Invierno, año 1015 d.C.
En la profundidad del espeso bosque del norte, Sung Kyu se había refugiado. Desde hacía años vivía en una pequeña cabaña, alejada de todo contacto humano; un exilio autoimpuesto tras siglos de heridas invisibles. Sin embargo, había una única persona en la que confiaba lo suficiente como para revelar la ubicación de aquel escondite: Woo Hyun. Y eso, en su mundo, era tanto como entregarle su corazón desnudo, aun si eso significaba exponerse a la vulnerabilidad o a la muerte.
Sung Kyu se frotó las manos con gesto mecánico, y echó unos leños más al fuego. Aunque su condición lo protegía de muchas cosas, no era inmune al frío cruel que reinaba en ese rincón del mundo. El invierno parecía ensañarse con él cada noche, como si el bosque supiera que no se alimentaba desde hacía meses. Había renunciado incluso a la sangre de los animales que habitaban en el bosque, en una silenciosa penitencia que solo él comprendía.
Fue entonces cuando pensó en él.
Un leve rechinido en la puerta lo sobresaltó, y su pulso, por costumbre, se aceleró antes de que el alivio y una sonrisa satisfecha asomaran en su rostro. Lo había sentido venir.
—Temo que has perdido un poco tus modales —murmuró Sung Kyu sin moverse, como si cada palabra estuviera tejida con calma y cariño. Sabía perfectamente quién era.
—Creí que ya no necesitaba tocar para poder entrar —respondió Woo Hyun mientras atoraba la puerta tras de sí, con paso seguro.
Sung Kyu giró el rostro y suspiró profundamente, liberando el aire que llevaba horas conteniendo. Woo Hyun se había sentado a su lado, frente a la chimenea, y su presencia parecía llenar todo el espacio con una calidez imposible de describir.
—¿A qué debo el honor de tu visita? —preguntó el vampiro, y deseó en silencio que el joven acortara aún más la distancia entre ellos.
Woo Hyun le sonrió con suavidad, y sin pensarlo mucho, apoyó su hombro contra el del vampiro, en un gesto tan íntimo que hizo temblar por dentro a Sung Kyu.
—¿No puedo venir sólo a saludar?
—Sí, aunque... tal vez sea peligroso.
—Lo sé. Pero quería contarte lo que he estado haciendo. Eres el único con el que puedo hablar sin sentirme juzgado.
—¿Y qué hay de tu compañero?
—¿Ki Bum? Oh, no. Él y yo no nos llevamos muy bien. En realidad... creo que me odia —suspiró con resignación, sin apartar la vista del fuego—. Tú eres mi único amigo.
Sung Kyu bajó los ojos, y su voz se volvió un susurro cargado de una emoción que trató de ocultar.
—¿Eso es lo que soy para ti? ¿Un amigo?
La mirada que Woo Hyun le dedicó entonces fue distinta. Tenía un brillo especial, uno que hablaba de deseos callados y anhelos que se habían estado gestando en silencio.
—Sí... aunque... —hizo una pausa, y sus mejillas se tiñeron de un sonrojo evidente— podríamos ser algo más, si tú quisieras.
Sung Kyu sintió cómo algo en su interior se quebraba con dulzura. Una certeza, tan antigua como su existencia, se acomodó en su pecho. Sabía exactamente a qué se refería. Porque era lo mismo que él había estado evitando pensar... hasta ahora.
—¿Qué es lo que quieres, Woo Hyun? —susurró, inclinándose apenas, buscando leer en sus ojos la verdad completa.
—¿No está lo suficientemente claro para ti?

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Sangre | GyuWoo
FanfictionSung Kyu es un vampiro solitario que siempre estuvo en contra de lastimar a los humanos. Huyó después de la última batalla en la que fue exterminado el Clan Lee y se ha mantenido oculto durante mil años, esperando el día en que el ilegítimo líder de...