Epílogo

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-¡Noticia de última hora! -dijo el locutor de aquél programa de noticias-. Nos acaban de informar que el exitoso multimillonario Marco Díaz, dueño de Corporación Díaz, de quien sabemos su historia y su repentino ascenso al éxito monetario, murió hace ya unas horas en un hospital de California, específicamente en Echo Creek. La causa de muerte del financiador del parque más grande del estado fue una muerte cerebral ocasionada por el terrible mal sin cura que ya sabíamos que padecía...

Jackie estaba detrás del sillón, ya con calma luego de haber tenido que despedirse de una de las personas más importantes de su vida. Decir adiós a un amigo de la infancia, adolescencia y bueno, prácticamente de toda la vida, nunca ha sido sencillo. ¿Qué sentiste cuando murió tu mascota? Ahora imagina el sufrimiento elevado a la enésima. Tenía un pañuelo con el que se terminaba de limpiar los mocos de la nariz, y observaba, al igual que tú, aquella pantalla de varias pulgadas casi tan delgada como unas cuantas hojas de papel.

-...además, surgieron las primeras preguntas acerca de a dónde iría a parar toda su fortuna, pues como sabemos, no tiene descendencia ni alguien a quien heredarle todo ese dinero -el tipo de la televisión parecía emocionado de sólo imaginar los números-, tal vez haya dejado a cargo, a alguien que no conozcamos aún...

En tus manos sostenías el papel que Marco te dijo que buscaras. Tercer cajón a la derecha de su escritorio, debajo de unas cuantas carpetas con documentos de décadas pasadas y una que otra foto de una Star joven, sin razón de estar ahí. Aquél papel respondía a la pregunta que el locutor hacía, pues sí había dejado a alguien para heredar todo. Aquél documento escrito por puño y letra del mismísimo Marco, cuya firma estaba dibujada sobre una línea recta en la parte inferior del papel, no era nada más ni nada menos que un contrato. Más específicamente, un contrato en el que decía que si firmabas, aceptadas adquirir los derechos, acciones, propiedades y todo lo que estuviese a nombre de Marco Díaz.

-...desde que se supo que vendió un boleto de lotería del mayor concurso en la historia, y no sólo eso, el billete ganador del premio mayor, se podía imaginar la enorme cantidad de dinero que le esperaba -mientras hablaba, en la esquina aparecía una foto de Marco en sus mejores años-. ¿Qué hubieras hecho tú con tanto, Raquel? -le habló a su compañera-. Yo hubiese ido a todos los países del mundo a pasear y llevaría a mi esposa, siempre quiso conocer París y Venecia.

La otra mujer del programa respondió la pregunta con una sonrisa falsa tan característica de las personas de plástico que trabajan en la televisión. Jackie se acercó, con su lentitud senil, hacia tu lado para tomar asiento en el sillón.

-Lo voy a extrañar mucho, ¿sabes?

-...sin embargo, lo que hizo Marco no fue egoísta, comprar el parque de Echo Creek lo parecía, al menos hasta que dio a conocer sus planes: construir otro parque en otro sitio, más grande, más fresco y agradable, con más vegetación y, según sus palabras, "donde nadie sufra nunca"...

-Ya sabes la verdad, el Marco que conocemos no era tan noble. Simplemente compró el parque para poseer ese árbol de limón. Sin embargo, construir otro fue una decisión buena. Cara, pero buena, para él y para el resto de la ciudad.

Aquella anciana, de quien no era posible decir si el cabello blanco era natural o ya era ocasionado por la falta de melanina característica de la vejez, hablaba con cierta melancolía en la voz. Le dolía bastante, pero sabía cómo lidiar con pérdidas enormes.

-...mientras tanto, les tenemos un resumen sobre cómo adquirió su fortuna de un día para otro...

-Esa historia ya la conoces también.

-...un billete de lotería del mayor concurso en la historia fue encontrado en las manos de su entonces pareja...

-Yo lo vendí, me hice pasar por su novia para poder venderlo sin problemas.

-...y no sólo eso, sino que fue el ganador del premio mayor. ¡El precio de esa reliquia moderna era hasta cuatro veces mayor de lo que valía el premio! ¿Y sabes lo mejor...?

-Sin impuestos -terminó Jackie.

Raquel, la otra presentadora, rió estruendosamente con la broma, si era falsa o genuina no era posible saberlo, era una buena actriz.

-...pero eso no es todo, justo después, un notable hombre de negocios, River Johanssen, le cedió su fortuna sin aparente razón. ¡Eso lo hizo poseedor de...!

-Cinco punto siete millones de dólares -nuevamente, sin aparente asombro, la sirviente Lynn terminó la frase-. Y se lo cedió porque ya no tenía hija a quien heredar, y él no pensaba dárselo a Moon y al hombre por el que lo cambió.

-...es sin duda una historia de fortuna, ¿no, Raquel? ¡El hombre que se hizo millonario en una semana! ¿Cuántos queremos llegar a eso...?

-Nadie quiere volverse loco. Ellos no saben, ni sabrán, las razones ni causas de esto. Sólo les interesa el dinero, pero como te dije al inicio, Marco sufrió igual, o más, que Star. La única diferencia entre ambos, es que Star encontró la paz antes, mientras que Marco esperó otros sesenta años para encontrar la felicidad. Si hay algo después de la muerte, espero que esos dos puedan resolver sus problemas en donde quiera que estén. Sólo que... Lo lamento por Star, siempre quiso ir a otros lugares del mundo, comer cosas extrañas, hablar con los nativos, viajar y conocer sitios. Jamás pudo hacerlo.

-...no cabe duda de que es una pérdida enorme en el mundo de la economía, Raquel...

-Él nunca pudo llevarla a Francia o a Japón -negó con la cabeza-. Prueba clara de que, no importa cuánto lo desees, hay promesas que simplemente no puedes cumplir.

-...y en otras noticias...

Cambió de tema con la facilidad que siempre han tenido los medios. Sólo cinco minutos bastaron para explicar la historia económica del hombre que se hizo millonario en una semana. Cinco minutos para contar una vida. Al final, la historia de Star Butterfly y de Marco Díaz no será recordada, ni contada por nadie más. Ni siquiera tú, porque eres mudo y los mudos no hablan.

La Vuelta al Mundo en una Vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora