Forty Two

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—Entonces, ¿te gusta este smoking? —digo, tratando de aliviar la tensión sexual que comienza a flotar en el ambiente.

—Mucho. Deja ver lo masculino que eres —apunta Jungkook en tono pausado mientras se pone en pie—. Aunque lo que más me gustaría es quitártelo a mordiscos; ya sabes que te prefiero desnudo...

Me quedo paralizado en el sitio cuando lo veo avanzar hacia mí con los ojos entornados y una actitud casi depredadora.

—A veces me resulta tan difícil resistirme a ti, Tae —confiesa en un susurro. Su voz es algo ronca y sensual—. Tanto que me desconozco.

Incluso él parece sorprendido ante sus palabras.

—Jungkook, tenemos que tener cuidado, este smoking vale una fortuna —alcanzo a decir con voz sensata.

—Tranquilo, te lo voy a quitar con mucho cuidado —apunta él, según sigue aproximándose a mí—. Pero te aseguro que no me importaría arrancártelo. Te aseguro que no.

—Te creo.

Apenas puedo terminar la frase, Jungkook se encuentra a escasos centímetros de mí.

—Gírate —indica.

Me doy la vuelta y me quedo de espaldas a él. Respiro hondo, nervioso. El corazón se me acelera vertiginosamente. Jungkook se aferra la cremallera del pantalon y la hace descender lentamente hasta el nacimiento de mi trasero, donde termina. Me agarra la cintura y me atrae hacia él con un movimiento suave pero certero.

Cierro los ojos cuando comienza a dibujar una línea de besos sobre mis hombros y un escalofrío me recorre de pies a cabeza cuando me muerde la nuca.

Dejo escapar un suspiro y una ola de calor se instala en mi entrepierna.

—Tenemos que darnos prisa —murmuro. Aunque me apetecería detener el tiempo.

—¿A qué viene tanta urgencia? —me pregunta Jungkook con un viso mordaz en la voz.

—Estamos en el probador de una tienda...

—Shhh... —Pone el índice en mis labios para hacerme callar—. Tenemos todo el tiempo del mundo.

Me mordisquea el lóbulo de la oreja y me siento desfallecer de placer. ¿Cómo es posible que me encienda; que nos encendamos en solo unos segundos?

Me conduce hasta el espejo, coge mis manos y las apoya en él.

—Quietecito —me susurra al oído.

Su voz envolvente hace que miles de hormigas correteen por las paredes de mi estómago y pierda la poca sensatez que me queda. Ufff... esto es demasiado para mí.

Me mira a través del espejo. Nuestros ojos están velados por el deseo, por un deseo irrefrenable. Introduce las manos entre mis piernas y las separa un poco sin apartar la mirada de mí. Sus dedos descienden hasta mis boxer, los baja cuidadosamente y los deja en mitad de los muslos.

Le contemplo mientras maniobra con el cinturón y la cremallera con una habilidad asombrosa. Se baja el pantalón un poco, abre mis glúteos y tantea con su miembro la entrada. Me penetra poco a poco, atento en todo momento a la reacción de mi rostro.

Gimo y dejo caer la cabeza hacia delante, pero Jungkook la levanta para verme el rostro.

Sale y vuelve a entrar dentro de mí al tiempo que posa la mano derecha en mi miembro y comienza a acariciarlo, trazando círculos con el dedo corazón en mi falo. Una espiral de doble placer estalla en mi interior. Pongo los ojos en blanco, extasiado.

La Proposición del señor Jeon  (Kookv) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora