—¿Entonces... ahora soy un vampiro? —pregunta Sung Jong a Sung Yeol mientras ambos descienden del lujoso auto, cuyas puertas se cierran con un suave clic.
Una mezcla de incredulidad y euforia recorre el cuerpo del joven reportero. Su corazón, aunque ya no late con la fuerza de un humano, parece agitarse dentro de su pecho por la creciente expectativa. Todo lo que lo rodea ha cambiado, y aunque el miedo está presente, lo embriaga una chispeante y casi enloquecedora emoción.
—¿Aún lo dudas? —responde Sung Yeol, alzando una ceja con divertida ironía.
Sung Jong se limita a sonreírle con timidez, pero una expresión traviesa empieza a bailar en sus labios, antes de guiarlo hacia su austero departamento. Sung Yeol lo sigue enseguida, lanzando una mirada crítica al viejo edificio y frunciendo el ceño al ver que Sung Jong se dirige a las escaleras en lugar del elevador.
—No funciona —aclara el más joven con ligereza, encogiéndose de hombros como si fuera un detalle sin importancia.
Sung Yeol rueda los ojos, exasperado, y va de nuevo tras él.
Ambos suben hasta el segundo piso, sus pasos resuenan en el apagado angosto pasillo. Al llegar al fondo, Sung Jong se detiene frente a una desgastada puerta de madera, introduce la llave con rapidez y ambos entran. En el interior, Sung Yeol se deja caer con desenfado y una sutil elegancia en el pequeño sofá mientras Sung Jong cierra la puerta.
—Sung Kyu dijo que me explicarías todo —empieza Sung Jong antes de sentarse en el suelo frente al otro vampiro con una innegable expresión que mezcla la ansiedad y la esperanza.
Sung Yeol asiente lentamente y apoya los codos sobre las rodillas, inclinándose hacia él con una mirada intensa que lo penetra por completo.
—Así es. Pero lo primero que debes saber es que, cuando estabas a punto de morir en aquel lugar, Sung Kyu te llevó a su casa y te salvó. Te dio unas gotas de su sangre para convertirte en vampiro. Por eso estás aquí. Estás vivo, pero ya no eres humano. Y ahora, le perteneces.
Las palabras de Sung Yeol caen como piedras pesadas sobre el pecho de Sung Jong. Una imagen se materializa con fuerza en su mente: la de Sung Kyu, con sus hipnóticos ojos carmesí, su rostro tallado con precisión inhumana, su piel de terciopelo y sus labios capaces de arrancarle el aliento. Una súbita y desconcertante atracción lo invade de nuevo. ¿Cómo puede alguien causar esa reacción con tan solo ser nombrado?
—¿Por qué...? —susurra con la voz temblorosa, bajando la mirada—. ¿Por qué me salvó? Mi vida es patética, ¿sabes? Habría sido mejor dejarme morir...
Sus palabras están cargadas de un dolor tan crudo que incluso su voz se quiebra. Pero antes de que pueda decir algo más, Sung Yeol lo toma bruscamente del cabello, obligándolo a alzar el rostro. Sus ojos se encuentran con los del vampiro, en los que arde una chispa de enfado y una sonrisa torcida que delata un poco de burla.
—Yo también pensaba lo mismo cuando me convirtió. Créeme, mi vida era aún más patética que la tuya. Me sentía un completo inútil; un desastre sin sentido. Pero después de mil años de permanecer al lado de Sung Kyu, no cambiaría esto por nada. Esto es lo mejor que pudo pasarte; te lo puedo asegurar. Solo necesitas acostumbrarte... y no meterte en problemas, claro.
Tras su duro mensaje, Sung Yeol suelta su agarre y se recuesta contra el respaldo del sofá. Sung Jong traga saliva con dificultad, respirando hondo para calmar el temblor que aún recorre su cuerpo.
—¡¿Mil años?! ¿Has estado con él todo ese tiempo? ¿Y por qué pareces tener mi edad?
Sung Yeol deja escapar una risa ligera y lo mira con cierta ternura.

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Sangre | GyuWoo
Fiksi PenggemarSung Kyu es un vampiro solitario que siempre estuvo en contra de lastimar a los humanos. Huyó después de la última batalla en la que fue exterminado el Clan Lee y se ha mantenido oculto durante mil años, esperando el día en que el ilegítimo líder de...