Rosa Blanca

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Perdida en tu Mirada. Capítulo 17
Rosa blanca.

Era una fresca mañana en Chicago, el cantar de los pájaros que podía escucharse por la ventana a lo lejos, cerca del lago había que Candy despertará.
La mansión Ardlay estaba ubicada en un inmenso terreno a las afueras de la ciudad, una residencial  privada.

                                     Unas horas antes
Albert se levantó por la madrugada contemplando la belleza de la luna. La brisa acariciaba su delicada cabellera. Observando las rosas y mirando cómo se comenzaban a caer los pétalos uno a uno. El recuerdo de Rosemary venia a su mente. En especial en esta época del año, era como abrir nuevamente la herida que aun dolía como su fuera ayer.
<John, no sé si hice bien dejarte solo con la tía Elroy, nunca me había alejado de ti, pero Candy también me necesita, no puedo dejarla sola.
Espero me comprendas y perdones pequeño> se decía Albert mientras observa la rosaleda.
Las palaras de Mary resonaban en su cabeza, la noche anterior que ella falleciera, le había confesado que debía cuidar de Candy de Samantha.
< ¿Será posible que sea ella quien está informando cada paso a la prensa? No, no puede ser.
¿Porque me pidió que la protegiera de ella? ¿Quién es Samantha? Tengo que hablar sobre esto con Sara, ella debe  saber quién es y porque querría lastimar a Candy>
La cabeza de Albert estaba hecha un torbellino, preocupado por la seguridad de Candy y por la distancia entre él y John. Contemplando las pocas rosas, se encontró con el mismo escenario de cada año, después de la muerte de Rosemary una rosa blanca con un brillo especial tardaba en tirar sus pétalos y se mantenía grande y bella que  las demás. El jardinero lo había notado y se lo había hecho saber a Albert, era un acontecimiento anormal, en sus años de servicio como jardinero nunca había visto una rosa tan radiante y esplendida. Por alguna extraña razón, Albert creía que esa rosa de  alguna manera u otra tenía conexión  con Rosemary, sería la tristeza, soledad o el simple hecho de aferrase a la rosaleda que eran importantes para su hermana y ahora lo son para John.
- ¡Aquí estas! ¡como cada año! ¡Hermosa como siempre!. - Dijo Albert tocando los pétalos de la rosa blanca, un pétalo cayó sobre la tierra humedecida por el roció de la fresca madrugada.
-Antes que pierdas todos tus pétalos por el viento, te daré un lugar especial, donde puedas estar acompañada de alguien más, la madre de mi amada. - dijo acariciando la rosa.
- Pero será después de darme un baño en el lago y recordar viejos tiempos de mi infancia. - dijo el galante hombre dirigiéndose al lago.
Las aguas estaban frías pero no impidió  que Albert entrara a darse un frio baño en su bañera preferida, el lago.
Después de despejar su mente y relajarse, Albert pasó cortando la rosa y subió a la habitación de Candy. Cuidadosamente abrió la puerta, colocó la rosa en un vaso de cristal con agua, cerca de la vasija de Mary.
<Podrán hacerse compañía> - decía suavemente secando su cuerpo.
Albert se acercó observa a Candy dormir con paz y tranquilidad, las noches anteriores ninguno de los dos habían podido descansar, habían tenido por los últimos  tres días, preocupaciones y tristeza. 

                                    En la habitación de Sara.
Sara estaba preocupada por la estadía de Candy en la mansión, con la prensa tras ella. Sabía que tarde o temprano saldría una nota en el periódico y no sería nada agradable. No podía dormir por lo que se dirigió a la cocina.
Mason estaba igual, se levantó dió un baño rápido y se dirijo hacía la cocina.
Sara y el personal de la mansión se encontraban preparando el desayuno.
Mason  había visto a Albert  cruzar por el pasillo caminando a la habitación de Candy.
Él discretamente se acercó a Sara y le pidió que le diera unos minutos a solas, era importante lo que necesitaban hablar.
-¿Qué sucede Mason? ¿Porque tanto misterio?- decía Sara un poco agitada.
- Sara, tu sabes que yo amé a la señora Mary y muchas veces le prometí que cuidaría de su hija como si fuera mía.  Pero creo que en esta mansión estará más segura que en su propiedad,  la mansión Montgomery.
- Pero como puedes pensar así, si para eso estamos tu y yo, la cuidaremos en su casa donde fue el deseo de la señora, que su hija viviera con la familia del hogar de Pony.
- ¡Sara! la señorita Candy ya decidió que modificara la Villa y llevará a los niños y su hermana.  ¿tan pronto lo olvidaste?  Además, todo esto de la prensa tras de ella no es una coincidencia, estoy seguro que Samantha está envuelta en todo esto.
- ¿Samantha? ¿Qué tiene que ver Samantha en todo esto?
- ¿Qué que tiene que ver? Ya se te olvido como se puso cuando la señora nos dió la noticia que su hija estaba con vida.
Pudo haberte engañado a ti, o  Mary pero a mí no. Su actitud cambió cuando se dió cuenta que Mary había cambiado su testamento dejando una sola heredera, su hija de sangre.
- Sabías que este día llegaría, donde tendrás que escoger entre la lealtad y el amor por Samantha.
- Pero no creo que sea ella quien esté informando la prensa, ¿Porque lo haría?.  - ¡Vamos Sara! tu sabes cómo es ella. - dijo Mason casi alzando la voz.
Sara no podía creer lo que Mason creía de  Samantha, pues para Sara Sam era una chica tierna llena de bondad.
- ¡No!, me niego a creer que ella este pasando información a la prensa solo para hacer ver mal  a  la señorita Candy.
Cuando la madre de Samantha murió, la señora se hizo cargo de ella y la crió como una hija, la envió  a estudiar a Londres a los mejores colegios de señoritas. - Sara ya no te engañes, reconoce que desde que regresó y se dió cuenta del cambio de testamento, ella fingió estar bien con Mary y aceptar que ella ya no tendría lo que tanto le encanta, despilfarrar dinero.

Masandie era una mujer de piel oscura a quien el capataz de la hacienda Montgomery había abandonado dejándola embarazada. Masandie cuando dió a luz al bebé perdió la vida. Tal suceso conmovió a Mary y a todo el personal protegiendo a la huérfana niña.
Mary se hizo responsable y decidió acogerla como una más de la familia, con el paso del tiempo, Samantha descubrió que no era una Montgomery cuando los niños de la escuela le hacían burla por su color de piel. Aunque el padre de ella era blanco el color de su madre de descendencia Africana  y sus genes eran  más fuerte que los de su padre.
Desde el día que descubrió su identidad y de cómo su padre había abandonado a su madre la cambió completamente, resentida con la vida por haberle quitado a su madre y lo que era peor, quitarle lo que ella creía le pertenecía, la herencia Montgomery. 
No fue sino hasta la última visita que Mary hizo a Londres para visitarla en la universidad, donde le confesó que había encontrado a su hija a quien creía muerta desde su nacimiento.
Samantha gritó a Mary y le dijo que nadie le quitaría lo que le pertenecía, el amor de ella como su fortuna.
Mary temió por la seguridad de Candy, no solo por los acontecimientos con Frank sino también por Samantha. Por todo eso Mary le  había suplicado a Albert cuidar de su hija de Sam.
                                   En la habitación
En la habitación una rubia observa a su hombre quien se había quedado dormido cerca de su tibio cuerpo.
La galanura de Albert había hecho que la rubia  lo observara con admiración y devoción. <Eres bello Albert, no solo físicamente sino también por dentro eres un gran ser humano. He perdido a mi madre, a mi padre. Pero Dios me bendijo poniéndote en mi camino> - Pensó Candy mientras observa la vasija con los restos de su madre y la preciosa rosa blanca.

Continuará.
Ahora ya sabemos quien esta informando a la prensa. Candy y Albert tendrán que luchar no solo con Susana y Frank sino también con Samantha quien quiere quedarse con todo.

Nos leemos en el próximo capitulo
Bendiciones XO!

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