La huida

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New York, New York 1930

-Annie... Annie...
Abre la puerta por favor.... grite desesperada. Rogando a Dios que mi agresor no me siguiera.

-¡Candy! ¿Eres tú? ¿Qué te sucede?
¿Porque estas tan agitada?
Candy por Dios tienes sangre en el vestido. Annie estaba tan nerviosa creo que aún mas que yo por la forma de como llegue pidiendo auxilio.

_ Annie, ayúdame tengo que huir, si me encuentra me matará.
No tengo tiempo para explicarte en este momento.
Pronuncie aquellas palabras con el corazón destrozado.
_Candy, ¿él te lastimó? Mírate esos golpes en tu cara.
¡Esto es demasiado! Iremos a las autoridades. Dijo Annie apuñando las manos.

_ Annie, se te olvida que siempre el gobernador de New York lo protege... _ Me importa un bledo el gobernador. Ese poco hombre tiene que pagar por todo el daño que te ha hecho.
_ Olvídalo, no puedo quedarme un minuto más, tengo que huir lejos de New York.
Te llamaré cuando encuentre un lugar seguro.
_Candy, me duele verte así, sabía que esa relación no era buena.
Ese chico te agredía desde antes Candy!, no entiendo porque seguías aferrándote a esa relación enferma.
_Por favor, no necesito que me lo repitas, solo ayúdame, déjame cambiarme de ropa, cambiar mi color de cabello.
-¿Te pintaras el cabello? No Candy, solo córtalo.
Toma este Suéter,  ponte este gorro... dijo Annie con lágrimas en su rostro. _ Aquí tienes 500 dólares para  mientras consigues un empleo.

_ empléate  en casa o alguna clínica sencilla. No hospitales te encontraría pronto.
_ Lo se Annie, y perdona por causarte problemas.
_ Ni lo digas, si la sonorita Ponny estuviera con vida estaría muy molesta contigo por haberle permitido a ese poco hombre todo los malos tratos.

Candy, con lágrimas en los ojos se despidió de Annie,
Salió de prisa de la ciudad  de New York. Con tristeza y gran dolor, no solo por dejar las personas que tanto ama, sino también su empleo.
Sabía que no podía buscar ayuda con las autoridades.
La madre del hombre era amante del gobernador de la ciudad  mejor conocida como la gran manzana.

_ No puedo creer toda mi vida está destrozada, mi empleo.
Los niños del hogar.
¡Dios por favor ayúdame a encontrar un lugar donde ir!
Donde Frank no me encuentre. Donde se le haga difícil rastrearme.

Candy llegó a la estación de tren rogando a Dios por dirección y sabiduría.


Continuara.

Perdida en tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora