The great Hyunjin-Man! [ Hyunjin SK]

020 [Mini maratón]

Al despertar Hyunjin notó la falta de presencia de Eileen en la litera superior, le animó un poco pensar qué tal vez la chica hubiera despertado con una mejor actitud que la del día anterior y que haya decidido salir a dar un paseo matutino. En cuanto salió de la cabaña no tardó en enterarse del escándalo que se había formado.

Al final, su amigo y aquella chica se habían metido en un mal entendido ¿Eh? ¿Coincidencia? No, realmente no lo creía así.

Eileen observó a Hyunjin entrar a la cafetería, al parecer él no la había notado a ella, o simplemente decidió ignorarla porque al entrar se dirigió a la mesa donde se encontraban tres chicos junto con una chica, Eileen lo supo de inmediato, aquella era la amiga de la que hablo ayer en la noche, ¿Pero cuál era el chico? ¿El rubio? O puede que sea el otro pelinegro, parece tener una buena relación, o eso aparentaron hace poco cuando los dos se estaban acariciando

La castaña observó cómo la chica y el rubio se ponían de pie despidiéndose de todos y cada uno de los chicos que estaban en aquella mesa, ¿De dónde rayos Hyunjin conocía a aquellos chicos? Se preguntó Eileen llena de curiosidad

Poco después Hyunjin se despidió al igual que los otros dos y así como llego se fue de la cafetería. Eileen prefirió no seguirlo, capaz y le comenzaba a hacer preguntas y probablemente terminaría descubriendola, uno nunca sabe.

[...]

Estar en aquel campamento no era taaan malo, lo único que le faltaba a Eileen era compañía, compañía que no tenía porque nadie del salón se juntaba con maraña de pelos

Hasta que recordó, no solo su grupo fue al dichoso campamento, en algún lugar, quién sabe dónde, Seungmin debía de andar rondando y jugueteando, tal vez leyendo o escuchando alguna canción de Day6, ¡Eso era! Seungmin era su dulce y adorable salvación, solo debía encontrarlo, encontrar su cabaña o encontrar a su grupo estudiantil, cualquiera que suceda primero

Sus pies cansados se arrastraban por los escalones de su cabaña, había pasado todo el día buscando a su fiel amigo de cabello rojizo para al final no encontrarlo y regresar con los pies destrozados, Hyunjin ya se encontraba en la cabaña, al instante notó la personalidad tan apagada de la chica, no era imperativa, no era molesta, estaba por los suelos. Y eso llevo a que se preguntara el porqué con una curiosidad extrema

La castaña dejo cerrar la puerta al mismo tiempo que un fuerte relámpago se hacía presente en el cielo haciéndola dar un brinco en su lugar, Hyunjin observó atento todos sus movimientos, desde como brinco hasta como camino temerosa hacia la litera para recostarse junto con él.

Hyunjin retrocedió totalmente confundido pero no impidió que entrara a la cama y se metiera bajo las cobijas, nuevamente su estúpido corazón latía con fuerza y lo asustaba, ¿Qué tal si Eileen se daba cuenta de ello? La luz se apagó sin previo aviso cuando un segundo relámpago cayó con mayor fuerza, Eileen sujeto el brazo de Hyunjin con fuerza —Lo siento— murmuró temerosa, Hyunjin no podía verla pero sin embargo tenía la mirada clavada en donde estaba seguro que ella se encontraba —Es solo que- Hyunjin la interrumpió —le tienes miedo a los relámpagos, lo recuerdo— le respondió con amabilidad mientras recargaba su mentón en la cabeza de la chica, sintió como está asentía con la cabeza haciéndome costillas en el cuello

—puedes dormir tranquila, yo estoy aquí— murmuró tratando de evitar besar su frente y recordando las tantas veces en que consoló sus lágrimas en días como aquellos cuando hacían pijamas de chicos y había tormentas eléctricas

—Hyunjin— lo llamo ella mientras jugaba con sus dedos en el cuello de la camisa del pelinegro inconscientemente —¿Uhm?— respondió él sintiendo el calor que le transmitía el cuerpo de Eileen, tan cálido que estaba apunto de quedarse dormido con ella entre sus brazos, por Dios, era un sueño hecho realidad

—yo fui quién delató a tus amigos de la cafetería— murmuró con voz culpable y a Hyunjin le fue imposible no imaginarsela como una niña pequeña confesando uno de sus mayores secretos, sonrió por lo bajo, acercándola más a él —Lo sé— respondió