Capítulo 17

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Emma


Pensé que el primer día de clase, sería agotador, pero en realidad, fue todo lo contrario. Solo tuve algunas materias en la mañana y ahora me encontraba en el supermercado, cumpliendo mi horario. Un horario que tuve que acomodar con la ayuda de mi jefe para que no interfiriera con mis actividades académicas, pues dos días a la semana, tenía unas clases nocturnas, mientras que el resto, eran diurnas. A medida que iba acomodando la nueva mercancía que llegó el día anterior, recibí un mensaje de Danielle preguntándome si podíamos salir al final de mi jornada laboral, no tuve que pensarlo dos veces para decirle que sí, ya que moría por compartir a su lado y besar sus labios.

Había pasado tan solo unos días que no vivíamos bajo el mismo techo y he de confesar que la echaba de menos, en especial nuestras conversaciones nocturnas. Esas en donde solía hacerla reír con mis ocurrencias o ella me tomaba de la cintura para darme un beso apasionado. Aún recuerdo cuando su padre, se presentó a nuestra casa para pedir nuestra ayuda, pues no tenía la remota idea de cómo decorar el lugar donde viviría Danielle y una parte de mí, se encontraba ansiosa por descubrir si le había gustado lo que hicimos con esfuerzo, pensado en ella y en cómo le gustaría sentirse en su nuevo hogar.

—No imaginé que trabajarás aquí —escuché a mi espalda.

Esa voz, me resultaba muy familiar, pero no recordaba en dónde la había escuchado con anterioridad. Me quedé en la posición que tenía, recordando en dónde había escuchado esa voz, pero no fue hasta que esa mujer, volvió a dirigirme la palabra que un flashback, vino a mi cabeza. Esa voz, le pertenecía a la hermana de mi francesita.

—¿Cómo se encuentra Danielle? —preguntó, por segunda vez.

Dejé a un lado aquella caja de yogurt que estaba acomodando sobre la estantería para incorporarme y enfrentar aquella mujer. La última vez que nos vimos en el barrio Panier, había arruinado mi salida con Danielle y sus palabras hirientes, aún resuenan en mi mente como un eco terrible del que no deseo escuchar.

—¿Qué deseas Laura? —dije, sin ningún abismo de cortesía.

—Quizás no me creas y estás en todo tu derecho, pero ¿Quiero saber cómo está Danielle? Tengo mucho tiempo sin saber de ella —insistió.

—¿Desde cuándo te importa? La última vez que nos vimos, no fuiste muy amable con ella —fruncí mi ceño. Algo dentro de mí, me decía que no debía creerle ni una palabra a esa chica, no después de cómo nos trató aquella vez.

—Sé que mi manera de actuar no fue la correcta y que no he sido muy buena hermana, pero...—su voz, se quebró—La verdad es que, estoy arrepentida por todo lo que, hecho, fui una tonta al no apoyar a Danielle tras su confesión, pero eso no quiere decir que haya dejado de importarme —dijo, con una mirada triste.

—¿Qué te hizo cambiar de opinión? —la miré desconfiada.

—La actitud de mi madre —desvió su mirada.

—¿Tu madre? —repetí, sin poder creerlo. Ese par, eran tal para cual, así que no me fiaba de sus palabras.

—Sí, solo hasta ahora me doy cuenta de su verdadera personalidad—acarició su pancita—¿Puedes creer que me corrió de la casa por estar embaraza? —expresó.

—Oh, lamento esa noticia—no supe que más decir—¿Cuántos meses tienes? —no tardé en preguntar, al ver su pequeño vientre.

—Tengo cuatro meses y medio—acarició su vientre de nuevo—Bueno, ya debo retirarme, cuídate y si puedes, dale mis saludos a mi hermana —dijo, antes de marcharse.

Amor de otoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora