"Casilla 2" 1/2

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El señor Díaz, o Marco, como ambos me llamamos, ¿por qué le dije señor? Bueno, como sea, tuvo que ir de urgencias al doctor. Tú viste cómo se puso, el problema consiguió avanzar aún más de lo que ya estaba. Incluso ahora temo por su vida.

Espero de todo corazón que ahí termine todo, que hasta allí pueda llegar esa cosa. No hay medicina ni tratamientos existentes para curar eso. Lo único que tiene son pastillas que no hacen otra cosa más que drogarlo para no sentir los síntomas, pero eso no resuelve el problema, sólo lo evita.

Sinceramente, no sé que hubiera hecho si no tuviera toda esta fortuna, pues no podría pagar las costosas medicinas experimentales ni tener consultas médicas. Por cierto, ¿alguna vez te preguntaste cómo consiguió crear su fortuna? Porque es una historia trágica, más que nada. Yo lo acompañé a... No, espera... Creo que mejor empiezo desde el inicio, para que entres en contexto.

Éramos jóvenes aún, diría no más de veinticinco años. Estábamos en una fiesta que alguien organizó, no era nada formal, pero tampoco había chicas con poca ropa bailando. Era, digamos, un punto intermedio. La música sonaba, buena música, por cierto; había varias parejas bailando en la pista, mesas alrededor de ésta y la barra era libre. Una fiesta entretenida.

Estábamos los chicos y yo sentados en una mesa: Fergusson, Alfonso y Star. Marco y Janna estaban bailando en la pista, por cierto, tal vez no te lo contó, pero hubo un tiempo en que Marco estuvo saliendo con Janna. Lo sé, yo también me quedé sorprendido cuando me enteré, es decir, ¿Janna Ordonia y Marco Díaz? Una pareja rara, pero sorprendentemente funcional.

Ya le hacía falta a Marco tener vida, pues todos esos años su "vida" giró en torno a Star. Necesitaba un tiempo sin estar pensando en ella. Fue ahí cuando Janna se le acercó y le confesó todo; Marco le correspondió, pues también era consciente de su problema con Star y pensó que sería buena idea... pero esa es otra historia.

En fin, cada quien tenía su propia copa o vaso de alguna bebida con alcohol. Éramos adultos, ya podíamos beber sin consentimiento de nadie, no había ningún problema, pero tú no lo hagas.

Star se notaba un poco inconforme con la situación, lucía incluso molesta, esos ojos de querer matar a alguien y ese pie que zapateaba velozmente eran indicios de que algo se encontraba mal.

—¿estás bien, Star? —le dijo Alfonso.

—sí —respondió secamente.

No, no estaba bien, claramente quería matar a Janna... O a Marco...  sus ojos sólo miraban a la pareja que se divertía en la fiesta, y sus brazos cruzados no denotaban más que incomodidad.

—¿es por lo de Janna y Marco? —pregunté, fingiendo no haberme dado cuenta, ¡por favor! ¡Era tan obvio!

Ella dió un respingo en su lugar y me volteó a ver con los ojos como platos.

—¿qué? N-no, no, no... —dijo con pena y nervios—. Es, ahm... Es... —buscaba algo con la mirada, moviendo los ojos a todas partes—. Es... ¡Esta cosa, sí! —señaló su copa—. Es que no sabe bien.

—eh, Star —levanté una ceja—. Tu copa está vacía.

Ella se quedó inmóvil, parpadeó un par de veces y luego se desparramó sobre la mesa, casi tira las otras cosas que había.

—sí —dijo ella—. Es por eso... —dijo boca abajo.

—¿te molesta su relación? —pregunté.

—¿¡qué!? —se incorporó con sorpresa—. ¡No! —exclamó— ¿Por qué demonios debería...? Es, ah... ¡Ahg...! —gritó al techo antes de volver a desparramarse en la mesa.

La Vuelta al Mundo en una Vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora