Mansion Ardlay, Chicago

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Perdida en tu mirada
Capítulo 22

Mansión Ardlay, Chicago.

Desde la  habitación,  Sara observa las luces del auto poco visible por la gruesa nieve. Había estado nerviosa, preocupada por su protegida Candy.
Ahora que Samantha mostró su verdadera identidad, su prioridad es Candy. Y no es que dudaría en proteger a Candy de Sam  ni un segundo. Se  lo había prometido a su amiga. Pero Sara amaba mucho a Samantha, la vio crecer, dar sus primeros pasos, pronunciar sus primeras palabras. Pero el comportamiento de Sam la había decepcionado a tal modo que no querría volverle a ver, no por lo menos durante un tiempo.
Mientras  abría la puerta para salir y recibir a Candy, Mason estaba sosteniendo una taza de chocolate caliente y galletas  crujientes con sabor a vainilla y caramelo.
Sara se sorprendió al ver al hombre de piel morena con la charola en mano.
_ ¡Uf!... Me has sacado un susto. _ dijo Sara colocándose la mano en el pecho.
_ Has pasado todo el día encerrada en la habitación, que decidí traerte algo caliente para calmar tus nervios.  A nuestro regreso de la mansión Montgomery, no dijiste ni una sola palabra.
_ ¡Te lo agradezco!..._ dijo Sara,  sosteniendo la taza de chocolate.
_ ¡Uum! Es delicioso. _ Musitó mientras daba pequeños sorbos.
_ ¡¿Podrías creer que  muelen el cacao aquí mismo en la cocina?! _ Mason estaba maravillado al ver con la delicadeza y emoción  que la señora Key molía el cacao para esperar a la señora Elroy con un sabroso chocolate caliente.
_  ¡Si... lo puedo creer!... Los señores son cuidadosos con sus alimentos, ellos mismos cultivan las legumbres.
Me di cuenta por una de las chicas del servicio, que la hermana del señor Ardlay lo hacía antes de morir.
Después de su muerte, él se ha hecho cargo de mantener el vivero y, cuando él se fue a la villa, el personal junto al señor Murray se encargan de mantenerlo.
_ ¡Estás muy bien informada Sara!.._ pronuncio Mason maravillado al escucharle.
_ Por supuesto, la señorita Candy será parte de esta familia, tengo que saber más sobre su futuro esposo.
_ ¿En verdad piensas que se casará con el joven William? _ preguntó Mason, mientras caminaba hacia la ventana. Observando el auto estacionarse frente a la entrada principal.
_ ¡Por supuesto que se casarán!.. ¡Eso no lo dudes!...
El joven William es todo un caballero, no dejara a mi niña Candy después de haberla hecho suya. _dijo Sara dejando salir el secreto de Candy.
_ ¡Dios mío! ¿Pero acaso dije eso en voz alta?
_ Claro Sara... debes tener cuidado con lo que dices,
Ante los ojos de la sociedad es un pecado y hablaran de la señorita. Ellos no están casados, por lo tanto no pueden estar íntimamente.
_ Y ahora tú me lo dices, cuando fui yo quien te sugirió que debíamos llevarla a su casa.
_ ¡Basta Sara!...  Ya lo hablamos antes.... mejor ven acá... observa lo felices que se miran.
La señorita Candy esta radiante, feliz, míralos parecen una familia junto al niño John. _Sara los observaba mientras su corazón saltaba de felicidad.
_ Mary estará orgullosa y feliz por su hija desde el cielo. _ Las lágrimas de Sara cayeron por su rostro. Mason al verla llorar y escuchar el nombre de su amada Mary, colocó sus brazos en la espalda de Sara. Ella suspiro al sentirlo cerca.
Sara se había enamorado de Mason desde el primer día que llegó a trabajar con los Montgomeries. Para Mason no era un secreto, lo había sospechado y comprobado cuando Sara le confesó a Mary estar enamorada de él.
Pero el corazón de Mason pertenecía a su mejor amiga, Mary.
Salieron de la habitación, bajando las escaleras tapizadas con carpeta exportada desde la India, preciosos colores  vino y blanco con diseño de rosas blancas.

_ ¡Bienvenidos a casa!... Señor Ardlay, señora Elroy, señorita Candy, niño John!... _ Decía la señora Kay mientras todo el personal en línea les daba la bienvenida.

John, tomado de la mano de Candy y del brazo del tío William suspiraba....  mostrando la mano de Candy dio la noticia.
_ ¡Escuchen todos pos favor!... _ dijo el pequeño hombrecito.
_ El tío William y yo, John Brown le hemos pedido a Candy que se casé con nosotros. _ Al escuchar aquellas palabras todos estaban sorprendidos y felices por la noticia comenzaron a reírse al escuchar que él también se casaría con ella.
Albert y Candy se pusieron rojos de vergüenza por la ocurrencia del pequeño.
_ ¡Vea!... ¡mire!... ¡vea!... ¡mire! _.  Decía el chiquillo mostrando la mano que tenía el anillo de compromiso.
Sara, Mason y el personal los felicitaban aplaudiéndoles.
_ ¡Santo cielo John! _ habló con autoridad la matriarca del clan.
_ Déjalo tía... ¡Está feliz!... y Candy luce feliz junto a él.
No le quite la alegría a nuestro pequeño. _ La tía suavizo sus palabras y el rostro al escuchar las palabras de su amado sobrino.
Sara se acercó a Candy para estrecharla entre sus brazos,
_ Estoy feliz por ti Candy, sé que su madre desde el cielo lo está aún más.
_ ¡Gracias Sara!...Mi madre... mi madre está feliz al saber que me he enamorado esta vez del hombre correcto. _ musitó la rubia al recordar a su madre.
Albert se acercó colocando sus manos sobre los hombros de Candy  para darle consuelo. Sabía que su amada estaba llorando por su mamá.
_ ¿Por qué lloras Annie? ¡Quiero decir  Candy!.. _ Preguntó el niño de cabello dorado con triste mirada.
_ ¿No te hace feliz casarte con mi tío?
_ Claro que si mi amor... _ respondió ella poniéndose de rodillas para estar a su altura. John con sus manitos secaba las lágrimas de la rubia.
_ ¡Sabes mi corazón!... así como tu extrañas a tu mamita, también yo extraño a la mía.
_ No llores bonita... ya no lloraré por mamá para que tú tampoco llores por la tuya. ¡¿Trato hecho?!..._ preguntó el niño levantando su dedo meñique para hacer la promesa.
_ ¡¡pinky promise!! _ Concluyó.

_ ¡Y ahora! ¿Podrías cocinar el pastel de chocolate que me prometiste? _ Candy enmudeció al escuchar las palabras de John a su oído, recordando la conversación en el auto.
_ ¡John!...
_ Irrumpió Albert antes  las ocurrencias que tenía el niño últimamente. Al ver el rostro de su amada que se ponía rojo carmesí hasta las orejas.
_ ¡Que quiero que me cocine la torta de chocolate que me prometió!.... ¡La que te comiste tu solo con ella y  no me guardaste ni un pedacito!... _ Decía  el chiquillo cruzando los brazos y en voz alta.
_ ¡John...! _ dijo la voz la tía de golpe cerca de desmayarse. Sara se puso roja al igual que Albert,  no podían  pronunciar palabra.
_ ¿Pero qué sucede contigo angelito? _ Preguntó Candy.
Mason sonreía igual que la señora Kay. _ Lo que John quiere decir, es que... _ ¡Tía!...no hace falta que diga nada _, irrumpió Albert.
Ya todos imaginaban lo que el pequeño casanova estaba hablando.
Albert y Candy habían pasado la noche juntos y, aunque nadie se atrevería a hablar de la situación  sabían perfectamente que la relación estaba a otro nivel.
Candy se puso de pie tomando la mano de John, se dirigieron a la señora Kay quien aún sonreía.
Kay levantó su rostro  tratando de ocultar su sonrisa, preguntó en que podía ayudarle.
_ Perdóneme señorita. _ Dijo la mujer avergonzada.
Albert quien los observa a corta distancia, carraspeo poniendo un poco de orden.
_ ¡No se preocupe señora Kay!... _ Pronuncio Candy soltando una carcajada que hizo que todos sonrieran junto con ella.
_ Por favor, ayúdeme a obtener todo lo necesario para prepararle a mi pequeño casanova, un delicioso  pastel chocolate.
_ ¡Por supuesto señorita...!_, Kay dígame Candy ya que pasaremos más tiempo juntas siéntase en confianza.
_ Como usted ordene  Candy. _ respondió caminando hacia la cocina, cuando de pronto escuchó la voz de Albert pidiéndole que se quedara un momento.
Albert   dirigiéndose  hacia Candy y con voz firme,  dio la noticia del  compromiso con su amada,  la  Señorita Dustin.
_ ¡He pedido a la señorita Dustin  que sea mi esposa!...
¡Sara!... _ dijo Albert volteando a verla.
_ Después de la muerte de la madre de Candy he podido observar cómo trata de protegerla, y se lo agradezco de corazón, a  usted  y Mason.
Por eso quiero decirle que haré todo lo que este a mi alcance para hacerla Feliz._ musitó besando la mano de su amada.
_ Haremos una pequeña reunión con las personas más cercanas a la familia, Pero lo haremos hasta que la hermana de Candy Annie y,  los niños del hogar estén aquí en la mansión, como debe ser junto a Candy para su día....   _ Candy sonreía felizmente pero su felicidad no era completa, hubiera deseado que su madre estuviera junto a ella en un día tan importante.
_ ¡Como  lo dijo William! _ hablo la tía Elroy_, Candy será la futura matriarca, al igual que mi sobrino, tiene la misma autoridad... Así que les pediré  que le den el trato que se merece y hagan todo lo que ella les diga. _ la abuela camino acercándose a ellos.
_ A esta Lass le debemos la vida de John y la felicidad de mi sobrino William.
_ Todo era felicidad, Albert y Candy abrazados juntos al pequeño John y la tía sonreían.
_ ¿Dónde está George? _ Preguntó Albert  observando a todos lados. Todo había pasado tan rápido, la llegada, las ocurrencias de John, que no se había percatado de la ausencia de su mano derecha, George.
_ Salió rumbo a New York esta mañana, señor... _ respondió Kay.
George había recibido un telegrama del informante de New York, donde le decía que  Annie y los niños, serian desalojados del hogar donde Vivian. Aunque pagaban su alquiler a tiempo el pequeño hogar seria renovado y sus habitantes tenían dos semanas para desocupar el inmueble.
George tomo la drástica decisión de viajar bajo las condiciones del clima, solo encomendándose a Dios.
_ ¿Está todo bien?_ Preguntó  Candy, mientras lo observa leer la nota de George. Albert la observo y afirmo.
_ ¡Si todo está bien!...  _Respondió con una pequeña sonrisa y sintiéndose culpable por ocultarle lo que sucedía con Annie.
_ ¡Vamos mi tesoro!... _ Candy tomo de la mano a John para preparar juntos el pastel.  Sara camino junto a ellos mientras la tía subía las escaleras a descansar. Todo el personal se retiró a sus quehaceres.
_ Mason acompáñeme...  _ Las palabras de Albert salieron en tono serio por lo que Mason asumió que algo no estaba bien.
_ ¿Qué sucede señor? _ Preguntó el hombre cerrando la puerta del despacho tras él.
_ George tuvo que viajar a New York de inmediato...
_ ¿Sucedió algo con la hermana de la señorita Candy? _ preguntó el hombre preocupado.
_ Si,  al parecer los van a desalojar del hogar de Pony, George se ha ido por ellos.  _ Mason caminó  hacia el ventanal observando la gruesa nieve, maldijo.
_ No resolveremos nada con esa actitud Mason. Comprendo tu molestia. _ murmuro Albert.
_ Discúlpeme señor.... Pero, he pagado un año completo a ese desgraciado propietario del lugar.  Como se atrevió  a sacar a la señorita Annie y los niños a la calle. _ Mason furioso apuño su mano.
_ No sabemos porque razón lo hizo, me imagino que tuvo una buena razón para incumplir el contrato. _ Albert se puso de pie, sacando un sobre de papel manila del escritorio y  mostrarle el documento a Mason.
_ ¡Como!  ¿Usted también pago por la vivienda?...
_ Si, y es probable que  ha tratado de  estafarnos. Pero esto no se quedara así. ¡Lo enviaremos a la cárcel!
_Albert se había aguantado el coraje, pero al saber que Mason y George habían pagado por el mismo alquiler dos veces, enfureció.
_ Ahora solo nos toca esperar  noticias de George.


Al siguiente día por la mañana, Sara se levantó temprano  para concretar los últimos detalles en el  teatro del lago. El día de la función y  presentación había llegado.

Continuara. 


Hola Chicas, espero les agrade este capítulo, el próximo será la sorpresa, el enfrentamiento.
Bendiciones.
Xo!

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