"Ruptura"

42 6 4
                                    

¡Marco, Marco...! ¡Diablos! ¡Hey, tú, pásame las pastillas...! Gracias, no sé que demonios le ha pasado, pero ya llamé a una ambulancia. Trágatelas, vamos... No nos hagas esto, maldito anciano estúpido...

No lo sé, sólo se desmayó, no sé cuánto pasó así, pero lo acabo de encontrar. Espero que no tarden en llegar los paramédicos, no sé que vamos a hacer si no vienen pronto... No sé que voy a hacer si lo pierdo antes de que él me pierda a mí. Maldita sea... ¿Por qué me haces esto? Anciano imbécil... Al menos sigue respirando, es lento, pero sigue vivo.

***********

Mientras seguimos la ambulancia, me gustaría seguir con la historia que te conté hace unos días. La razón por la que se encuentra así, no su desmayo, si no su soledad millonaria. Aunque la verdad, es que podría ser mucho peor. Podría no tenerme a mí o a Müller, o a sus millones, pero todo eso se ve compensado tristemente por su cosa extraña del cerebro.

Francamente, a veces no sé si es una bendición o una maldición. Es decir, imagina cuántas cosas te gustaría olvidar y simplemente no puedes; aunque pensándolo bien, creo que pagar con todos tus otros recuerdos tampoco es una oferta que valga la pena. ¿Tú que piensas?

Creo que una de esas cosas que le gustaría olvidar... Bueno, eso si es que no lo ha hecho ya; es aquella semana que pasó hace muchos, muchos años. La verdad, creo que ya ni siquiera lo recuerda, y la verdad lo envidio un poco por eso, yo también tengo situaciones que realmente me duelen cuando las pienso. Sé que no lo escogió, pero creo que fue un poco de buena suerte entre tanta basura que le ha pasado.

Todo esto que ha sucedido tiene que ver con una cosa: ese árbol de limón que se encuentra en el patio central, en ese extraño jardín rodeado por muros y ventanas. Marco mandó a construir en ese lugar su mansión porque ese árbol tiene un significado oculto muy profundo. Si no te lo ha contado ya, es porque le duele bastante saber lo que sucedió allí, o simplemente porque lo ha olvidado por completo.

Ese árbol amarillo de limón es el centro de toda la mansión, como te has dado cuenta, alrededor se levantan sus muros y columnas donde nos alojamos Marco, yo, los otros mayordomos y, desde hace menos de un mes, tú. En ese árbol se encuentran ciertas cosas curiosas de aquellos años. En primera, es el lugar en el que solíamos reunirnos cada Sábado o Domingo; fue el lugar en el que Marco y Star salieron por primera vez, como amigos, que quede claro; fue el lugar donde realmente me hice amiga de Marco. Ni siquiera sabía que íbamos en el mismo salón de clases hasta que nos topamos allí, teníamos como doce años y desde entonces hemos estado juntos hasta ahora. Sin embargo, el papel de mejor amiga no lo tuve yo.

Algo realmente curioso de ese árbol, es que en el tronco, justo antes de llegar a la tercer rama bajo la copa del mismo, se encuentran dos iniciales grabadas en la madera: S y M. Lo escribió cuando estaba perdidamente enamorado de ella. Me presumió que lo había escrito trepando al árbol, pero que no llegó más alto porque le tenía miedo a las alturas. Star nunca se enteró de esa marca, si no hasta unos años después.

En fin, creo que me extendí mucho con eso del árbol, así que mejor empiezo de una vez.

Star y Marco habían hablado de todo lo que había sucedido justo al día siguiente y lograron arreglar los problemas que tuvieran entre ambos. El verdadero reto fue Moon, que casi prohibió que Star volviera a tener contacto con Marco, que de no ser por las grandes habilidades de persuasión de éste y su tan limpio historial, eso hubiese ocurrido.

Después de que aquella vez se convirtiera en una anécdota, decidimos juntarnos todos para pasar el rato. Ésta vez, Díaz puso la casa. Nos reunimos todos: Ferg, Alfonso, Star, Marco, Janna y yo. Sus padres no estaban en la ciudad, por lo que decidió que era mejor opción verse en su antiguo hogar y no en su pequeño y apretado departamento. Y ahí nos encontramos, en la gran y acogedora Casa Díaz, la vieja Casa Díaz. Ya no existe, fue vendida hace muchos años a un par de empresarios que luego la derribaron para construir un centro comercial.

La Vuelta al Mundo en una Vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora