Capítulo 22

1.4K 132 17
                                    

Emma

Mi mente se encontraba dispersa, había pasado por el momento más incómodo en mi vida y ciertamente, no lo había asimilado del todo. Se supone que cuando tienes un mejor amigo, no existe la remota posibilidad de que exista algo más, pues tienes como norma jamás cruzar esa línea imaginaria que simboliza la amistad, a pesar de que esa persona sea tu confidente, tu compañero, tu aliado y tu cómplice. Había oído infinidades de veces que esto podía ocurrir, pero me negué a creerlo porque siempre tuve fe de que una mujer y un hombre, podían tener una hermosa amistad, más no todo ocurre como pensamos. Aunque ambos compartimos mucho tiempo por las actividades académicas y salíamos de vez en cuando, nunca lo hice en plan romántico o tan siquiera le insinué algo, porque corría el riesgo de que confundiera las cosas y aunque me sentía halagada tras su confesión, era evidente que no podía corresponderle.

Si tan solo la hubiese escuchado a mi novia, sin tan solo no hubiésemos peleado, quizás esto jamás habría pasado. Fui una tonta, al no expresar que mantenía una relación con Danielle, de darle su lugar, tal como ella lo hizo conmigo. Una lágrima recorrió mi mejilla, no solo me había distanciado de mi novia, sino que ahora estaba dispuesta a hacer lo mismo con Alfonso con tal de evitar problemas a futuro. Mis pies me guiaban por un camino que ya conocía, un camino que no me cansaría de recorrer para estar al lado de mi amor, pero sin importar que hiciera, me sentía vacía, con un dolor en mi pecho, había traicionado a mi francesita. No creí que haría como Pedro y la negaría ante otras personas.

—Emma —escuché a mi espalda.

Cuando me giré, me encontré con la silueta de Alfonso, pensé que, tras mi confesión, no querría verme y tenerlo frente a mí, me sorprendió.

—No tengo idea del por qué caminas tan rápido —dijo, con su voz agitada.

—¿Me seguiste todo el camino? —fruncí mi ceño.

—Sí, no podía dejar las cosas así, no estaría bien —desvió su mirada.

—No creo que sea el mejor momento, es mejor que cada uno siga su camino —expresé.

Ponerme a la defensiva, no era una opción fiable porque podía empeorar la situación entre los dos, pero no tenía cabeza para nada más. Lo único que deseaba con todo mi corazón, era hablar con mi novia para aclarar las cosas.

—Supongo que irás con tu novia—fue más una afirmación que una pregunta—Al menos, déjame acompañarte —su mirada se cruzó con la mía

—Creo que no sería una buena idea —por un instante, recordé el último encuentro y la pelea que tuve con Danielle. Si me veía en compañía de Alfonso, tal vez no me escucharía.

—Mientras te seguía, intenté asimilar toda la información que me expresaste hace un instante y debo admitir que me tomaste con la guardia baja, porque vamos, realmente me atraes mucho —su voz sonaba sincera.

—Alfonso, yo...—quise pronunciar algo, pero nada vino a mi cabeza.

—Emma, deseo que no vuelvas a mentirme y que te sientas cómoda hablando conmigo de cualquier cosa. Ante todo, somos amigos y así como yo te cuento mis problemas, quiero que tú te sientas en confianza para hacer lo mismo—colocó sus manos sobre mis hombros—Eres la única amiga que tengo y nunca te juzgaría por amar a una mujer —me abrazó.

Nunca imaginé que esa noche, tendría la oportunidad de conocer los verdaderos sentimientos de mi amigo, pero al mismo tiempo, conocería su lado comprensivo.

—Gracias, no sabes lo que esas palabras significan para mí —pronuncié, al soltar su agarre.

—No puedo prometer que mis sentimientos cambiaran de la noche a la mañana, pero si haré lo posible porque sea así—me regaló una sonrisa—Es hora de que soluciones los problemas con tu novia —manifestó, al pasar uno de sus brazos por mi hombro.

Amor de otoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora