Capítulo 12

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Kevin

Había pasado un mes y medio desde la conversación que tuve con mi hija, me sentía tan culpable al decirle que tal vez nos tendríamos que ir a Brasil, cuando era consciente de lo mucho que se había encariñado con aquella jovencita y sin poder evitarlo, me hizo recordar los primeros años de noviazgo con Emily, mi actual esposa. Todo iba de maravilla entre nosotros, existían las discusiones como en toda relación, pero no tan intensas como las teníamos ahora, ella era una mujer excepcional, carismática, risueña y muy educada que luego del matrimonio, se comprometió con las actividades de la casa, las emociones diarias y los grandes o pequeños logros que teníamos como pareja. De hecho, aprendí a ser tolerante y solidario con el amor de mi vida, porque quiera o no, tuve que adaptarme a compartir todo, desde el jabón hasta mi espacio físico.

Sin embargo, no todo lo bueno dura para siempre, pues las cosas comenzaron a cambiar luego del nacimiento de nuestro último hijo, Emily fue cambiando su carácter de a poco, su manera de tratarme, las discusiones se volvieron más intensas donde ninguno de los dos, media sus palabras y las reconciliaciones pasaron a un segundo plano. Cuando empecé con los trámites del divorcio, pensé en comentarle a mi abogado que realizará una mediación por aquellos años que compartimos, pero me di cuenta de que sería un terrible error. Nunca podríamos llegar a un acuerdo coherente por más que quisiera y ciertamente, no tenía ganas de desgastarme más de lo que ya lo había hecho. Mi mente estaba cansada de luchar contra la corriente, de pensar que algún día iba a cambiar su manera de ser, pero todo tiene un límite y el mío, había sido rebasado hace mucho.

Pese a que le di muchas oportunidades a Emily para que fuera esa mujer maravillosa de la cual me enamoré, ella no dio su brazo a torcer. Simplemente, no quiso poner de su parte y ahora nos encontrábamos en una situación un tanto incómoda para los dos, pero más para ella que para mí. En vista de que Emily nació en cuna de oro como suelen decir algunas personas, mientras que yo, trabajé mucho en mi adolescencia para obtener todo lo que tengo ahora. Después de cierta edad, me dio por estudiar una carrera administrativa para obtener mayores ingresos y es así, como obtuve mi trabajo actual. De hecho, cuando vivía en Brasil junto a mis padres, adquirí un pequeño departamento y un auto último modelo con el que viví parte de mi soltería. Luego de que me mudé a este hermoso país, decidí comprar un pequeño restaurante e invertir parte de mis ahorros y tener unas mejores ganancias para realizar algunas maestrías que me servirían para mi carrera.

En esa época, fue donde conocí a mi actual esposa, donde congeniamos de todas las formas posibles y luego del matrimonio, adquirimos un hotel turístico que ella se encargó de administrar. Por lo que, muy a mi pesar, perdería esa inversión en el proceso de divorcio, un proceso que iba muy adelantado, a decir verdad, ya que, Emily como toda mujer de buena posición social, estaba dispuesta hacer cualquier cosa para que nuestra separación se llevara lo más rápido posible y con cierta discreción. Lo que menos deseaba, era que sus amistades, se dieran cuenta de que su matrimonio de veintidós años, se había disuelto, pero lo que más le avergonzaba, era la revelación de nuestra hija Danielle. Cuando ingresé al interior de ese gran salón, sentí un poco de vértigo y mi piel se erizó, de verdad estaba a punto de finiquitar este proceso engorroso. Sin embargo, cuando mi mirada se cruzó con la de mi esposa, fue algo extraño, porque me di cuenta de que para ella este proceso no significaba nada, ni siquiera se inmutó ante mi presencia y eso me dolió, ¿De verdad alguna vez me amó?

—Buenas tardes—manifestó el abogado de Emily—Hoy nos hemos reunido para aclarar ciertos puntos, antes de finiquitar los trámites legales para la disolución de su matrimonio —dijo.

—¿Han pensado sobre nuestra propuesta? —no tardó en pregunta mi abogado.

—En vista de que mi clienta, desea mantener la discreción pertinente a este caso. Decidió aceptar dicha propuesta sin ninguna objeción —abrió su portafolios.

—Caballero, ha tomado una decisión muy asertiva—expuso mi abogado—De acuerdo con el artículo 229 del código civil francés, llevaremos a cabo un divorcio de mutuo acuerdo con todas sus consecuencias, como el ejercicio de la custodia sobre sus hijos y la repartición de sus bienes por partes iguales —explicó, mientras yo observaba la reacción de Emily.

—Sobre ese punto, deseo realizar una aclaratoria—dijo aquel caballero, al mismo tiempo que mi esposa, se acercó para comentarle algo—Con respecto a la repartición de los bienes, mi clienta me acaba de informar que el señor Kevin, firmó unas capitulaciones prematrimoniales —dijo.

—En efecto, ambos acordaron que los bienes que adquirieron antes de contraer matrimonio no serán incluidos dentro de la sociedad conyugal, ni las acciones empresariales que tiene Emily en el exterior —aludió mi abogado.

Con todo el asunto de mi hija, las constantes peleas con mi esposa y mi carga laboral, me había olvidado de ese acuerdo que había firmado hace años. Después de todo, no tendría que regresar a Brasil, ni renunciar a ese pequeño restaurante que aún me generaba ciertos ingresos.

—Entonces, lo único de lo que debemos preocuparnos es sobre el hotel turístico que ambos adquirieron y el domicilio donde ahora residen —manifestó el abogado de mi esposa.

—Debemos realizar la repartición de una manera equitativa —dijo mi abogado, al buscar dentro de su portafolio las escrituras del hotel turístico, ya que, la casa estaba al nombre de Emile y por consiguiente, ella tenía ese documento en su poder.

—En cuanto a la custodia de su hijo Steven, mi clienta desea obtener la custodia total —expresó aquel caballero.

—Antes de llegar a ese punto, creo que deberíamos hablar con nuestro hijo para conocer su opinión —me vi forzado a intervenir en la conversación.

Era un punto del que ya había hablado con Steven y no estaba seguro de que él aceptaría la absurda petición de su madre. Había fallado con la situación de Danielle, pero ahora no estaba dispuesto a que mi otro hijo, sufriera las consecuencias de mi cobardía.

—Estoy de acuerdo—dijo mi esposa—Podemos continuar con otros asuntos —añadió.

Era la primera vez que la sentía tranquila, sin ganas de entrar en una discusión y eso me sorprendió. Porque podría ser indicativo de que tal vez y solo tal vez, me dejaría la custodia total de mi hijo. Durante la siguiente hora, estuvimos firmando una serie de papeles para que ciertos trámites concluyeran de manera oportuna y sin necesidad de que tuviéramos que vernos de nuevo, mientras que una parte de mí deseaba salir de esa oficina para ir a contarle a Danielle las buenas noticias. Después de todo, no tendríamos que ir a Brasil.

—Ahora que todo parece estar en orden, llevaré la solicitud al juzgado para agilizar el trámite y que ustedes puedan disponer de su libertad civil, mientras se lleva a cabo la liquidación de sus activos y pasivos adquiridos durante el matrimonio —manifestó el mediador de mi esposa.

Seguramente Emily, usaría todo el dinero que fuese necesario para culminar con ese proceso lo más pronto posible para alejarse de nosotros. Después de todo, se había dañado esa familia perfecta que ella solía exhibir con sus amistades.

—En el transcurso de la semana, le enviaré los papeles del divorcio para los firmes—añadió aquel hombre—Sin embargo, dentro de tres días, necesitaré reunirme con su abogado para ver a qué acuerdo llego con su esposa sobre la custodia de su hijo menor —señaló, antes de marcharse junto a Emily.

—Kevin, no quiero que te agobies, encontraré la forma para no darle la custodia total a tu esposa —comentó mi abogado.

—Te lo agradecería —expresé.

No me importaba si debía compartir la custodia de mi hijo, pero jamás permitiría que Emily, lo apartara de mí totalmente, simplemente no podría hacerle ese mal a mi hijo. 


Publicado: En Wattpad, septiembre 05 del 2018

Copyright © 2018 María A.

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Los personajes, eventos y sucesos presentados en esta obra son ficticios. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. 

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