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Mi pulso se iba acelerando aunque no quisiera...
Todo el conjunto de lo que mis manos percibian era como si de una estatua de un heroe griego se tratase...
Algo que llamó mi atención, era que cada vez que bajaba a su torso, resoplaba con fuerza...
Cuando él mismo puso mis manos en sus pectorales, un escalofrío corrió por mi cuerpo...
No me dejó estar mucho tiempo en aquella zona, y bajó mi manl hasta lo que intuí como sus abdominales, que parecía que podías cortar queso con ellos...

Dios mio. ¿En qué estoy pensando?
En un acto reflejo quité mis manos del cuerpo del chico, y me incliné hacia atrás...

--Vale, vale... Tranquila...- dijo de nuevo yendose atrás.

Noté cómo con sus dedos apartó suavemente el pelo que tapaba mi cuello... Y los mismos comenzaron a acariciar mi perfil, cosa a la que me mostré algo reacia... Sus caricias llegaron hasta mi cuello... y allí noté un tacto diferente...
Eran sus labios, suaves e hidratados, que repartían besos por mi cuello muy delicadamente... Eran pequeños roces que me daban escalofríos, y que relajaron mi cuerpo entero...

No podía imaginar cómo el simple roce de sus labios hizo que me olvidara de todo, incluso de quien era.

--_____.- escuchar mi nombre salir de su boca a pocos centímetros de mi cuello provocó en mí un escalofrío...

--Di...Dime...- salí de mi trance.

--Voy a quitarte el antifaz.- se separó de mí.

Entonces sus manos, se deshicieron con suavidad del antifaz que llevaba puesto...
Entonces, sus pasos lo trasladaron a una silla que apareció delante de mí, donde se sentó abierto de piernas dejandose caer hacia atrás...

--¿Qué? ¿Soy como te imaginabas?

Las palabras se me enredaban cuando intentaba sacarlas de mi boca... La imagen que me había hecho de él era casi idéntica a la que era en realidad...

Piel pálida, ojos asiáticos, mandíbula marcada, labios carnosos, que enmarcaban una preciosa sonrisa, un cuello que más quisiera hércules tenerlo... Pero, ya no había rastro de sus abdominales, su camisa los escondía...

--¿______?

--Em...- balbuceé saliendo de mis pensamientos impuros.- S..sí. Te pareces mucho a lo que me había imaginado...

--¿Te parezco guapo?- preguntó pícaro sonriendo y acariciando su mandíbula con sus dedos pulgar e índice...

--Ammm- si le decía que sí... no le mentiría... pero es que me siento demasiado mala persona con Haneul en este momento...

--Tranquila, no hace falta que respondas...- dijo para levantarse y situarme de cuclillas frente a mí...

Lo tenía a pocos centímetros, me sentía petrificada, mis extremidades no mostraban respuestas a mi deseo de irme de allí...

--¿Quieres acabar aquí?- preguntó ladeando la cabeza.

Yo asentí con la cabeza, creando en él una mueca de confusión...

--¿Tan mal lo he hecho?- sonrió, pero en sus ojos vi que estaba algo molesto...

--No....No es por ti...

--¿Entonces?- dijo con voz dulce.

--Es que Mi prometido... Y yo nunca... No sé... Me siento incapaz.- admití.

--¿Quieres hablar de ello?- me sorprendió que se preocupara por mí...

--No, no tienes la culpa de nada como para tener que aguantar mis paranoias...- dije mirando al suelo... Me daba demasiada vergüenza mirarlo, ya que sentía que me atrapaba con su mirada.

--Bueno, aquí tienes mi tarjeta- sacó del bolsillo de sus pantalones una pequeña cartulina con un número de teléfono, una dirección, y el nombre de un bar-. En verdad... Es la tarjeta de donde trabajo, pero da igual.-sonrió y dejó salir una pequeña risa de sus labios- Estoy allí los martes, viernes y fines de semana. Para cuando quieras contarme tus paranoias.

En ese mismo momento, dejó la tarjeta en mis manos, y se fue. Me Quedé sola en aquella habitación...
Pocos minutos faltaron para que mis amigas vinieran y me echaran la bronca...
Después de un sermón de 20 minutos en el que rebosaban las frases...
"Joder hija, con lo bueno que estaba nos lo podrías haber dejado por lo menos..."
"Pobre chaval... le habrás ofendido y todo."
"Tia no hay quien te entienda..."

Decidi irme a casa, e irme sola...
Al fin y al cabo no estaba tan lejos, asi que me fui andando...

Las calles estaban completamente vacías... Y si había alguien eran grupos de chavales hasta arriba de alcohol dando tumbos y gritos por la calle...

Por fin llegué a casa. Me pare frente a la puerta, respiré hondo, y cuando fui a meter las llaves en la cerradura, se abrió la puerta...

Haneul me miraba, aún en traje de chaqueta. Con semblante serio.

--¿Qué coño haces así vestida?

--¿Así cómo?- me miré, pensaba que era coña... Hasta que me acordé de que a Haneul no le gustaba que vistiera con vestidos pegados y provocativos...

--No me vaciles más y metete en la puta casa.- me cogió de la muñeca y me empujó adentro.

Ya mis lágrimas querían salir de mis ojos... Iba a revivir lo que durante estos años en aquella casa se me hacía rutina los viernes... Y lo peor es que cada día se me hacía más rutina...

--¿Has bebido Haneul?- pregunté aunque ya sabía que la respuesta era un sí rotundo.

--¿Qué coño te importa eso?- me volvió a empujar tirandome al sofá.

Allí tirada intenté huir del hombre de ojos de infierno con el que me iba a casar... Pero todo fue demasiado tarde cuando se tiró sobre mí, me cogió como a una muñeca, me tiró sobre el respaldo del sofá, subió mi vestido, y comenzó con la pesadilla...

--A ver cuando coño aprendes...- dijo tirandome fuertemente del pelo.

--Sueltame Haneul, porfavor...- supliqué, sabía que si me oponía a su fuerza me haría más daño...

--Eso no te lo has creído ni tú zorra. Para que vuelvas a follarte a otro.- me dió la primera embestida... Pensaba que me iba a morir...

--Haneul...- mis lagrimas mojaron el sofá- por favor... No he hecho nada... He ido obligada...

--No intentes engañarme... Sé que me pones los cuernos hija de puta.





















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Nuevo Capítulo de STALKER

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STALKER ●Jimin and You●+21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora