Perdida en tu mirada

John en su nuevo hogar.

Si bien en ese momento el nombre de William Ardlay le llamo la atención a Candy, su prioridad era permanecer en la sombra, lo más  oculta posible donde Frank  no supiera nada de ella.

Mientras en la Villa de Lakewood todo estaba preparado para que Albert y el pequeño  John se mudaran a su nuevo hogar.

_ John es hora de irnos, despídete de la tía Elroy.

Elroy con lágrimas  en los ojos se despidió de los dos.

_ tía Elroy no llore,  puede venir a visitarnos o a vivir con nosotros si así lo desea.

_ ¿y dejar todo esto?
Aquí están tus padres y tu hermana sepultados en esa pequeña colina, salir de aquí es como dejarlos solos.

_ Tía, te amamos, si cambias de opinión ya sabes dónde encontrarnos.

Pasado unas horas.
Albert y John estaban  en la torre del faro disfrutando de la belleza del lago cristal, una suave y fresca brisa acariciaba su piel.
Era increíble ver los veleros desde el faro.

Mientras el personal de servicio acomodaba sus cosas en la casa.

El día laboral de Candy estuvo excelente, las propinas eran muy buenas además, Candy era muy amable y eso hacía que hasta las señoras dejaran buena propina.

_ Anny, ¿te gusta tu trabajo?- preguntó Lauren

_ Si, Lauren... fue un buen día para ser el primero.

_ eres amable,  eso gusta a los clientes.

Al salir del gran Merlin
Candy se detuvo por la tienda para comprar  pintura para el piso de la casa.

Desde el faro se podía observar el Gran Merlin.
John al ver a Candy camino hacia la tienda, dijo a su tío.

_ ¡Tío mira! ella es Anny... aww es tan linda.

Albert tenía curiosidad de conocer a Anny, John hablaba tanto de ella que lo tenía intrigado.

_ John espera te caerás,  no corras así.

Candy entró a la tienda y comenzó a buscar por pintura.
George al reconocer a Candy salió a saludarla.

_ ¡Buenas tardes señorita Anny!
_Buenas tardes señor Villers.
Me di cuenta por Lauren que el Joven Ardlay compró la tienda, no pensé que el señor Whitman se iría tan pronto... no tuve oportunidad de despedirme de él.

_ En realidad dejó todo, solo se llevó su ropa y las cosas más importantes de él y su esposa.

_Anny, Anny.
Decía es pequeño John

_que bien que estas aquí.

John se colocó tras la caja registradora y le preguntó a Candy.

_y dime Anny ¿en que te puedo ayudar el día de hoy?

Candy, siguiendo el juego de hombrecito le respondió.

_ pues en realidad parece que no tienes lo que busco, gran John.
necesito pintura para la casita, voy a pintar el piso.
_ ¿Pintar el piso? ¿Es de madera?
_ Sí, pero veo que su tienda no tiene lo que necesito.
_ tío puedes venir a ayudarme por favor.

Albert estaba idiotizado con la belleza de Candy, sus piernas eran preciosas con el Short que tenía puesto mostraba un poco  más de media pierna, su camiseta blanca pegada a sus senos y abdomen.

_ ¡Tío!...

Georges solo colocó su mano en la frente al ver que Albert no respondía a su sobrino.
George se acercó y con voz baja dijo a  Albert.