Capítulo 11 "Desahogo"

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- Tu abuela me cayó muy bien Cameron---le comenté mientras entrábamos a su casa. Cameron llevaba cargado en sus brazos a Sebastian, quien cayó dormido hace una hora, cuando tomábamos el café en la sala de estar de Annie. Él sonrió. Subió las escaleras que conducían al dormitorio de Sebastian y con ternura lo dejó en la cama. Yo lo ayudé a quitarle los zapatos y la ropa. Lo cubrí con la cobija y ambos salimos de la habitación en silencio. Bajamos las escaleras.

- ¿Me acompañas con una copa de vino?---vi el rostro relajado de Cameron y sonreí levemente

- Claro, ¿por qué no?---no debí quedarme, pero hace tanto tiempo que no disfrutaba de una noche tan relajada como esta, que no quise rechazarla. Seguí a Cameron hasta el bar y sonreí cuando me sirvió la copa y me la tendió. Yo me senté en un sofá cercano y suspiré gustosa. Cameron encendió su estereo y colocó música lounge con bajo volumen.

- Espero que no te moleste la música

- Para nada, me encanta---comenté con los ojos cerrados mientras escuchaba la melodía---me siento tan relajada, que estoy tratando de pensar cuando fue la última vez que me sentí así.

- Me alegro que te sientas bien Alana---exclamó Cameron sentándose cerca de mi

- Gracias por esta noche Cameron, tu abuela es una delicia de persona---comenté abriendo los ojos y fijandolos en los suyos

- Puedo decirte que mi abuela no es fácil, así que estoy 100% seguro que le caíste muy bien. Nunca la vi tan parlanchina como hoy---exclamó Cameron con una tierna sonrisa

- Ella te ama mucho Cameron---comenté con una ligera sonrisa

- Y yo la amo a ella---exclamó Cameron dandole vueltas a su copa---sin Annie no se como yo sería actualmente. Mi crianza fue de ella y por eso se lo debo todo---él miró mi rostro---no quiero decir que mis padres no me amaran, pero lo hacían a su manera. Siempre estaban de viaje por negocios, así que me la pasaba con mi abuela. Es la única familia que me queda.

- Somos iguales---comenté pensativa. Bebí un sorbo de mi vino---Mis padres murieron cuando yo era más joven. Así que solo me quedaban en la vida Feargus y Deidre---miré el rostro curioso de Cameron y bebi nuevamente mi vino. "Es hora que le hables de Feargus" pensé agitada--- me levanté del sofá y me acerqué a la ventana---Feargus fue mi esposo y Deidre su madre. Ellos eran nuestros vecinos de siempre. Feargus y yo comenzamos siendo amigos. Nunca nos separabamos. Nuestros amigos bromeaban sobre nosotros, decían que éramos como la raíz y el tronco de un árbol. Cuando teníamos 8 años prometimos nunca separarnos y que en el futuro seríamos novios. Y así fue. A medida que fuimos creciendo nuestros sentimientos se profundizaron. Nos hicimos novios con apenas 15 años. Al principio nuestros padres no estuvieron de acuerdo por la juventud, pero Feargus y yo nos amábamos con todo el alma, así que nos dejaron ser felices. Al morir mis padres, me fui a vivir con Deidre, la madre de Feargus. Ella y mi madre eran las mejores amigas. Y a los 19 años, Feargus y yo nos casamos. Él consiguió una beca en Londres para estudiar. Con el dinero que ambos habíamos ahorrado toda nuestra vida nos fuimos a vivir a Londres, con la desaprobación de Deidre. No quería que estuvieramos lejos de ella, pero el sueño de Feargus era vivir en Londres. Así que empezamos nuestro matrimonio en esa enorme y desconocida ciudad. Ambos conseguimos empleo. En el día, Feargus estudiaba y en las noches trabajaba. Yo trabajaba todo el día. A pesar que casi no nos veíamos, el poco tiempo que teníamos lo disfrutabamos. Éramos felices a pesar de las dificultades. A los meses quedé embarazada y la alegría nos embargó. Hicimos muchos planes. Buscamos nombres de niños y niñas. Sebastian lo escogió él. Fuimos realmente felices a pesar que no teníamos mucho. Hasta que en un segundo todo cambió---mi voz se quebró. Apreté mi copa con fuerza y me sequé algunas lágrimas que escaparon de mis ojos---Un automóvil lo atropelló. Murió de ipso facto. Ese día creí que moriría con él. Yo tenía ocho meses de embarazo. Eso fue lo que me obligó a continuar con mi vida. Mi hijo me ayudó a seguir con vida. Él fue el regalo que me dejó Feargus y debía protegerlo más que a mi propia vida. Sebastian es lo que más amo. Es todo lo que tengo---no pude evitar llorar silenciosamente. A nadie le había hablado sobre Feargus. Y en una sola noche se lo comenté a dos personas que solo tenía muy poco tiempo conociendo. Las piernas me temblaron y me arrodillé. Recordé todas las cosas que viví con Feargus. Unos brazos me rodearon. Cameron hizo que apoyara mi cabeza en su pecho---me duele el corazón Cameron. ¿Por qué la vida es tan injusta? ¿Por qué Dios se lo llevó tan rápido? Ni siquiera conoció a su hijo. Y me dejó sola---lloré más fuerte--- Seis años añorandolo. Extrañandolo. Pensando en lo que hubiese pasado si..., pero nada va a cambiar lo ocurrido---seguí llorando desconsolodamente hasta que fue remitiendo poco a poco. Cameron no decía nada. Solo me abrazaba con fuerza y acariciaba mi espalda con suavidad. Respiré hondo y me separé un poco---lo siento Cameron, tal vez fue el vino, no sé. La última vez que lloré por Feargus fue cuando nació Sebastian. Después de ahí me prometí nunca más llorar por nada. Sebastian necesita una madre fuerte y eso es lo que siempre he sido para él---me sequé las lágrimas.

- Amaste mucho a tu esposo---comentó Cameron con rostro indescifrable.

- Con toda mi alma---comenté sincera. Cameron acarició mi mejilla.

- Él tuvo mucha suerte---quise entender el tono de su voz. Cameron se levantó y me ayudó hacer lo mismo--- gracias por ser tan sincera conmigo y de abrir tus sentimientos. Me siento honrado por ello--- sonrió levemente. No se porque, pero notaba algo raro en su semblante. Quise decirle algo, sin embargo me quedé callada--- es mejor que descansemos. Tu lo necesitas mucho---lo miré preocupada.

- Cameron---él me miró a los ojos. Suspiré y sin pensar acaricié su mejilla por primera vez. Él abrió los ojos sorprendido--- gracias por todo. Eres único. Nunca he conocido a alguien como tú y estoy feliz por conocerte---agarre fuerza, besé su mejilla y salí rapido de la sala.

****

Parpadeé sorprendido por lo que acaba de hacer Alana. Miré hacia las escaleras y sonreí negando con la cabeza. Cuando creía que ya la conocía, hacia cosas que me hace replantear todo. Suspiré y me dirigí al bar. Me serví un vaso de coñac. Necesitaba un trago fuerte. Cuando el líquido quemó mi garganta tragué grueso. Salí al jardín y respiré hondo.

"¿Qué estoy haciendo?" pensé bebiendo otro trago. Ella es una mujer que tiene en su corazón a otro hombre. Alana no es la típica mujer con las que he salido en toda mi vida. A pesar de ser viuda, es muy inocente. Solo ha estado con un hombre en toda su vida y ese fue su esposo. Ella es una mujer muy seria, que toma la vida por los cachos y controla todo por su hijo. Se controla a sí misma por su el bienestar de su hijo. Una mujer admirable completamente. Y yo, solo pensando en llevármela a la cama, como si fuera un reto personal. Eso hace que me odie y aborrezca lo que soy. Bebí otro sorbo.

Miré las estrellas y suspiré. ¿Qué haré ahora? No puedo tratar a Alana como mi última conquista. Seria imperdonable de mi parte. Además dañaría a Sebastian y eso no lo podía permitir. Ese niño es muy especial. Volví a suspirar. "Entonces ¿por qué te acercaste a ella desde un principio, sabiendo que ella no quería y que tenía un hijo?" Exclamó mi voz interior.

Porque simplemente no podía dejarla ir. Sentí una conexión con ella desde el primer momento que la vi. Fue algo tan primitivo y salvaje, que no pude apartarme. Ansío de su sonrisa, de su voz, de su esencia, que seria difícil alejarme de ella, aunque sea lo mejor. Me terminé el trago.

No se a dónde me va a llevar toda esta situación, pero seguiré adelante. Me dejaré llevar. Y los cuidaré a ambos y trataré de no hacerles daño. "Recuerda no cometer el mismo error Cameron" volvió a hablar mi voz interior. Cerré los ojos. "Jamás volveré a caer" pensé con determinación.

El Deseo Navideño de un Magnate. N°6 Serie Amigos de la RealezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora