LAYLA:
Sentí los brazos de Antar rodearme. Sonreí y me limpié las lágrimas, aunque aún otro sollozo se escapó de mi boca. Quise decirle que la culpa tampoco era suya, ni mucho menos. Él intentaba protegerme, al igual que yo cuando... Hice eso.
No pude evitar soltar una risita al escuchar "nuestro hijo". Sí, nos aceptaba, a los dos, e íbamos a ser una buena familia.
Oí unos pasos acercarse, y no pude evitar reaccionar, aunque sentí como Antar me seguía abrazando, al igual que yo a él. Pude reconocer la voz del hombre como el padre de Antar. Escuché lo que dijo, sin saber a lo que se refería exactamente. No había acabado de entender cómo se manejaba la familia de ambos hombres. Sin embargo, fuera lo que fuese, Antar había dejado claro que no le haría caso, que me amaba. Aun así, la pregunta con la que continuó el rey de los piratas no pudo evitar sorprenderme. Pensé que era una broma, o al menos que no iba en serio.
Vi en los ojos de Antar la decisión, y sonreí feliz ante sus palabras, ¡claro que quería!
-Sí, te acepto.
Sentí un escalofrío al notar cómo me ponía la cadena de oro que Nave había parecido traerle. Estuve a punto de preguntar sobre el significado de sus últimas palabras, pero decidí dejarlo para más tarde.
Acaricié el guardapelo para luego dejarlo caer sobre mi pecho. Llevé una de mis manos a mi vientre, acariciándolo con suavidad. Por un momento le lancé una mirada de odio al capitán del barco; ese hombre no me había caído bien, desde el primer segundo que lo vi, nada mas llegar a cubierta.
Tomé la mano de Antar, y la apreté.
-¿Celebraremos otra fiesta por esto?-pregunté en broma.
En parte, lo que menos deseaba en ese momento, era beber ron o cualquier otro tipo de alcohol. Pero, por otra parte, temía que si me mostraba diferente, pudieran hacerle algo al bebé.
-¿Podríamos... Ir a buscar los cadáveres?-susurré lo mas bajo que pude a Antar.
Podía estar asustada, sí. Pero Antar estaba conmigo, y juntos protegeríamos al bebé. Desde entonces y para siempre. Lo sabía.
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ANTAR:Antar puso su mano en el hombro de Layla y dio un suave apretón como respuesta. También consideraba que eso era lo más correcto, pero no podía mostrar esa clase de sentimientos hacia los muertos frente a su padre, después de todo para él serían solo cadáveres.
- Tal vez... Sería un honor que el rey pirata oficiara la ceremonia, si me haces el favor me gustaría que nos casaras una vez termine la limpieza del puerto -dijo el capitán Falcon con falsa devoción por su padre- Por ahora me gustaría volver a mi barco, tengo asuntos pendientes.
Antar atrajo a Layla hacia si, como indicando algo a su padre. Este los miró ofendido y con algo de desagrado por haber volteado su conversación.
- Sería un honor -dijo solamente, y se giró digno haciendo una seña de despedida algo hosca.
Antar sonrió retador a espaldas de su padre, soltó a Layla y la miró con cariño y algo de tristeza. Luego sonrió complacido y tomó a Nave. El halcón blanco agitó las alas para mantenerse en su muñeca con una pata, pues no podía apoyar la otra en el garfio.
- Trae el barco -indicó. Esta partió con un chillido, hacia el mar- El nuevo navegante te caerá mejor que el último, basta recordarle que está casado para que deje de mirar a las mujeres. Pero claro, tú también estarás casada dentro de poco.
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