No estoy sola

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De repente me sola.
Era un sentimiento inexplicable.

Pero no era así.
Él estaba conmigo.
No se había alejado de mi lado.


Sólo quería que siguiera confiando en Él.
Dejé toda la carga en sus manos.

Y pude sentir su amor.
Las lágrimas caían sobre mis mejillas.

Sentí una paz.

Gracias Señor Jesucristo por no dejarme caer.

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