Presente.
- Venga campeón... nos vamos a casa - lo llamó Hinata con un sonrisa.
- ¿Ya? -preguntó Bolt haciendo un puchero.
- Sí... es tarde y estás cansado.
- No toy... -se detuvo a bostezar- cansado.
Minato y Hinata rieron entre dientes y ella lo tomó en brazos. Bolt apoyó la cabeza en el hombro de su madre y poco a poco sus ojos se fueron cerrando.
- Hasta otro día Minato - se despidió Hinata comenzando a caminar hacia la salida.
- Hinata... - la llamó él en un susurro.
Ella se detuvo y se dio la vuelta para mirarlo.
- Gracias... -continuó Minato- Bolt es... todo lo que siempre he deseado desde que Naruto y Menma dejaron de ser unos niños.
Hinata tragó de nuevo el nudo que se formó en su garganta.
- Minato yo... -dijo con los ojos a punto de estallar en lágrimas de nuevo.
- No te preocupes por eso ahora...- la cortó- arregla las cosas con Naruto, las explicaciones ya vendrán después
Sin esperar más contestación y con una sonrisa Hinata llevó a Bolt hasta el volvo de Naruto, dónde él ya los estaba esperando con la puerta abierta.
- ¿Ves como estaba cansado? - rió Naruto entre dientes.
Hinata sonrió tímidamente y lo acomodó en la sillita que utilizaba normalmente Mei, aunque le quedaba un poco grande. Después se sentó en el asiento del copiloto y respiró profundamente.
- ¿Te llevo a casa de tu padre? - preguntó Naruto sentándose a su lado.
- Sí... por favor - susurró.
Naruto arrancó el coche y la miró de reojo, Hinata parecía nerviosa, no dejaba de morderse el labio inferior y juguetear con su pelo. Suspiró y pisó el acelerador para poner el coche en marcha. Mientras conducía en silencio por las calles de Forks no podía dejar de sorprenderse de lo que había cambiado Hinata en esos tres años de ausencia.
Siempre había sido una jovencita hermosa e inteligente, pero ahora se había convertido en toda una mujer, su hermosura había cambiado y ahora tenía curvas en las que parecía que era muy fácil perderse. Estaba preciosa, con su cabello más largo y los rasgos de su cara ya mostrando a una mujer adulta.
A Naruto siempre le había parecido que en ocasiones, Hinata era demasiado buena para ser cierto, su comportamiento con Mei siempre le obligaba a compararla con Sarā, y eso le resultaba frustrante. Hinata era todo lo que esperaba de Sarā cuando se casó con ella, el cariño con el trataba a su hija, la ternura con la que la cuidaba... era como si quisiese a Mei como si fuese su hija.
Y ahora, después de todo lo que había pasado Hinata volvía a Forks, y volvía todo su mundo del revés. Su hija había reaccionado ante su cercanía de un modo que no era habitual en ella. Desde que Sarā se fue, rehuía de cualquier mujer que no fuese su abuela Kushina o su tía Hikari, ni si quiera era capaz de soportar a Sakura más de unos cuantos minutos a su lado. En cambio Hinata... cuando hablaba con Mei era como su un aura de calidez las rodease a ambas, y Mei parecía más tranquila solo con tener a Hinata cerca.
La miró de reojo y ella estaba jugueteando son sus dedos en su regazo. Sonrió de lado y otra imagen de ella asaltó su mente. Hinata sentada a su lado en el sofá, con las mejillas enrojecidas de nuevo y con su pelo un poco más revuelto de lo habitual, estaba susurrando su nombre y sus ojos brillaban más que nunca.
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Vendo Recuerdos
FanficHinata tuvo que abandonar Forks años atrás, pero la boda de Hiashi la obliga a regresar, regresar a su pasado y enfrentar a sus fantasmas, pero lo que nadie espera es que vuelva acompañada por su mayor tesoro. Adaptación / Naruhina.