Shallura-Family

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Pov. Normal.

Esta era una familia algo extraña, Shiro y Allura eran dos jóvenes adultos de 27 años y con 3 años casados; la albina tenía un problema que siempre la hacia llorar en algunas noches, y ese era que ella era estéril. En más de una ocasión ella le réplicaba al japonés del porque estaba con ella, si no le podía dar esa familia de la cual ellos hablaban mucho cuando sólo eran amigos años atrás.

-¡No puedo hacer lo que una mujer debe hacer! ¿Porque estas conmigo en primer lugar?-gritaba la chica entre lágrimas.

-Allura, calma. Estoy contigo porque siempre te he querido.-le contestaba con calma y tomando las manos morenas de su mujer.

-Pero...tu siempre me contaste que querías una gran familia. Muchos hijos e hijas...y yo no puedo dártelo. ¿No sería mejor que estés con una mujer que te pueda dar eso?-dejo de gritar, pero seguía llorando.

-No quiero a ninguna otra. Solo a ti. Te amo desde que eramos niños, y lo sabes.-abrazo a su esposa y esta se acurruco en su pecho.-No importa que no puedas tener bebés, me importa estar contigo.

Y así era al menos uno o dos días al mes, Allura se ponía a gritar y llorar por no poder bebés, estuvo así el primer año después de que su ginecóloga le diera la horrible noticia. Que cruel puede ser la naturaleza para todos.

Tiempo mas tarde, ambos habían ido a entregarle unas cosas a Coran, el tío de Allura quien trabajaba en un orfanato. Por si se lo están preguntando, no, ellos no podían adoptar, lo intentaron y se los negaron -esa era la razón por la cual la morena odiaba ir a ese lugar.- Al entrar al lugar, pidieron que llamarán al hombre mayor, pues Allura no quería entrar a buscarlo y ver a todos esos adorables niños, y obvio que Shiro no la iba a dejar sola allí.

-Allura, Shiro. Lo siento por pedirles que vinieran hasta aquí.-dijo Coran entrando a la recepción.

-Está bien, debía ser importante si nos pediste ayuda.-contestó la morena sonriendo.

-Si.-tomó la bolsa que tenia la chica, eran unos botiquines de primeros auxilios.-Ay unos niños que...bueno, pelean todo el tiempo y se lastiman.-noto como su sobrina hacia una mueca.-Lo siento Allura.

-Está bien. ¿Necesitas algo_

Y justo cuando la morena iba a preguntar por algo más que necesitará para poder irse, unas de las trabajadoras pasaron cargando a dos niños cada una, tres forcejeaban y gritaban, y el otro lloraba sin control.

-¡¡SUELTEME VIEJA ARPIA!!-gritaba el niño moreno pataleando con un claro asentó latino. Tenia golpes y parecía que se le había caído, o le habían tirado, un diente.

-¡NO PELEES LANCE! ¡ESTO TE PASA POR METERTE EN PELEAS!-gritaba una de las mujeres, estaba harta y se le notaba.

-¡NO PUEDE HACER ESTO! ¡ELLOS EMPEZARON!-grito el otro niño peli-negro, igual dando patadas en su forcejeo. También tenía golpes y moretones por todos lados.

-¡Keith! ¡tu eres el primero que se pone a pelear! ¡cállate!

-¡¡NO ES JUSTO!! ¡¡YO NI SIQUIERA HICE NADA!!-grito la única niña castaña clara. Ella no tenia tantos golpes, pero si algo de sangre en su nariz.

-¡PIDGE! ¡ARROJASTE PIEDRAS! ¡TE VIMOS!

-¡INJUSTICIA!

-¡ARPIAS!

-¡NO PUEDEN HACER ESTO!

Gritaban los niños, mientras el otro regordete, que tenía claros golpes y cortes lloraba a mares, Hunk.

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