"OMEGA"

21

Anchorage - Alaska

— Es un gusto tenerlos aquí una vez más — dijo Arthur cuando los Styles llegaron acompañados de un joven alto y de cabello oscuro.

— Un gusto alfa, mi nombre es Tyron — dijo el joven mostrando su cuello.

— Bienvenido a mi manada,  muchacho — respondió Arthur sonriendo.

— Buenas tardes, Arthur — dijo Harry abrazando al hombre.

Ian y Anne también lo abrazaron y todos entraron en la mansión.

— Bienvenidos — dijo Boo apareciendo ante todos.

— ¡Carajo, es un demonio! — gritó Harry sacando su arma y apuntando al pobre de Boo.

— No lo lastimes — interrumpió Eliana apareciendo por las escaleras.

— Es un demonio — dijo Harry despacio, calculando cada movimiento del demonio.

— Sabemos lo que es, él está buscando a mi tío Louis y de hecho lo encontró y no podemos ir sin tu ayuda. Si lo matas no podremos salvar a mis tíos y a su hijo — dijo Eliana rápidamente dejando a todos sorprendidos por su declaración.

— Eliana, puedes retirarte — dijo Arthur bastante irritado, esa no era la manera que él había planeado para contarle a Harry sobre Louis.

— Lo lamento, abuelo — dijo y rápidamente subió las escaleras de nuevo.

— Necesito sentarme — dijo Harry dirigiéndose a los sillones.

— Adelante muchacho, mandare traer un poco de té y galletas — dijo Arthur saliendo rápidamente hacia la cocina.

— Bien, bien, ¿Dónde esta mi rizado favorito? — cuestionó Patrick apareciendo desde la oficina del alfa.

Al ver la cara pálida de Harry su sonrisa se borró.

— Se lo han dicho — susurro Ian mientras se acercaba a su hijo.

— Harry, pequeño, tu sabias que esto pasaría, Louis es tu omega desde hace tantos años que...

— ¡Nooooo! — gritó Anne mientras Patrick se detenía en lo que estaba diciendo.

— Me dijiste que le habían dicho — dijo Patrick explicando la razón por la que le decía la verdad a Harry.

— No le dijeron eso, grandisimo idiota — gruñó Anne.

— ¡La puta madre! — gritó Patrick mirándo al rizado quien se encontraba más blanco que un papel — Harry, yo... lo lamento... — Harry se desmayó antes de que pudiera continuar.

Mientras tanto en el inframundo

Mariam había dejado a Louis inconsciente y sangrando en medio de la habitación, Colins bajo rápidamente cuando supo que ella había regresado a los pisos del infierno para ver a Clay.

— Oh, mi amor — dijo el hombre mirando a su nieto en medio de un charco de sangre — Ya verás que te vas a poner bien mi amor, te voy a ayudar.

Colins se acercó y con ayuda de la magia había puesto los huesos de Louis en su lugar. No era la primera vez que lo hacía, siempre ayudó al menor después de los maltratos de su esposa.

Todo siempre fue idea de Mariam, el nunca quiso hacerle daño al castaño y todo lo que hizo fue solo para que Mariam no haga nada ilógico en contra de sus nietos.

Clay como castigo por desobedecer a su abuela fue a los pisos del infierno, lo único que pudo hacer Colins para ayudarlo es vigilar sus pasos y evitar que muera en el camino.