22

2.9K 137 35
                                    

— ¿Estás seguro? —pregunto ella al ver las muecas en el rostro del jugador. — Si no querés, a mí no me va a molestar, Gonza.

— Lo único que me impide gritarle al mundo que vos sos mi novia, es que no quiero que ellos se enteren por una red social. —explico acariciando la mejilla de Keila. — ¡Estoy cansado! Si vos estás dispuesta, le digo que si. —asintió con una sonrisa sin saber en dónde se estaba metiendo.

El defensor tecleo un par de cosas en la pantalla y volvió a dejar el celular junto al de Keila para concentrarse nuevamente en la serie.

Pick me, choose me, love me. —murmuro Keila mirando a Gonzalo a la vez que Meredith le pedía a Derek que la eligiera ante Addison, el defensor solo sonrió de manera tonta y beso sus labios con ternura y delicadeza. — ¿Que voy a ser el día que te canses de mi?

— ¡Nunca me cansaría de vos, Kei! —beso la punta de su nariz. — Todo con vos es hermoso, te estoy por presentar a mi familia, no hay vuelta atrás de eso, ¿Por que me cansaría de vos?

— Tarde o temprano, todos se cansan de mi. —emitió con tristeza despegando la vista de el. — Tengo algo, que aburre a la gente, mírala a Catalina.

— ¡Catalina es una idiota! —interrumpió el defensor, si había algo que odiaba era verla triste por culpa de su cuñada. — Ya te dije que no tenes que darle bola a lo que ella dice o hace, porque ya te demostró la clase de persona que es. —la abrazo para que ella pudiera recuperarse mientras la apegaba a su cuerpo. — Yo no me voy a mover de tu lado Kei, no me voy a aburrir de vos porque es imposible aburrirse de vos o con vos, cada momento junto a vos es diferente al otro y eso es una de las cosas que te hace una persona increíble y especial.

— ¿Te estás aprovechando que estoy sensible por la menstruación para hacerme llorar no? —le pregunto tomándolo de las mejillas y acercándolo a sus labios.

— Un poquito, si. —respondió el con una sonrisa enormes en su rostro.

***

— ¿Podés dejar de temblar? —pregunto Montiel mientras estacionaba fuera de la casa de sus padres.

— ¡Estoy a nada de conocer a tu mamá! —le recriminó mientras solo miraba. — ¡Es normal que este nerviosa, de esto depende el futuro de nuestra relación!

— Mi mamá no me dice con quién tengo que estar y con quién no. —emitió transmitiendo tranquilidad con una sonrisa ladeada. — Eso lo decido yo, y yo te elijo a vos ahora, en cincuenta años y todos los días.

Keila sonrió un poco sonrojada y bajo del auto, cuando el hizo lo mismo. Gonzalo entrelazó sus manos y comenzó a caminar junto a ella. Para alivianar los nervios de Keila, tocó el timbre de su propia casa y la escucho suspirar con pesadez. Dió un apretón fuerte a su mano y le sonrió antes de que la puerta se abriera.

— ¡Gonza! —grito Marisa con felicidad mientras abrazaba a su hijo, quién por ningún momento soltó la mano de Keila. — ¡Y vos debes ser Keila! —emitio con una sonrisa mirando a la joven que colgaba de la mano de su hijo. — ¡Un gusto conocerte! —la saludo con un beso y un pequeño abrazo.

»prueba de fuego, superada« se dijo a sí misma al ver la emoción en el rostro de la madre de Gonzalo. Ingresaron al interior de la casa, el cual era un ambiente cálido y tranquilo, en las paredes había colgada camisetas enmarcadas al igual que en el departamento de Gonzalo. Rápidamente el padre de Gonzalo, Juan, se acercó a saludar.

Se abrazo a Gonzalo mientras palmeaba su espalda.

— ¡Ella es Keila! —la presentó a su padre. — Mi novia. —en ese momento Keila sentía como las piernas se le aflojaban y estaba a nada de caer desmayada al piso. Gonzalo Montiel, acababa de presentarla como su novia adelante de sus padres.

— ¡Un gusto Keila! —la saludo con alegría. — ¡Bienvenida a la familia!

»bueno ya me mori«

— Gracias. —emitio con timidez y con una sonrisa en su rostro. Al principio era un manojo de nervios, pero el hablar con Marisa y notar que la aceptaba, la ayudó a que pueda tranquilizarse.

— ¡No la atormentes con las preguntas! —le ordeno Gonzalo mientras se levantaba y dejaba un beso en la frente de su madre.

— Es la primera vez que lo veo tan feliz. —exclamo con orgullo mirando a su hijo. — Se nota que le haces bien.

— El es quien me hace bien a mi. —musito también mirando al defensor que ayudaba a su padre con el almuerzo, más bien con el asado. — Me hace muy feliz.

— Se les nota, a ambos. —menciono esta vez mirándola a ella. — Soy muy mezquina con mi hijo, porque es mi bebé, pero sé que está en buenas manos, por lo tanto ¡Bienvenida a la familia, Kei! —emitio con una sonrisa mientras apretaba la mano de la joven. — ¡Que raro que Jacqueline no haya llegado todavía! —dijo mirando la hora, debido a que su hija nunca llegaba tarde.

De repente la puerta se abrió y por ella ingresaron dos criaturas corriendo.

— ¡Abuela! —grito uno de ellos al verla sentada en los sillones del living. ¿Keila estaba nerviosa? Claro que sí, no solo por el hecho de que presentía que a la hermana de Gonzalo no le agradaba mucho, si no que era la amiga de la "ex" de su novio.

»dale Cave, iluminame y que sea lo que vos quieras« pensó al ver a Jacqueline ingresar a la casa.

Apenas Gonzalo escucho la voz de sus sobrinos en la sala, se alejó del jardín y se acercó a ellos, también para controlar la situación si era necesario.

— ¡Parrino! —grito Jeremías al ver a Gonzalo y corrió a sus brazos.

— ¡Hola bebé del padrino! —saludo el y comenzó a darle besos y cosquillas. — ¿Como estás? —el pequeño le sonrió y murmuró un bien mientras abrazaba a Gonzalo, quién tenía la vista fija en Keila que hablaba con su madre. — ¡El padrino tiene a alguien que presentarte! —le hizo seña a Keila para que se acercara y con la mano que tenía libre la abrazo. — Ella. —beso la frente de Keila. — Es la novia del padrino.

Al parecer el nene de tres años, era uno de los pilares más importantes del defensor, dejando de lado claramente a Marisa y Juan, Jeremías era su debilidad.

— ¡Hola! —saludo Keila dejando un beso en su mejilla. — ¡Me llamo Keila! —se presentó y el pequeño le estiró los brazos para que lo alzará, Keila miro a Gonzalo y el se encogió de hombros pasándolo, sin dejar de abrazarla. — ¿Vos sos Jeremías? —el pequeño asintió.

— ¡Genial! —exclamo una voz a sus espaldas sacándolos de la burbuja que habían formado. — ¡Mi hijo conoció a tu novia antes que yo!

Keila sonrió como el calor le subía por el cuerpo y se acumulaba en su rostro a la vez que se tensaba y se ponía colorada.

»¿No era que la pregunta de fuego ya había pasado?





Bueno, sigo rompiendo mi promesa de semana termo, pasa que no puedo ni escribir, me aburro y escribo, nunca un ponerme a estudiar. Espero que les guste.

Quienes se van a quedar con la intriga hasta mañana?

PD: Hoy en el partido, si entraba la jugada de casi gol de Gonzalo iba a  gritarlo y seguramente me echaban de casa. »confesiones«

Besos, comenten y voten

Yam 💁

| 29 | Gonzalo Montiel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora