Capítulo 17

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ANTAR:

Flint notó la atmosfera pesada entre Layla y yo. No había querido contarle lo sucedido ni la razón de su enojo. Cuando Layla subió al barco este apartó la vista, no queriendo mirarla y apretó la mandíbula con fuerza.

Layla llamó a su halcón, la miré retirarse de reojo, pero cuando habló y comenzó a bajar no pude resistir. Me adelanté a rápidas zancadas y tomé a Layla por la muñeca. Esta casi se suelta del susto y la levanté hasta ponerla de vuelta sobre cubierta. No solté su mano, la jalé hacia mi y la rodeé con los brazos, la punta del garfio en su cintura, con algo de presión pero sin hacer daño, nuestros cuerpos pegados y aún sosteniéndola de la muñeca.

En algún momento el halcón voló, pues volaba sobre ellos, decidiendo como debería actuar, dependiendo de la reacción de la ladrona.

-Una explicación, antes de dejarte ir con otro hombre, dame una explicación- le dije al oído, con el dolor frío en la voz, anhelando averiguar el por qué de la huida de mi amor.

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LAYLA:

Me asusté cuando sentí que el capitán me agarraba de la muñeca y me devolvía a cubierta. Esperaba que me dejase ir como solo a una mujer más, por eso me sorprendí.

No pude reaccionar cuando me acercó a él, aún agarrando mi muñeca, la cuál parecía no tener intenciones de soltar. Quise apartarme un poco, pero recordé el garfio que recién se había puesto, y no lo intenté.

Bufé algo confusa a la pregunta de Antar... Yo no era como él, yo no saltaba de hombre en hombre, como si fueran simples objetos. Pero pude notar la precaución en su voz, y me decidí a contestar. A mi manera.

-Te vi salir de la torre, Antar, se lo que hiciste -él me miró confuso.- ¡Vamos!, ¡mírate! Es obvio lo que hiciste dentro... Seguro que lo disfrutaste.

Agaché la cabeza antes de seguir hablando.

-Después de verte en aquel tejado, salí corriendo sin ver a dónde iba -expliqué.- Un hombre del mercado comenzó a seguirme, hasta arrinconarme en un callejón sin salida.

Le miré a los ojos por un segundo, recordando el miedo que pasé en ese momento. Recordando cada segundo, mostrando algo de temor.

-Si Aiden no me hubiera salvado... Sabes lo que ese hombre hubiera hecho -continué.- Él me salvó. Y yo lo utilicé como venganza. Quería vengarme de ti, pero no pude, porque no es a él a quien quiero.

Como una joven estúpida, dejé derramar unas lágrimas, ocultando por un momento mi rostro en el pecho de Antar. Olvidándome de su tradición, y de que Flint continuaba observando.

-Aunque quisiera, no podría traicionarte, y mucho menos irme con otro hombre -susurré.- Solo quería pasar un rato sola.

Todavía sin alzar la mirada, esperé su respuesta, negativa o positiva, no me importaba mientras dijese algo.

-Lo siento -dije apenas audible.

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ANTAR:

"Así que al final no hizo nada", pensé con un poco de alivio, pero, ¿a que se refería con eso de la torre? Ella estaba ahí, pero no podía haber visto lo que sucedio. Pensé en las heridas de garras y sonreí levemente sin querer.

-Estúpida ladrona- murmuré tiernamente- No te formes ideas tontas.

Layla me miró interrogante, era mi turno de explicar lo sucedido en la torre, pero confiaba en que una imagen fuera mejor que explicaciones sin sentido, así que retiré el garfio, sintiéndome tonto por haberlo usado contra ella. Sin soltar su mano la guié hacia el camarote, ella se puso rígida pero yo estaba firme y la llevé hasta allá.

Piratas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora