No me digas adios.

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Perdida en tu mirada, capítulo 24.

No me digas adiós.

— ¡Pero porque no ayudas a mi hija! — Gritó la madre de Susana al ver a su hija tirada en el piso.
— Se supone que eres su enamorado. Oye te estoy hablando. — Alzando la voz y halando del brazo a Frank lo hizo reaccionar.
— Perdone señora. — respondió nervioso, tomando entre sus brazos a Susana. Cuando estaban en el camerino ella reaccionó y pidió un poco de agua.
La señora Marlow al ver a su hija consiente, salió en busca de un médico.
— ¿Pero qué te sucede Susana? O solamente lo estás haciendo para llamar la atención. — De pronto se escuchó una fuerte bofetada. Susana le volteó la cara de un solo golpe. Airado le grito. — Pero como te atreves a ponerme la mano encima zorra. _ Susana se quedó perpleja, no esperaba la reacción de Frank fuera tan grosera.
— Eres un imbécil, como te atreves a hablarme así. Todo tu comportamiento es por la maldita huérfana ¿cierto? Contéstame desgraciado. — Frank se quedó boca abierta al escuchar las palabras de Susana, estaba histérica, fuera de sí.
— Pero que te pasa hija ¿por qué estás gritando?
¿Usted que le ha hecho a mi bebe?
Se lo advierto, si lastima a Susana lo pagará con su vida. — amenazo la señora Marlow Observándole con coraje.
— Ustedes dos están locas. — gritó Frank saliendo de la habitación azotando la puerta.
— ¡Frank regresa!.. No te vayas Frank... me las pagarás lo escuchas, me las pagarás. — Susana se había vuelto loca de los celos, la misma señora Marlow no reconocía a su hija.
— ¿Pero qué pasa contigo Susana? ¿Cómo puedes llorar y enloquecer por un hombre así?
— Mamá... yo lo amo, es el hombre de mi vida, todo estaba bien esta mañana. Todo por la maldita Candy. Siempre se interpone en mi felicidad. — abrazada a los brazos de su madre, Susana llora amargamente.

En el ball de beneficencia, una pareja de rubios baila al son de la orquesta. Candy había sido a aceptada en la sociedad. Admirada no solo por su belleza sino también por su sencillez.
— ¡Te amo Candy! — susurraba a su oído un rubio enamorado.
— ¡Y yo a ti mi amor! — respondió ella sonriendo felizmente. La tía Elroy se les acercó y pidió a Candy si podía bailar una pieza con su sobrino.
— ¿¡Me permites hija!?— dijo la anciana.
— ¡Por supuesto señora Elroy! — Candy se alejó y camino hacia su mesa asignada donde se encontraba Samantha.
— Creo que todavía no te has presentado. — pronunció Sam con sonrisa hipócrita.
— ¡Perdona, tienes razón!... Soy Candy, gusto de conocerte Samantha.
Por Sara sé que eres la hija adoptiva de mi madre.
— ¿Adoptiva? No me consideraba su hija adoptiva. Yo fui su hija desde mi nacimiento.
— No fue mi intención lastimarte, disculpa, en verdad lo lamento.
— No te preocupes, ya tendremos tiempo de conversar en privado. — sonriendo Samantha bebía su copa de vino. La tensión se sentía en el ambiente. Candy deseaba tener cerca en ese momento a Sara, para que la alejara de ahí.
— "Pero no me puedo pasar toda mi vida huyendo de las personas que quieren lastimarme, tarde o temprano tengo que enfrentarlos" — pensó Candy.
Buscando con la mirada a Sara, se encontró con la de Frank Lee, sus rostros quedaron frente a frente. Por un segundo sintió que su cuerpo se enfriaba de miedo. Él no le quitó la mirada hasta que ella lo hizo, observando hacia la pista de baile. Albert y la tía Elroy estaban felices bailando un hermoso vals de época. Candy sentía la mirada de Frank sobre ella, cuando de pronto Samantha gritó su nombre.
— ¡Oh ahí está Frank Lee!... le pediré un autógrafo. — Las fans comenzaron a acercarse para ser fotografiadas con él. Candy se puso de pie y se dirigió al baño. Albert desde la pista la observa alejarse. No quería preocupar a la tía Elroy con la historia de violencia doméstica que había sufrido Candy por parte de Frank. Así que decidió guardar silencio y pensar que nada malo pasaría.
Pero por alguna extraña razón no dejaba de preocuparse por ella.
Al darse cuenta de la presencia de Frank su corazonada no era en vano. Aunque el actor parecía muy ocupado con las fans.
"Pero donde está Sara y Mason" — pensó Albert.
Archie también estaba en la pista de baile, Stare conversando con una chica,
Nadie a quien pudiera Indicarle que cuidara de Candy.
Cuando Candy salió del baño de damas, Frank estaba esperándola.
— ¡Candy mi amor! ¿Podemos hablar? — Candy palideció al tenerlo frente a frente.
— No. No tengo nada que hablar con usted señor. — respondió ella fríamente.
— ¿Tan pronto te olvidaste de mí? ¿Qué haces con ese tipo? — Frank comenzó a Alzar la voz. Acercándose a Candy la tomó del brazo y la jaló hacia él.
— ¡Estas linda Candy!
— Suéltame... Tú no tienes ningún derecho a tocarme.
— Te respete tanto, que me quedé con las ganas de hacerte mía. — Candy trataba de soltarse del brazo de Frank, cuando de pronto una mano fuerte lo tomó por los hombros.
— Te agradeceré que le quites las manos de encima a mi mujer. — Albert estaba furioso, Frank muy apenas alcanzaba llegarle al cuello.
— ¿Tu mujer? Te... te revolcaste con este tipo zorra. — alzando la voz gritó a Candy. Al escuchar las groserías que Frank dijo a Candy, Albert le soltó un golpe directo al rostro haciendo que este cayera en el piso con los labios rotos y la nariz quebrada.
— Albert, Por favor no mi amor, este tipo no vale la pena. — Candy nerviosa tomó de las manos a Albert, suplicándole que no le siguiera el juego.
En ese momento, Stare acompañaba a la joven que había conocido en la fiesta al baño. Encontrándose con tal escena.
— ¿Que sucede tío? — Preguntó el joven.
— Nada sobrino. — respondió Albert sobándose el puño.
_ ¿Estás bien Candy? ¿Te lastimó? — preguntaba preocupado. Candy negó con la cabeza, no podía pronunciar palabra.
Él la tomó de la mano y se dirigieron hacia la mesa.
Segundos más tarde, Susana hizo su aparición a la recepción en busca de Frank. Al reconocer a Samantha, se dirigió a la mesa donde se encontraba la familia Ardlay y Montgomery.
Sara se puso de pie al verla frente a ellos, ajena al momento desagradable que había sucedido hace unos segundos.
_ ¿Qué se le ofrece señorita Marlow? — Sara preguntó mientras Mason se acercaba a Albert.
Candy y Albert habían decidido retirarse, estaba más que claro que Frank y Susana no les importaría un escándalo en la beneficencia. Samantha estaba más que complacida a ver el caos.
_ Señor William, el auto está listo esperándoles. _ dijo Mason al oído.
_ ¡Así que la vida te cambio por completo maldita huérfana! _ Susana se acercó a Candy haciéndole sentir mal.
Frank al verla cerca de Candy, la tomo del brazo y le saco casi a empujones del lugar. Afortunadamente los invitados no se dieron cuenta de la situación.
Pero la tía Elroy estaba atónita al tal acontecimiento.
_ ¿Qué sucede William? ¿Por qué los actores están molestos con Candy? _ pregunto Elroy.
_ No te preocupes tía. Cuando estemos en casa les explicaré todo.
Candy y yo nos retiramos. Mason se encargara de llevarlos seguro a la mansión.
_ Yo me iré con ustedes. _ exclamó Sara.
_ No Sara, no es necesario, por favor acompañe a la tía Elroy y los chicos.
— Lo siento mucho.— musitó Candy a punto de llorar.
Samantha salió tras Frank y Susana. Había encontrado aliados para arruinar la vida de Candy.
— Suéltame idiota que me estas lastimando. _ alzando la voz Susana se soltaba de la mano de Frank, mírate se te está inflamando el rostro, seguramente peleaste por ella.
_ Disculpen... ¿ustedes conocen a Candice? _ preguntaba Samantha.
_ Tú... ¿tú eres la hija legítima de la señora Montgomery? _ Susana reconoció a Sam.
— ¿Qué quieres saber?
_ Susana, camina, vamos para el hotel. Por favor evita un escándalo._ Frank volvió a tomarla del brazo.
_ Esperen, si lo que desean es hacerle pasar un mal rato a la huérfana, cuenten conmigo.
_ No señorita. Aléjese de nosotros por favor.— Frank no quería involucrarse con Samantha, creía que era una trampa por parte de la familia.
_ ¿Acaso ahora la defiendes? _ musito la actriz.
_ ¡Caminas o te quedaras aquí y me regreso a New York sin ti! Tú decides. _ La mirada de Frank desafió a Susana. La nieve comenzaba a caer más fuerte.
Frank y Susana subieron a su limosina, mientras observan a Candy y Albert subir al auto. El periodista y novio de Samantha, se estaciono frente a ella y le pidió que subiera inmediatamente.
_ Rápido, sube... — alzando la voz el hombre le ordenó. Enseguida comenzó a seguir el auto de Albert.
_ Hoy es el día que me vengaré de los Montgomery.
_ ¿Qué piensas hacer? _ preguntó Sam asustada, el hombre conducía a alta velocidad. Ella pensó lo peor.
_ Los voy a sacar de la carretera cuando estén a punto de cruzar el puente.
_ Nooooo, eso es demasiado. Yo no soy una asesina. Te ayudé a desalojar a esos pobres niños de su hogar en New York, niños inocentes. _ Samantha comenzaba a sentir remordimientos de conciencia. Ella era la culpable que el hogar de Pony fuera cerrado.
_ Ahora es demasiado tarde para que te arrepientas. Estás conmigo o en mi contra. Debelare todos tus secretos y maldades. — amenazo Wilson.
_ Ya te dije que no soy una asesina, por más que quiera toda la herencia para mí. Provocar un accidente es demasiado.— El hombre orilló el auto, abriendo la parte la saco de un solo golpe y la lanzó contra la carretera.
_ ¡No!... ayuda... Que alguien les ayude por favor. _gritaba Sam.
El auto acelero más de prisa, Albert al observar que alguien los seguía trato de ocultarlo, pero Candy pudo darse cuenta al ver las luces altas del auto tras de ellos.
— Sujétate bien mi Candy, nos están siguiendo._ Candy asustada se culpaba por poner la vida de su amado en peligro. Ella creía que Frank y Susana los persiguen.
Samantha caminaba en medio de la carretera, cuando un auto toco el claxon.
_ ¿Necesita que la lleve a algún lugar? esta frio se enfermará.—  dijo la conductora.
_ ¡Gracias!... Por favor lléveme al teatro del lago. Es de vida o muerte.
Al llegar al teatro, Samantha corrió en busca de Sara y Mason.
_ Sara, lo siento lo siento mucho._ musitaba Samantha en sollozos.
_ ¿Qué sucede? ¿Porque estas llorando? — El corazón de Sara latía fuertemente.
_ Solo escucha, no lo repitas por la señora Elroy, Pero, el joven William y Candy están en peligro. — Mason salió de prisa de la recepción tomando uno de los autos de los invitados que estaban a punto de subir.
Brevemente les explicó la situación, la vida de la heredera y el patriarca de los Ardlays estaban en peligro. La pareja no dudo en entregarle las llaves.

Albert aceleraba el auto cuando Wilson a empujones trataba de sacarlo de la carretera.
El pavimento congelado provocaba el chillido de las llantas resbalar. Al acercarse al puente, Albert temió lo peor.
Como le fue posible, logró cruzar el puente con las llantas delanteras resbalando por el hielo sin control. El grito de Albert pronunciando el nombre de Candy se escuchó seguido de un estruendo. El auto se estrelló contra un enorme árbol. Wilson satisfecho, huyo de la escena.
A lo lejos, Mason observa el humo de un auto estrellado contra un árbol.
_ Noooo... No puede ser. _ decía casi a gritos al darse cuenta que era el auto del señor William. _ Mason salió de prisa, cuando estuvo frente a ellos, Albert muy apenas se movía, solo pronunciaba el nombre de Candy.
_ Joven William, señorita Candy.... _ Candy estaba inconsciente, había recibido un golpe en la cabeza y con su rostro cubierto de sangre.
Mason quebró el vidrio de un solo golpe para poder sacar a Candy por la ventana.
Las luces altas de una limosina que se acercaba, los alumbraba en la oscuridad.
_ ¡Oh Dios mío! _ grito la tía Elroy. Sara apretó la mano de Samantha reconociendo al hombre que auxiliaba a las personas.
_ ¡No!...susurró Sara.
_ ¿Qué sucede? porque te asustas Sara, ¿ Quienes son esas personas?— decía la anciana nerviosa.
_ No sabemos quienes son tía, no te asustes. _ dijo Archie quien se dio cuenta enseguida.
_ Joven Stare, por favor vallan por una ambulancia, con este clima nadie pasara por aquí. Esas personas pueden estar entre la vida y la muerte.
_ Stare asintió observando a su hermano quien negaba con la cabeza, inmediatamente se dio cuenta que se trataba de Albert y Candy.
Samantha se quedó junto a la anciana en la limosina rumbo al hospital más cercano. Archie y Sara corrieron a ayudar a Mason. Archie se quedó por un segundo sin movimiento atacado por los nervios al ver a Albert sin movimientos.
_ Tío William reacciona por favor. _ la voz de Archie cortada por el nudo en su garganta, hablaba a su tío quien apenas pronunciaba el nombre de su amada.
_ Señorita Candy... Candice por favor reaccione. Mason dime que no, que no esta muerta. — llorando Sara se acercó a ella.
_ Está inconsciente aún tiene pulso. _ Mason aplicaba los primeros auxilios a Candy. Albert recobraba el conocimiento lentamente.
_ Tío no te muevas, parece que tu brazo está quebrado.
_ ¡Candy!... ¿Dónde... donde esta Candy? _ Las lágrimas de Albert comenzaron a salir una tras otra cuando vio a su amada sin reaccionar con el rostro cubierto de sangre sobre la nieve.
Albert con ayuda de Archie logro llegar al lado de Candy. Enloquecido por el dolor gritaba su nombre.
Candyyyyyyy...

Continuara.

Hola chicas, estamos a un capítulo de terminar esta controversial historia, con un cierre de sufrimiento y superación.

Dios les bendiga.
Espero sus comentarios.
La imagen compartida, es de la talentosa Miss Puddle.

Con amor, Sakura.

Perdida en tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora