Capítulo 21

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Danielle


En los últimos meses, me había dado cuenta de que la vida no era cien por ciento perfecta, tiene sus altibajos y no siempre nos trae lo que deseamos, pero en ocasiones, es capaz de ofrecernos lo que de verdad merecemos. Después de todo, la perfección no es más que una aspiración intangible que todos deseamos conseguir, tal como si las altas expectativas pudieran cubrir nuestros deseos, pero en realidad, corremos el riesgo de no disfrutar ese carrusel de emociones que nos depara esos triunfos cotidianos. Triunfos que podemos disfrutar a lo grande junto a un amor, con esas amistades o con la familia; apreciando cada detalle, sin prisas, con el corazón en la mano y lleno de buenas energías. Sin embargo, en la vida también existen situaciones que nos desmotivan de alguna manera u otra y era lo que me estaba ocurriendo desde hace unos días. Se suponía que debía estar contenta por ver a mi novia luego de unos largos meses sin tan siquiera poder abrazarla, pues ambas decidimos ceder nuestro primer verano juntas para compartir con nuestros familiares y el día que nos reencontramos, salimos discutiendo por culpa de su amigo, ¿Cómo no podía darse cuenta de las segundas intenciones que tenía ese chico?

No es que esté en contra de que un hombre y una mujer, no puedan ser amigos, porque podía llegar a suceder, pero vamos, las atenciones que tenía Alfonso con mi chica no eran normales, eran más de cortejo que cualquier otra cosa. En más de una ocasión, pude notar como ese tonto buscaba la forma de alejarme de Emma y aunque a veces mi novia, no le prestaba atención, él se las ingeniaba para estropear nuestros momentos. De hecho, varias veces lo pillé tomar la mano de Emma para caminar por el campus o como le daba algunas flores cada que se veían y mi novia, no hacía nada para detenerlo. Puede que yo aceptara los regalos de Jimena, pero nunca le di pie para que pensara otra cosa, pues siempre le deje claro que mantenía una relación y era lo que no hacía Emma. Tal como si le diera vergüenza decir que yo era su novia y eso dolía.

—¿Sigues pensando en ella? —escuché la voz de Jenny.

Jenny, era una rubia de ojos verdes, con un cuerpo medio esbelto y unos exquisitos labios que te dejaban mucho a la imaginación. Fue la primera chica que conocí cuando recién comencé mis clases y he de admitir que tenía sus atributos, pero no vi más allá, pues ya mi corazón, le pertenecía a alguien más. De hecho, esa rubia, se atrevió a invitarme a cenar, el mismo día que nos conocimos y muy a su pesar, la tuve que rechazar, ya que, le exprese tenía una novia de la cual estaba muy enamorada. A diferencia de Jimena, ella pareció entenderlo y no volvió a coquetearme, pero con el paso de los días, me confesó que era bisexual, que le gustaba estar más con las mujeres que con los hombres, porque según ella, las niñas son más delicadas y tienen mucho más aguante que los chicos. Algo que no pude refutarle, pues nunca había estado con un hombre y tampoco es que me naciera estar con uno para probar. Lo mío, eran las mujeres y eso estaba más que claro para ella.

—¿Me estás prestando atención? —

—¿Disculpa? —me hice la desentendida.

—Por un momento, puedes dejar de pensar en Emma —frunció el ceño.

—No puedo, la echo de menos —desvié mi mirada.

—Entonces, ¿Por qué no la buscas? —me regañó.

—No, debo mantener mi dignidad en alto. Después de todo, ella no me quiere creer —dije, al mismo tiempo que ingerí un poco de mi malteada.

—¿Dejarás que su amiguito se siga entrometiendo en su relación? —me recriminó. Ella estaba al tanto de las intenciones de aquel chico y le molestaba la actitud que tenía mi novia al respecto.

—Si ella no pone de su parte, yo no puedo hacer mucho —cogí mi pitillo y comencé a moverlo en círculos.

—Pero...

Amor de otoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora