Capitulo 1♥

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Vendo recuerdos

4 de Octubre del 2013 - Phoenix, Arizona

- Tranquila Hinata , todo irá bien -decía Kiba en su oído.

- Duele -se quejó ella en un gemido.

- Lo sé... pero pasará pronto y después lo olvidarás... aguanta solo un poco más -le pidió él.

- Venga Hinata... puja con fuerza -dijo el doctor entre sus piernas.

Hinata tomó una bocanada de aire, y pujó con toda sus fuerzas apretando la mano de Kiba en el proceso.

- Una vez más y ya está... acabaremos -la instó el doctor.

- ¡No puedo! -dijo Hinata dejándose caer sin fuerzas en la camilla.

- Lo estás haciendo perfecto, venga Bolita... sé que tú puedes hacerlo -la animó de nuevo.

- No... no puedo -lloriqueó.

- ¿Qué va a pensar de ti Blot cuando le digas que ha nacido por cesárea porque tú "no tenías fuerzas"? -preguntó Kiba en tono de burla.

Hinata gruñó y sacó fuerzas de donde no las tenía. Se incorporó suavemente y volvió a tomar aire y pujó de nuevo con todas sus fuerzas. Sintió como algo abandonaba su cuerpo y después un llanto hizo eco en aquel quirófano, una sonrisa surcó los labios de Hinata a la vez que una lágrima salía de sus ojos.

- Es precioso bolita... tiene el pelo claro, no es como el tuyo -canturreó Kiba feliz.

.

Presente...

.

- Hinata... ¿estás segura de lo que vas a hacer? -preguntó Kiba en un murmullo.

Hinata alzó la mirada de las prendas de ropa que tenía en sus manos y miró a su mejor amigo. Con el paso de tiempo Kiba se había convertido en el soporte principal de su vida. Incluso ahora, cuando debía volver atrás en el tiempo y recordar todo el dolor que la llevó hasta allí, él estaba a su lado aconsejándola y escuchándola.

- Tengo que hacerlo... es la boda de mi padre, no puedo evitar volver a Forks -contestó ella metiendo una prenda más en su maleta.

- Si quieres yo me quedo con Blot mientras tú vas y vuelves -se ofreció el chico.

- No voy a esconderlo como si me avergonzase de él -contestó ella con el ceño fruncido.

- Lo digo por protegerlo a él, solo tiene dos años -explicó.

Hinata miró con ternura los ojos negros del hombre frente a ella y suspiró.

- Va siendo hora de que Hiashi sepa de su existencia, tiene derecho a saber porque dejé Forks tan de repente.

Kiba suspiró también y se sentó en la cama al lado de la maleta de Hinata, sujetó sus manos entre las suyas y la atrajo hacia su pecho abrazándola. Kiba era mucho más grande que ella en tamaño, aunque tenía un año menos, pero su madurez le había ayudado mucho a Hinata en el momento más difícil de su vida.

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