La ardua tarea que tiene Sung Yeol de vigilar a Woo Hyun, termina cuando el muchacho regresa a casa sano y salvo.
Este día tampoco hubo nada extraño, aunque la misma presencia de la que le habló Sung Kyu, estuvo poniéndole alerta a cada minuto, incluso haciéndole dudar de su capacidad para sentir a otros vampiros. No obstante, sabe que están ahí, pero que sólo se convertirán en un problema si Woo Hyun se ve amenazado.
Cuando aparece la luna, se encamina al departamento de Sung Jong para continuar con el entrenamiento, pero, al llegar, encuentra al joven tirado en el piso, inmóvil. Frunce el ceño y se le acerca con cautela, notando de inmediato que su piel tiene un tono azulado, y que sus labios están amoratados. Sung Yeol abre más los ojos por la impresión y lo toma entre sus brazos con rapidez para ponerlo en la cama. Inesperadamente, Sung Jong lo sorprende cuando lo sujeta de la camisa mientras exhala un leve jadeo.
—S-Sung Yeol... por favor... ayúdame... —le ruega, abriendo los ojos, y al otro vampiro empieza a preocuparle que el brillo de sus pupilas esté desapareciendo.
—No puedo. Tienes que soportarlo solo. Estás en las últimas horas y...
—¡Por favor! —lo interrumpe.
Y la súplica de Sung Jong remueve sus entrañas. Sung Yeol no quiere perderlo de nuevo, pero está muriendo. Tal vez no es tan fuerte como creía.
—Está bien, pero quizá no te guste lo que te haré.
—¡Haz lo que sea! ¡P-por favor!
La desesperación y el sufrimiento de Sung Jong terminan por convencerle, así que Sung Yeol comienza a desnudarle sin que oponga resistencia. Lo toma de nuevo entre sus brazos y lo lleva hasta el baño para dejarlo en el piso de la regadera, bajo el tibio chorro de agua. Se inclina un poco y levanta el mentón de Sung Jong con dos dedos; observando con inquietud que está temblando porque su temperatura es muy baja, y Sung Yeol sabe que, si su corazón se detiene, ya nada podrá revivirlo, ni siquiera la sangre de Sung Kyu.
—¿Recuerdas lo que te dije sobre el esclavo de sangre?
Sung Jong asiente mientras su cuerpo continúa temblando.
—L-lo recuerdo... a-aunque, no creo que... este sea el momento p-para otra lección.
Sung Yeol sonríe y pasa sus largos dedos entre las hebras doradas de Sung Jong.
—Lo sé, pero es la última lección que te daré.
Entonces, Sung Yeol se pone de pie y comienza a quitarse la ropa. El menor lo mira y sus ojos se hacen más grandes antes de que un poco de calor empiece a aglomerarse en su vientre. Luego, el mayor se le acerca otra vez, sosteniéndolo del torso para sentarlo a horcajadas sobre sus piernas. Sung Jong le rodea la cintura con las suyas y un color rosado cubre sus mejillas.
—¿Q-qué haces?
—¿Quieres que te ayude?
—Sí.
—Entonces, déjame mostrarte cómo hacer de un humano tu esclavo de sangre, y con esto también tendrás más fuerza para soportar.
Sin decir otra cosa, Sung Yeol lo sujeta por el cuello y lo besa; Sung Jong aprieta los ojos y le encaja las uñas en los brazos, aunque, se deja hacer, porque no importa lo que digan de los vampiros y su gran habilidad sanadora, la muerte también es parte de su naturaleza, y el joven reportero se ha dado cuenta de que aún no quiere abandonar este mundo.
Sung Yeol lo besa con ansiedad, con un sentimiento que se asemeja a la lujuria, algo que aún es desconocido para el menor, pero que está dispuesto a aceptar porque su corazón se acelera y le da más fuerza. Sung Jong está muy excitado; su erección crece más y su abdomen bajo empieza a dolerle, pero es un dolor que le gusta; es un dolor que hace que su cuerpo comience a calentarse y disfrutar lo que Sung Yeol le hace. No sabe por qué, pero hay algo tan familiar en él que le hace sentir protegido. El otro vampiro le acaricia la espalda y Sung Jong se estremece. Lo sujeta de las mejillas y clava sus profundos ojos violeta en los suyos.
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Sangre | GyuWoo
Fiksi PenggemarSung Kyu es un vampiro solitario que siempre estuvo en contra de lastimar a los humanos. Huyó después de la última batalla en la que fue exterminado el Clan Lee y se ha mantenido oculto durante mil años, esperando el día en que el ilegítimo líder de...