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y acerca su rostro al mío.

Y antes de que pueda reaccionar, sin previo aviso, me coge la cara con ambas manos, su boca apresa la mía y comienza a besarme como si quisiera devorarme.

Los labios apenas me dan de sí para abarcar su lengua, que se inmiscuye en mi boca como si tuviera voluntad propia; imponiéndose, exigiéndome, saboreándome…

—Jungkook …

—murmullo muerto de vergüenza, intentando coger algo de aire para poder respirar.

—Shhh…

—susurra pegado a mi boca. Su aliento es cálido y tibio como una caricia.

Sin darme tregua, sus labios, suaves y definidos, se unen de nuevo a los míos, mientras su cuerpo se aprieta contra mí, asegurándose de que no voy a escapar.
En esos momentos suena el timbre.

—Están llamando

—digo.

—Deja que llamen

—ordena. Se acerca, me muerde el labio inferior y tira de él.

—No puedo, tengo que abrir. Seguro que es Jin. No puedo dejarlaoen la calle

—me excuso con voz entrecortada.
Alzo la mirada y me encuentro con los intensos ojos azules de jungkook  clavados en mí.

Mi corazón late con tanta fuerza que está a punto de desbocarse. Noto el ímpetu del pulso bombeando en las sienes, en el cuello, en las muñecas…

El timbre vuelve a sonar con insistencia. Como buenamente puedo, me escabullo por el lado izquierdo y me dirijo a la puerta.

—Hola, jin

—digo, colocándome otra vez el acomodando mi flequillo y tratando de disimular el rubor que enciende mis mejillas.

—Hola, cariño

—me saluda jin, dando un par de pasos hacia delante. Es entonces cuando se da cuenta de que jungkook está en el apartamento y se detiene en seco. Sin mover un ápice la cabeza lo mira, asombrado, y después me mira a mí

—. ¿Interrumpo? —pregunta.

—No

—me adelanto a decir con voz atropellada mientras me afano por recomponerme

—. El señor…

—Cambio el tratamiento

—. Jungkook ya se iba

—anuncio precipitadamente.
Jungkook  no sonríe, pero se nota a la legua que la situación lo divierte.

—Sí

—dice a los pocos segundos

—. Yo ya me iba…

Se estira la chaqueta del traje con elegancia y enfila los pasos hacia la puerta. Cuando pasa junto a mí, dice con suficiencia y un sutil gesto de triunfo:

—Los de la mudanza vendrán mañana a las seis en punto de la tarde. Tenlo todo listo.

—Dirige la vista a jin

—. Hasta otra ocasión, Jin

—se despide.

—Hasta otra ocasión, señor Jeon

—repite jin mecánicamente, con expresión bobalicona en el rostro.

En el umbral, antes de salir, Jungkook  se gira y me dirige una de esas miradas capaces de desarmar a cualquiera.

La Proposición del señor Jeon  (Kookv) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora