Capítulo 22. Fiesta

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Flora

Hoy  el  pequeño  Sebastián  cumple  un  año,  sí  un  año  lleno  de  tranquilidad  y  felicidad,  un  año  que  está aquí  con  nosotros  y  sus  tíos  le  han  montado  una  fiesta,  miedo  me  dan  esos  cuatro  cuando  se  juntan; también  vendrá  Diana  que  ya  sabe  lo  que  somos  y  me  da  mucha  alegría  de  ello.  Ah  y  hoy  también viene  la familia  de  Duncan, aunque  realmente no  sé  quién viene  aparte  de  sus padres.

- Florecilla,  ya  están  aquí  -  me avisa Duncan.

Siempre  me llama  así  y  me  gusta  que  lo haga.

-Ya  voy  lobito  -  le digo sonriendo  y  sé  que  sonríe  por  como lo he  llamado.

Cojo  a  Sebastián  y  bajamos  las  escaleras,  el  padre  de  mi  hijo  nos  espera  al  final  de  ésta  con  una  gran sonrisa  en  su  cara;  besa  mis  labios  y  al  pequeño  le  da  otro  beso  en  su  cabecita,  rodea  mi  cintura  y vamos  a  la  puerta.  Al  abrirla  nos  encontramos  con  sus  padres  y  dos  personas  más,  son  mayores  porque se  les nota  los años pero  aun así se  les ve  bien  en todos los aspectos.

- Flora  querida, cómo  estás  -  me pregunta  Hada.
- Bien  gracias  -  le  respondo.  -  Y vosotros  -  le pregunto.
- Estupendamente  -  responde  sonriente.  
- Abu abu  -  dice  Sebastián  llamando la  atención.
- Y mi hombrecito que  -  pregunta  haciéndole cucamonas al pequeño.
- Bien abu  -  dice  riéndose.
- Y  yo qué  -  salta  Duncan  y  nos echamos a  reír.
- Ambos hombrecitos están bien  y  dando mucho trabajo  -  respondo riéndome.
- Flora, ellos son…  -  intenta decir Duncan.
- Los abuelos de éste hombretón  y  bisabuelo de  éste hombrecito  -  dice  el hombre  mayor.
- Abuelo  -  salta  Duncan.
- Mi  nombre  es Fred  y  ella  es mi  mujer Kaly  -  se  presenta.
- Mucho gusto,  me hace  feliz  conocer a  su familia  -  digo con una  sonrisa  y  estrechando su mano.
- Porque  no pasáis  y  así conocéis a este pequeñín  -  dice  Duncan cogiendo  a  su hijo.

Nos  vamos  a  la  sala  de  estar  y  el  pequeño  está  tan  risueño  yendo  de  uno  a  otro  que  no  se  cansa.  Esta tarde  será  la fiesta  y  estoy  deseando que  llegue. El  almuerzo  transcurre  tranquilo,  el  pequeño  ha  comido  y  ahora  duerme  en  la  cuna  portátil  que  ahora está  en la salita mientras nosotros estamos charlando  y  almorzando. La  tarde  llega  y  nos  reunimos  todos  en  el  centro  porque  a  mis  queridos  “hermanos”  se  les  ha  ocurrido invitar  a  toda  la  manada.  Una  vez  todo  el  mundo  allí  empieza  la  fiesta  y  mi  pequeño  es  el  centro  de atención  tanto  de  los  grandes  como  de  los  pequeños;  todo  el  mundo  habla,  grita,  ríe,  llora  de  felicidad, hace  bromas…  y  sobre  todo come  y  bebe  como si no tuvieran fin  y  me siento feliz  por tenerlos a  ellos. Duncan tiene  a  Sebastián  en sus brazos  y  yo  a  su lado hasta que  algo llama  mi  atención.

- Vuelvo enseguida, no tardo  -  le susurró en  el oído.
- Vale, no tardes  -  me responde  y  me  alejo de  él.
- Joe, puedes venir conmigo  -  le susurró.
- A dónde  -  me pregunta.
- He  visto algo  en aquella  parte  y  apoyado en el  árbol  -  le respondo.
- Vamos  -  dice.

Nos  encaminamos  hacia  aquella  parte  del  bosque,  la  silueta  cada  vez  se  veía  mejor  conforme  nos acercábamos  y  cuando  estábamos  justo  delante  vemos  a  una  mujer  que  sostenía  o  protegía  su  pecho  de algo,  antes de  llegar pude  leer sus labios en un ayuda.

Mi Mate es un GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora