Twenty One

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Consulto el reloj.

Llevo más de dos horas colocando las cosas en mi nueva habitación. Ropa, libros, discos… No tengo muchas, pero soy muy meticuloso a la hora de organizarlas.

Además, la tarea me distrae y me ayuda a no pensar demasiado y a tener la cabeza ocupada en algo que no sea en Jeon Jungkook  y el acuerdo al que hemos llegado.

—¿Necesitas ayuda?

El corazón me da un brinco cuando escucho la voz de jungkook  detrás de mí. Me giro lentamente. Está a unos cuantos metros, con su semblante sereno y, por momentos, frío. Las pulsaciones se me aceleran.

—No es necesario, pero gracias

—digo

—. Creo que ya lo tengo controlado

— bromeo, y en mis labios se esboza una sonrisa tímida y nerviosa.

—Te he traído un sándwich para que repongas fuerzas

—dice, levantando ligeramente el plato que sujeta en la mano y mostrándomelo

—. Queso y jamón york… Espero haber acertado. Hubiera hecho algo más elaborado, pero ya sabes que no se me da bien la cocina.

—Sí, gracias

—agradezco

—. Me gusta el queso y el jamón york. Has acertado, pero es que no tengo mucho apetito, la verdad

—me excuso, haciendo un ligera mueca con la boca y tratando de no sonar desagradecido.

—Tienes que comer algo

—afirma jungkook  inexpresivo, dejando el plato con el sándwich encima del escritorio

—.  No quiero que te quedes en el espíritu de la golosina; no me gusta tocar solo hueso.

Me muevo el flequillo  para disimular el sonrojo que me invade el rostro. ¿Se está burlando de mí?

¿Por qué lo hace si sabe que va a provocar que me ardan las mejillas? ¿Acaso le gusta ruborizarme constantemente?

—¿Te gusta BTS?

—pregunta, señalando con la barbilla el disco que tengo en las manos.
Afirmo inclinando la cabeza.

—Es mi grupo favorito

—respondo.

—¿Has ido a alguno de sus conciertos?

—No

—niego con voz decepcionada

—. Nunca he tenido la oportunidad de verlos. Los conciertos que han dado aquí, o me han pillado en plenos exámenes, o me han pillado sin dinero

—apunto mientras coloco el disco en la estantería, al lado del resto de la colección.

Cuando me giro de nuevo, Jungkook  está observando fijamente el deshilachado perrito de peluche cafe que descansa sobre la cama.

—Es makkachin

—digo. Jungkook  aparta la mirada del perrito y la centra en mí. De pronto, siento una punzada de vergüenza por que vea algo que para mí es tan íntimo y tan significativo

—. No tengo edad para andar con peluches

—me justifico con cierto sonrojo

—, pero mi madre me lo regaló cuando yo tenía cuatro años y es el único recuerdo que me queda de ella. Por eso makkachin está tan… viejo. Ya tiene algunos años, el pobre.

La Proposición del señor Jeon  (Kookv) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora