Aurora

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—¿Hace casi mil años que nos conocimos? —inquiere el joven, aún incrédulo de las palabras que le ha dicho el vampiro.

—La reencarnación existe, Woo Hyun. Sobre todo, si moriste antes de cumplir tus propósitos. Tu alma renacerá para terminar lo que dejaste pendiente en tus vidas pasadas —expone Sung Kyu, demasiado convincente como para que el muchacho siga dudando de ello.

—Entonces, ¿de verdad quise matarte hace tanto tiempo? —pregunta, congojado. El sólo pensar en esa posibilidad le revuelve el estómago y le hace temblar de impotencia. Así como lo hizo el verse tan indefenso frente a Hee Chul cuando lo tomó del cuello y estuvo a punto de matarlo.

—Sí. Pero las cosas cambiaron mucho entre nosotros después de ese invierno. Incluso ya no me buscabas para querer asesinarme, sino para charlar. La vida de los cazadores era muy complicada. Los aislaban de sus familias, les prohibían relacionarse con las personas, incluso los castigaban si descubrían que tenían alguna relación amorosa. No había cabida para distracciones en esa época, donde la muerte era la maestra de cada humano, y cada vampiro, que quería sobrevivir.

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Verano, año 1015 d. C.


Bajo la luna llena, Sung Kyu se desnudó y entró al cristalino lago para tomar un baño. Aún en medio de las crueles batallas entre los humanos y los vampiros, se permitió esconderse y disfrutar, sólo por un par de minutos, de una paz y tranquilidad que tal vez nunca más podría experimentar en el futuro.

El vampiro se sumergió y se pasó las manos por el cabello, llevando más agua hacia sus brazos para empaparlos y deshacerse de la tierra y el sudor que había acumulado durante algunos días. No demoró mucho más en salir, aunque sí en tomar de nuevo su ropa, pues estaba sucia y rota. Mentalmente rio con ironía, recordando que algo como eso era despreciable para los de su especie.

Suspiró con melancolía y también rememoró que, por varios días, algunos cazadores lo estuvieron persiguiendo sin descanso, pero, esa noche, le perdieron el rastro. Sin embargo, Nam Woo Hyun se había hecho experto en encontrarlo, y aquello lo llenó de una extraña satisfacción.

—Tuviste una gran oportunidad para asesinarme, ¿por qué no lo hiciste? —mencionó Sung Kyu en voz alta, y el cazador decidió bajar del árbol donde se escondía. El vampiro lo había notado desde que decidió entrar al agua, pero esperó, interesado en el actuar de Woo Hyun.

Deteniéndose a un par de metros del vampiro, el joven cazador continuó siendo precavido ante la posible atracción 'involuntaria' que Sung Kyu pudiera ejercer sobre él, aunque, tantos años de perseguirle, parecía que al fin le habían afectado, pues no fue capaz de resistir el verlo desnudarse.

—Creí que había una tregua entre tú y yo —dijo Woo Hyun, intentando sonar casual, no obstante, con sus grandes habilidades, Sung Kyu era capaz de percibir el nerviosismo y el acelerado ritmo cardiaco del cazador, pero aquello no le parecía que era debido a que quisiera empezar una batalla, sino porque, su presencia lo alteraba.

Sung Kyu sonrió con socarronería y caminó hacia Woo Hyun, esperando que no quisiera alejarse.

—¿Tregua? ¿Así le llamas a espiarme? No necesitabas esconderte para mirarme. Hubieras entrado conmigo al agua, si eso era lo que querías.

Woo Hyun bufó en tono bajo, pero no pudo evitar que aquella idea lo estremeciera, incluso se sonrojó debido a las extrañas imágenes que de pronto se formaron en su cabeza. Ya nada podría borrar el recuerdo de la piel blanca y cuerpo casi perfecto de Sung Kyu de su mente. El cazador tragó saliva con dureza y le dio la espalda.

Sangre | GyuWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora