Sinople

171 26 10
                                        

Woo Hyun camina hacia la biblioteca con una sonrisa en el rostro, aunque por dentro el mar de emociones no le da tregua. Todo lo que gira en torno a los vampiros debería mantenerlo inquieto, con el corazón encogido por la incertidumbre, pero no puede evitar sonreír. Ha vencido a Sung Jong y a Sung Yeol durante los entrenamientos, y esa victoria —por pequeña que sea— enciende dentro de él una chispa que no sentía desde hace tiempo: confianza.

Confianza de que tal vez, por fin, puede proteger a Sung Kyu. Que no solo está destinado a ser protegido, sino que también puede retribuir, aunque sea un poco, todo lo que el vampiro ha hecho por él durante todos estos años.

—Creí que estabas durmiendo —dice Sung Kyu al verlo entrar, su voz como un eco cálido que lo envuelve. Está sentado en su silla de terciopelo, con ese aire sereno que tanto lo desarma.

—Quise hacerlo, pero estoy un poco ansioso —responde Woo Hyun mientras se acerca. Su voz tiembla ligeramente, pero sonríe con franqueza—. Sung Yeol dijo que estoy listo para un enfrentamiento contigo.

Sung Kyu le sonríe, y ese gesto tiene algo de orgullo, algo de ternura, y mucho de deseo contenido. Se pone de pie sin apartarle la mirada, lo toma de la cintura y lo atrae hacia sí, con una firmeza que estremece a Woo Hyun desde lo más profundo.

—No creas que seré condescendiente —le susurra al oído, su aliento rozándole la piel como una caricia eléctrica.

—No estoy pidiendo que lo seas —contesta el joven, sus brazos enredándose con seguridad en el cuello del vampiro, como si fuera el lugar al que siempre ha pertenecido.

Entonces, Sung Kyu lo besa. Al principio con dulzura, como si aún dudara, como si cada roce de sus labios buscara su permiso. Pero pronto la ternura se transforma en lujuria, cruda y antigua, esa necesidad que lleva años ardiendo dentro de él. Una sed que nació desde la primera vez que estuvieron juntos y que, a pesar del tiempo, no ha hecho más que intensificarse.

Ahora lo sabe: lo que siente Woo Hyun por él es real. No es resultado de su poder, no es una ilusión inducida por la naturaleza vampírica que alguna vez temió usar en su contra. Es amor. Puro y consciente.

Y eso, precisamente eso, es lo que termina de quebrar las defensas que tanto tiempo lo mantuvieron alejado. Sung Kyu ya no huye de lo que siente. Ya no lucha contra la oscuridad dentro de él, porque ha comprendido que amar no lo debilita: lo fortalece.

La tortura interna ha cesado. Ha dejado de esconderse detrás de siglos de culpa, y por primera vez, se permite desear sin límites. En este instante, sólo hay un pensamiento que pulsa con fuerza en su mente: Woo Hyun. El humano que ama más que a nadie, incluso más de lo que alguna vez creyó que lo haría.

El joven interrumpe el beso con una sonrisa que mezcla picardía y ternura. Lo empuja con suavidad de vuelta a la silla. Sung Kyu lo mira con expectación, y Woo Hyun se sienta a horcajadas sobre sus piernas, fundiéndose de nuevo en un abrazo que lo envuelve por completo. Las manos del vampiro se aferran a sus caderas como si no quisiera soltarlo nunca más.

Lo besa otra vez, con hambre. Luego recorre su mandíbula con la lengua, bajando hasta su cuello, aspirando es inconfundible y embelesedor perfume que lo ha hechizado desde siempre. Es ese aroma lo que despierta en él los deseos más primitivos, los que habitan en lo más profundo de su ser.

Woo Hyun desabrocha la camisa del vampiro con calma, con devoción, como si cada botón fuera parte de un ritual íntimo. Su boca traza un camino por su pecho, hasta detenerse en los pezones endurecidos por la excitación. Sung Kyu gime bajo su tacto, dejando escapar un sonido que es puro instinto lleno de lujuria. No hay resistencia en su cuerpo, solo entrega absoluta.

Sangre | GyuWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora