"Falsas Promesas"

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Ay, las promesas de meñique... En el momento en el que inician son un tanto absurdas ya que, bueno, son cosas de niños. Eso no quita la importancia y el poder que conlleva el hacer una. Sin embargo, hay ocasiones en las que una promesa puede traer problemas y más problemas, como en mi caso. Sí, yo amaba ver su sonrisa, y creía que el cumplir su más grande anhelo era la solución a sus preocupaciones. Pero olvidé por completo lo difícil que sería llevarla siquiera a otro estado, mucho menos el llevarla a otro país. Yo no tenía dinero para poder pagar un boleto de avión.

Soy alguien que suele tomarse las cosas enserio, no me gusta dejar algo a medias. Esta imposiblemente es la excepción. Una promesa de niños. A decir verdad, no pasaría mucho tiempo para enterarme de que no era una promesa real, o bueno, una a la que yo le di demasiada importancia. Mucho mas de la que debería. Al día de hoy aún me siento avergonzado al respecto, pero no me arrepiento.

En el momento en el que crucé nuestros meñiques me pareció la mejor idea jamás vista en el universo. Tal vez fue por que había dejado de llorar, y el que yo provocara eso me llenaba de alegría y satisfacción, o porque estábamos solos, incluso por su sonrisa; pero se me hizo una excelente idea.

Recuerdo cómo, a la semana, me encontraba trabajando sin descanso. Unas horas de "cerillo", el típico anciano que mete tus compras en una bolsa cuando vas al centro comercial; otras más de barrendero en una mueblería, algunas ayudando al dueño de una florería entre otras más que no recuerdo. Ahora que lo pienso, me parece absurdo el que algunas personas digan que no encuentran trabajo. ¡Es muy fácil! Sólo hay que gastarse unas monedas comprando un periódico y abrir la sección de empleos, después lo cuelgas en la pared y juegas a los dardos con el papel. Al trabajo que le atines será al que irás. La primer vez me había tocado ser un cantinero, cuando fui no me dejaron entrar, según porque era menor de edad.

Mis padres tenían ideas contrarias entre sí. Mi madre, tan sobre protectora como siempre, decía que estaba mal porque no tenía edad suficiente para tener un empleo, que era abuso laboral infantil, que no me pagaban lo que debían, que me explotaban... Muchas cosas pasaban por la cabeza de mi madre, una madeja de hipótesis sin boca ni cola le azotaban y le causaban preocupación. Aunque tenía mucha razón en el ámbito de que el trabajar me provocaría serios problemas escolares. Por esa razón intentaba mantener un sistema que me permitiera hacer las tareas, trabajar y descansar las ocho horas que necesitaba. Mi padre, al ser educado a la antigua, tiene ideas distintas: "te hace bien el trabajo, hijo. Te enseña disciplina y tendrás ventaja en el futuro frente a los demás" solía decirme; además, claro está, del ingreso económico que eso llevaba. Tanto sufrimiento por una persona. ¿Vale la pena? Claro que sí, o al menos, es lo que yo quiero ver.

Esta vez yo estaba en la florería. Acomodaba unas macetas con sus coloridas flores en unos estantes de madera que estaban clavados en la pared. Me ayudaba de un pequeño banco para poder alcanzar los lugares más altos. Mientras yo colocaba y sacudía las macetas, Roberto, el dueño del lugar, atendía a un hombre vestido elegantemente. Tal vez era alguien que llevaba flores a su cita, o a un funeral.

—hey, muchacho —me llamó Roberto con su característica voz grave. Me giré un poco para poder verlo—. Pásame uno de nuestros mejores ramos de rosas para el caballero.

—enseguida.

Bajé del banco después de asegurarme de que ninguna flor estuviera fuera de su lugar. Me sacudí la tierra de las macetas en el típico mandil color verde con el nombre del establecimiento y caminé hasta pasar la puerta que se encontraba detrás del mostrador.

Volví luego de unos minutos con un bonito juego de rosas envueltos en un plástico con un listón adornando. Lo sabía, ese tipo iba a darle las flores a alguien. Tal vez podría regalarle un par de flores a Star, ¿por qué no se me había ocurrido antes? Trabajo en una florería después de todo y además le encantan los tulipanes. Si, le llevaré un ramo de tulipanes.

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