Capítulo 27. Inesperado

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Daniel

Mi  manada  es un hogar tranquilo  y  lleno de  felicidad, con sus nuevos integrantes. Estoy  en mi  despacho  como todas  las mañanas  revisando papeles  y  poniendo las cuentas  al día, pero de vez  en  cuando  me  doy  el  capricho  de  mirar  hacia  atrás  y  ver  hasta  dónde  hemos  llegado  y  lo  que hemos conseguido.

- Alfa, se puede  -  me dice  uno de los guardias.
- Qué  ocurre  -  le digo levantando la  vista  de  los papeles.
- Un hombre  desea  hablar  con usted sobre  una  mujer pelirroja  -  me  responde.
- Hazlo pasar  y  te quedas,  no me fío de extraños  -  le  digo.
- Mi  nombre  es Velgi  y  busco a  mi  esposa  -  se  presenta el extraño.
- Soy  el Alfa  Daniel  -  me  presento.  -  Sentémonos  y  me cuenta  -  le  digo  amablemente.
- Empezaré  por  decirle  que  llevo  sin  noticias  de  ella  desde  que  nuestra  manada  fue  atacada,  la última  vez  estaba  embarazada  y  por  el tiempo que  ha  pasado  ya  habrá  dado  a  luz  -  me cuenta.
- Dónde  has estado durante  todo este  tiempo - le preguntó extrañado.
- He  estado  en  la  manada  del  Alfa  Peter  hasta  que  he  recuperado  la  memoria  y  el  Alfa  me  ha aconsejado que  empiece  por la  de  usted  ya  que  son buenos amigos  -  me responde.
- Haré  una  llamada  -  le  digo  y  llamo  a  Peter.  -  De  acuerdo  muchacho  tú  historia  hasta  ahí  es cierta  -  digo.  -  Cómo es  su mujer  -  le pregunto.
- Es  una  belleza  nunca  vista  antes,  todo  de  ella  es  extraordinario,  pero  lo  que  la  diferencia  del resto, llama  la atención  y  la hace  única  e  irrepetible  es su hermosa melena  rojiza  -  me explica.
- Y… cómo se  llama  -  le pregunto.
- Su nombre  es…  -  intenta  decir.
- Oh!  Lo siento Alfa  no sabía nada  -  se  disculpa Fruivema.
- No importa  -  le respondo.
- Velgi  -  dice  Fruivema  confundida  y  los miro.
- Fruivema  -  dice  feliz el extraño.
- Fruivema, lo conoces bien  -  le pregunto  y  asiente.
- De  verdad eres tú  -  se  dicen ambos.
- Alfa, él es mi  marido  -  me  dice  con lágrimas en los ojos.
- Ambos  deben  hablar  de  lo  sucedido,  podéis  quedaros  aquí  y  yo  iré  a  jugar  con  los  más pequeños  -  les digo  y  salgo del despacho  con el  guardia.

Es  extraño,  ella  había  perdido  toda  esperanza  de  encontrarlo  y  hoy  por  fin  se  encuentran;  además  la pequeña  Luna  se parece  mucho a  él voy  pensando  mientras subo a la  habitación de los pequeños.

Fruivema

A  la  pequeña  Luna  la  he  dejado  con  el  pequeño  Sebastián,  que  no  se  ha  separado  de  ella  en  ningún momento  y  si  lo  ha  hecho  ha  sido  dormido;  y  yo  bajo  al  despacho  del  Alfa  para  pedirle  que  cuiden  de Luna  mientras  yo  busco  a  mi  Mate,  ya  que  mis  otros  métodos  no  han  dado  resultado  en  la  localización sólo pude  averiguar ayer  que  seguía con vida, pero  nada  más.

Al  entrar  veo  que  está  reunido  con  un  hombre  y  pido  disculpas  por  interrumpir,  pero  cuando  se  gira y lo veo,  no  puedo  creer  que  sea  él  y  que  esté  aquí.  Después  de  dar  las  explicaciones  requeridas  por  el Alfa,  se  marcha  y  nos  deja  solos,  y  aquí  estoy  de  pie  frente  a  mí  Mate  y  padre  de  mi  hija  y  todavía  no me lo puedo creer.

- Fruivema,  amor  -  dice  Velgi abrazándome; como  extrañaba  estar  así.
- Velgi,  eres tú  -  digo devolviéndole el abrazo.
- Sí, soy  yo  y  está vez  no  me separaré  por nada  -  me dice  besando mi  rostro.
- Velgi,  yo te he  estado buscando por  todos  los lados sin resultado  -  le digo triste.
- El  Alfa  Peter  me  puso  un  escudo  protector  hasta  que  hubiese  recuperado  la  memoria,  era  para proteger  -  me  explica.  -  Frui  y…  -  intenta  decirme.
- Tranquilo, es una  niña muy  guapa  y  lista  -  le digo  sonriente.
- Una  niña, una  niña  -  dice  entusiasmado.  -  Cómo se  llama  y  dónde  está  -  me  pregunta rápido.
- Se  llama  Luna  y  está  con  Sebastián  -  le respondo  con una  sonrisa.
- Me gusta  el nombre, pero quién es él  -  pregunta dudoso.
- Sebastián  es  el  hijo  de  una  muchacha  de  la  manada,  es  tres  años  más  grande  que  ella  y…  -  le digo.
- Y…  -  me pregunta.
- No  se  ha  separado  de  ella  en  ningún  momento  y  no  deja  que  ningún  hombre  excepto  su  padre y Joe  la cojan en brazos  -  le  digo.
- Por  qué  -  me pregunta extrañado.
- Porque  Sebastián es el Mate de  Luna  -  le respondo.
- Qué, cómo  -  grita  exasperado.
- Tranquilo Velgi,  te explico  -  le digo.  -  Sebastián  es un niño especial, es como  yo  -  le  explicó.
- Oh!  Vaya, tiene  un Don  -  dice  y  asiento.  -  Por eso la ha  percibido antes  -  deduce  y  asiento.
- Velgi, no te  enfades si  se  pone  a la defensiva  contigo, para  él serás un  extraño  -  le explicó.
- Puedo verla  -  pregunta  y  asiento.

Salimos  del  despacho  y  subimos  las  escaleras  mientras  seguimos  hablando  de  todo  lo  ocurrido  después de  separarnos, la  verdad  es que  ninguno de  los dos lo pasamos bien al principio pero luego poco a  poco fuimos encontrando nuestro sitio en la  manada.

Al  llegar  abro  la  puerta  y  en  lugar  del  Alfa  me  encuentro  con  Flora  que  juega  con  los  pequeños  y  nos recibe  con una  sonrisa.

- Fruivema  y  compañía  -  nos saluda.
- Flora, él  es mi  Mate  Velgi;  Velgi, ella es  Flora  mi  amiga  -  los presento.
- Por  fin  muchacho  ya  era  hora,  tardas  más  y  no  la  pillas  aquí - le  dice.  -  Hoy  iba  a  salir  en  tú busca  -  le dice  sonriente.
- El destino  -  le respondo  y  ella  asiente.
- Sebastián, vamos que  querrán  estar  solos  -  le dice  Flora  a  su hijo.
- No, no me  fío de él  -  responde  el pequeño.
- Sebastián  -  lo llama  Velgi.

Tras  una  charla  entre  Sebastián  y  Velgi  que  me  pareció  una  eternidad pero necesaria, al fin entiende que es su papá y que estará bien, en ese momento y por fin accede  y  se  va  con  su mamá  dejándonos intimidad.

El  resto  de  la  tarde  la  aprovechamos  para  estar  los  tres  juntos.  A  la  hora  de  la  cena  les  presento  a  Velgi que  lo aceptan con alegría  y  al terminar le  doy  las  gracias  al Alfa  y  nos retiramos a la  habitación.

Nuestra  hija  está dormidita  y  nosotros lo aprovechamos para  recuperar el tiempo perdido. A  la  mañana  siguiente  el  Alfa  nos  llama,  nos  propone  quedarnos  en  su  manada  o  en  la  del  Alfa  Peter  y nos  pregunta  qué  vamos  hacer,  Velgi  y  yo  nos  miramos  y  le  decimos  que  aquí.  El  Alfa  nos  muestra una  sonrisa  y  nos  da  las  llaves  de  una  casa  para  que  podamos  ser  una  familia  con  un  hogar;  así  que  el día  fue  de  limpieza  y  con  la  ayuda  de  todos  terminamos  antes  de  la  cena  y  parando  para  la  comida  y otras  cosas  de  la  manada;  al  caer  la  noche  ya  estábamos  instalados  en  la  nueva  casa  y  al  fin  podremos continuar con nuestras vidas.

Mi Mate es un GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora