Flora
Mis oídos escuchan voces en algún lugar y poco a poco voy abriendo mis ojos con cuidado, mis ojos se van acostumbrando a la luz y veo que no es mi habitación y los abro de golpe.
- Dónde estoy - digo alterada.
- Tranquila Flora estás en la manada de Daniel - me dice Duncan.
- Qué ha pasado - le pregunto.
- Te has desmayado mientras hablábamos, iré avisar de que has despertado y luego hablaremos nosotros - me dice saliendo de la habitación.Me quedo un poco en la cama para recuperarme totalmente y así poder levantarme. Salgo de la habitación y bajo las escaleras despacio; una vez abajo los busco en la salita y al no verlos allí me voy al despacho del Alfa, los oigo hablar y me quedo escuchando la conversación. Están hablando de mí y de mi bebé y por lo que oigo no sé cuál será nuestro final.
- Qué pasa con nosotros - digo seria.
- Flora pequeña, estás aquí - me dice Peter.
- Qué vais hacer con nosotros dos - digo seria.
- Siéntate y te explicamos - me dice Daniel.
- Bien, hablad - digo cruzándome de brazos.
- Flora, debes volver a tu manada hasta que Duncan regrese de la misión que le encomendé ayer en la mañana - me habla David serio.
- Me rechazará por… - intento decir.
- Estás loca - dice Duncan cabreado. - Si te marco ahora y yo muero...ambos morirán a la vez - me dice cogiéndome de las manos.
- Oh, vaya - digo sorprendida.
- Flora, eres mi Mate y compañera de por vida - me dice mirándonos a los ojos.
- Y si...si sólo...tú ya… - le susurró bajito.
Ya hablaremos de eso - me susurra.
- Está bien - digo resignada.
- Ahora salid por el territorio y conoceros mejor, Peter y yo debemos hablar - dice Daniel y le obedecemos.Salimos al exterior y me enseña la manada, porque cuando él regrese me tendré que venir a vivir aquí. Me siento observada y me tenso, me da la sensación de que todos saben mi secreto y solo lo saben los cuatro Alfas, sus hijos y Duncan; nadie más sabe de mi secreto y eso me tranquiliza. Mientras Duncan me enseña la zona, yo pienso en cómo decirle que me marque y me haga suya, porque haciendo eso el bebé dejará de ser medio humano y nadie dudará en que el hijo sea de Duncan; aun así me costará convencerlo de que lo haga.
Me lleva a un sitio apartado de todo el mundo y oculto de las miradas, así estaremos más tranquilos y relajados para hacer lo que nos plazca.
- Duncan - digo sentándome en su regazo.
- Dime - me responde con la espalda apoyada en un árbol y sus ojos en los míos.
- Sabes una cosa - le digo con picardía.
- Aún no te he besado y estoy deseando - me dice acercándose.Junta sus labios con los míos y un millón de mariposa se sueltan, sus labios jugosos besan los míos con determinación y sin prisas; sus manos cogen mi cadera y la pega a la suya; mis ojos cerrados experimentado sensaciones nuevas; su lengua me pide acceso y yo gustosa le dejo, su lengua se mueve por todo mi interior buscando la mía y cuando la encuesta se empareja en un baile que tiene que ser interrumpido porque nos separamos por falta de aire. Nuestras respiraciones son agitadas, nuestros ojos brillan y los labios los tenemos hinchados y rojizos por la unión. Intenta tener una conversación coherente pero lo voy besando despacio y torturándolo, le quito la camiseta y su torso es duro y musculoso al igual que sus brazos; entonces mientras beso su oreja y cuello voy acariciando su torso, consiguiendo que suspire más fuerte con forme voy bajando a esa zona. Me detiene, se mueve un poco y se coloca encima de mí sin aplastarnos; hace lo mismo que yo le he hecho, la diferencia es que mis hormonas están “locas” por el embarazo y gimo de placer; - aún no - me susurra; se deshace de sus pantalones y de los míos, mira mi vientre aún plano y deja un beso en él. Mis torpes manos lo atraen hacia mi cuerpo y nos dejamos llevar hasta el punto de perder la cordura; - segura - me susurra, - sí - le digo igual; y toma mis labios de una manera más profunda. Bajo la sombra de un roble mis manos inexpertas acarician su cuerpo desnudo y las suyas se mueven por el mío que está igual que el suyo. Su brazo derecho está apoyado sobre la hierba, sus ojos puestos en los míos y mi cuerpo se contrae al notar su dedo de la otra mano en mi entrada, lo introduce muy despacio haciendo que experimente miles de sensaciones agradables y excitantes; lo mueve dentro y fuera y en círculos produciendo pequeño gemidos por mi parte; mientras con mi mano derecho le acarició su rostro y con la mano izquierda le cojo su amiguito lo muevo arriba abajo.
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Mi Mate es un Guerrero
WerewolfUna mujer loba después de vivir su vida en la gran ciudad, regresa a casa y su compañero es el que menos se puede imaginar.