqueline y se acercó a la cocina donde Marisa estaba preparando las ensaladas para el asado.

— ¿Ya la atormentaste con tus preguntas? —emitió Gonzalo a espalda de su hermana con Jeremías en sus brazos.

— ¿Tu novia lee la mente o algo así? —pregunto con una sonrisa en su rostro. — Me tapo la boca, sin que yo diga una sola palabra y me hizo cambiar de parecer en el primer minuto. —Gonzalo la miro desorientado. — ¿Sos feliz? —pregunto con la total sinceridad del mundo, el solo asintió mirando a Keila que jugaba con Gabriel que estaba fascinado con la novia de su tío. — ¡Entonces es suficiente para mi! —le dedicó una sonrisa y lo abrazo.

— ¿Se van a acercar a la mesa o esperan que le llevemos la comida a la boca? —pregunto Marisa al notar que ninguno de sus hijos se acercaba a la mesa.

El almuerzo transcurrió con tranquilidad, Keila después de hablar con Jacqueline que era junto a Marisa quién más le preocupaba, ya no estaba tan tensa y dejaba que fluya con naturalidad.

— ¡Un gusto conocerte, Keila! —exclamo despidiéndose Jacqueline. — ¡Haber cuando la llevas a casa a comer algo! —le recriminó a su hermano golpeando su hombro con una sonrisa. Aprovecho que Gonzalo se puedo a jugar con sus sobrinos antes de que volvieran a su casa y se volvió hacia Keila. — ¡Sé que empezamos con el pie izquierdo, pero la sonrisa que tiene Gonzalo y la que se dibuja cada vez que te nombra no tiene comparación con nada, tiene veintiuno y sigue siendo el rey de la casa, solo queremos lo mejor para el! Uno siempre dice que es mejor malo conocido que bueno por conocer, pero claro que nos podemos equivocar. —emitió con sinceridad y una que otra lágrima se escapó. — Si el te quiere, y vos lo querés para mí es suficiente. ¡Bienvenida a la familia! —la abrazo tomándola por sorpresa, pero rápidamente respondió al gesto sincero de su oficialmente cuñada.

— ¡Es un gran paso, en ella! —emitió mirando a su hermana mientras apoyaba su barbilla en la cabeza de Keila. — ¡Le caiste bien!

— Pensé que me la iba a hacer más difícil. —exclamo provocando la risa del defensor que dejó un beso en su cabello. — ¡Solo quiere cuidarte! —lo miro mientras recordaba lo que le había dicho hace unos minutos atrás. — ¡Entonces quiere lo mejor para vos! —ambos levantaron su mano despidiéndose tras el bocinazo de Jacqueline.

— ¿Ya sabes van? —pregunto Marisa apareciendo por atrás. Keila miro a Gonzalo esperando que el responda.

— Si. —el viaje es largo hasta Palermo. Explico el jugador, el también estaba cansado, Jeremías y Gabriel siempre intentaban disfrutarlo lo más que podían y lo dejaban un poco exhausto. — ¿Vamos amor? —pregunto tomando la mano de Keila, la joven solo asintió con una sonrisa.

— ¡Un gusto conocerla, Marisa! —se despidió de la madre de Gonzalo. Quién la abrazo y ella respondió.

— ¡Las puertas de mi casa están abiertas siempre para vos, Keila! —hizo un paso atrás y dejó que Juan se despidiera.

Imitarlo la acción que Jaqueline había hecho hace unos minutos y desde el auto se despidieron de los padres del jugador.

— ¿Te quedas a dormir en casa? —le pregunto a unas cuadras de la casa de sus padres, sabiendo que en cualquier momento se dormiría en el asiento del copiloto. Keila solo asintió y se acomodó en el asiento mientras la voz de Sebastián Yatra acompañaba el camino.

En cada semáforo, Gonzalo aprovechaba para desviar su vista de la calle, y mirarla por un segundo mientras se le dibujaba una sonrisa tonta en su rostro al observarla. »sos un ángel caído del cielo« Todavía no creía que nada le impedía decirle a todos quién era la que lo hacía tan feliz, pero todo lo bueno viene acompañado de algo malo.





Nunca es bueno ilusionarse, y menos si soy yo la que escribe. 😣🤔 Jajajaja no me maten y disfruten.

Espero que les guste

| 29 | Gonzalo Montiel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora