Una lágrima se desliza por el rostro amoratado de Woo Hyun. Tiembla, pero aún así, una maltrecha sonrisa curva sus agrietados labios. Sus ojos, llenos de dolor y resolución, se clavan en los de Jong Wan. En ese instante, no hay miedo, sólo la amarga satisfacción de haber llegado hasta el final.
—Mal... dito... —musita Jong Wan, con la voz quebrada por la sorpresa y la furia, justo antes de retirar sus garras ensangrentadas del cuerpo del cazador.
Y entonces cae. El vampiro mayor se desploma de espaldas entre las rocas, como si todo el peso de su historia, de sus crímenes, de su tiranía, lo arrastrara al abismo. Oscuro e infinito.
Sung Kyu, desde su lugar en el suelo, abre los ojos con asombro y espanto cuando ve la espada negra caer de nuevo al suelo, sucia, manchada, pero victoriosa. Apenas puede respirar al comprender lo que acaba de pasar.
Con un último aliento de fuerza, Woo Hyun movió la espada sólo unos centímetros. No la clavó por completo. No hizo falta. Bastó una herida, una ligera rasgadura en la piel del pecho de Jong Wan, para que la hoja cumpliera su propósito.
Woo Hyun también cae. Su cuerpo exhausto se derrumba sobre la tierra, pero en su mirada brilla una chispa de triunfo. Con la respiración entrecortada, contempla cómo, en cuestión de segundos, el cuerpo de Jong Wan comienza a arder desde adentro. Su piel se torna opaca, endurecida como carbón, y pronto se agrieta, multiplicándose hasta que todo él se convierte en polvo. Las cenizas del líder del Clan se esparcen sobre la tierra, arrastradas por el viento de la madrugada.
Sung Kyu suelta un suspiro tembloroso. Durante tanto tiempo ha deseado este momento, y ahora lo está presenciando, se siente irreal. Inalcanzable. Casi teme parpadear y que todo se trate de un sueño.
—Lo hiciste... —musita el vampiro, y su voz tiembla con la emoción acumulada—. Nos has salvado.
Empieza a arrastrarse por el suelo, con cada movimiento acompañado de punzadas lacerantes en todo su cuerpo. Pero no le importa. Tiene que llegar hasta Woo Hyun.
Cuando finalmente lo alcanza, los ojos del cazador lo buscan con dificultad, aunque aún reflejan calidez.
—Todos... lo hicimos —susurra, casi sin aliento. Las lágrimas de Sung Kyu brotan sin contención, cayendo sobre su pecho ensangrentado—. Y... ya no tendrás que... seguir huyendo...
Woo Hyun escupe más sangre. Sus labios se tiñen de rojo, y su respiración se vuelve más débil. Aun así, lucha por mantenerse consciente. Tiene algo más que decir. Algo que necesita que Sung Kyu escuche antes de que todo acabe.
—Te amo... —dice, y aunque su voz se rompe, las palabras llegan con toda la fuerza del mundo, mientras intenta levantar una mano para tocarlo.
Sung Kyu aprieta los ojos, con el alma desgarrándosele por dentro. Se acerca más, hasta que su rostro está a centímetros del de Woo Hyun. El cazador lo mira con una ternura desesperada cuando sus dedos alcanzan a rozarle la mejilla.
—Yo también te amo —responde Sung Kyu con la voz rota, pero firme—. Y por eso... no puedo dejarte morir.
Entonces, sin pensarlo más, se muerde los labios con fuerza hasta que la sangre comienza a brotar. Rojiza. Caliente. Llena de poder.
Lo mira a los ojos, suplicando perdón por lo que está a punto de hacer. Perdón por su letal egoísmo, por querer retenerlo sin preguntarle, por no dejarlo partir. Pero es que no puede. No así.
El vampiro lo besa con urgencia, con amor desesperado, mezclando su sangre con la saliva. Woo Hyun, aún consciente, la traga sin comprender del todo, pero confiando. Siempre ha confiado en él.

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Sangre | GyuWoo
FanficSung Kyu es un vampiro solitario que siempre estuvo en contra de lastimar a los humanos. Huyó después de la última batalla en la que fue exterminado el Clan Lee y se ha mantenido oculto durante mil años, esperando el día en que el ilegítimo líder de...